Salou y los municipios de la Costa Dorada nos echan de menos
Alrededor de 5.000 familias aragonesas tienen su segunda residencia en la costa de Tarragona, pero no han podido visitarlas debido a las limitaciones de movilidad por la COVID-19

Salou nos añora. En una Semana Santa sin pandemia por COVID-19 sería complicado pasear por este enclave tarraconense sin coincidir con aragoneses. Sin embargo, en la actualidad lo complejo es encontrarlos, debido a las limitaciones de movilidad establecidas por Sanidad para combatir la expansión del coronavirus, que impiden la circulación entre comunidades autónomas. Alrededor de 5.000 familias aragonesas tienen su segunda residencia en la Costa Dorada, pero no pueden visitarla durante estas fechas por el cierre perimetral de la Comunidad. Por segundo año consecutivo, el coronavirus ha privado a miles de aragoneses del disfrute de la playa y el mar, y la economía local lo nota.
Los comerciantes y hosteleros de la localidad costera aseguran que se deja sentir la ausencia de turistas procedentes de Aragón, y señalan una caída de las ventas, debido a que en estas fechas los aragoneses suponen el 80% de su clientela. "A esta playa se le suele llamar la playa de los 'maños', pero ahora no hay nadie", cuentan los camareros de uno de los chiringuitos a pie de playa.
Una situación similar se puede encontrar también en los comercios, que han contabilizado un descenso en su facturación. "Se ha notado, pero esperamos que a principios de julio empecemos mejor la temporada", indican desde uno de los comercios de la localidad.
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