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EN ZARAGOZA

Más de 150 entidades reparten alimentos y alivian las consecuencias de la crisis

La Asociación Civitas de Las Fuentes ayudaba a 300 familias antes de la pandemia, ahora da servicio a 1.600. "Estoy sin trabajo, tengo dos niños pequeños y necesito alimentarlos", dice Kimberly, una de las afectadas

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Los lotes que se entregan a las familias constan de alimentos, pero también productos de higiene
icono foto Los lotes que se entregan a las familias constan de alimentos, pero también productos de higiene

El Banco de Alimentos de Zaragoza se ha convertido en un salvavidas para miles de personas que sufren la pandemia de la COVID-19. Actualmente atienden a alrededor de 27.000 afectados y lo hacen repartiendo productos a 150 entidades, elemento clave en la distribución de estas ayudas. Asociaciones, ONGs, entidades sin ánimo de lucro y comedores sociales que se ocupan en Zaragoza de que miles de personas tengan lo más básico para comer. Una de ellas es la Asociación Cívitas de Las Fuentes, donde han pasado de atender a 300 familias, antes de la crisis, a dar servicio a unas 1.600. Un equipo de Aragón Radio ha visitado esta organización y la Iglesia de San Juan de los Panetes, para conocer de primera mano su trabajo.

"He tenido que llamar a la puerta de la asociación para pedir alimentos. Estoy sin trabajo, tengo dos niños pequeños y necesito alimentarlos", afirma Kimberly, de 34 años, que perdió su trabajo de camarera durante la pandemia y ha acudido por primera vez a la Asociación Cívitas.

En apenas dos días, más de 120 familias asisten este centro para recoger todo tipo de productos: verduras, fruta, yogures, pollo, salmón... pero también lotes del hogar e higiene personal.

Juan Garzón es uno de los voluntarios que colabora con Cívitas. "Ofrecemos una ayuda mutua, nosotros colaboramos y también recibimos algunos alimentos", explica Garzón, que llegó a través de la parroquia Cristo Rey tras aterrizar hace 17 meses de Colombia.

"Merece la pena solo por ver la satisfacción de la gente"

Su compañero Reynaldo Alfonso reconoce que "disfrutamos con lo que hacemos, nos encanta. Solo con ver la satisfacción de la gente, merece la pena", desgrana Alfonso, opositor al Gobierno venezolano que tuvo que huir a escondidas de su país hace dos años.

La parte digital de la organización recae sobre Ángela Altamirano, que perdió su trabajo como camarera como consecuencia de la pandemia. "Ha sido muy difícil, nos quedamos parados tras la pandemia", reconoce.

Agustín Moral también ha dedicado su vida a la hostelería. Tras 40 años como camarero, a sus 63 se encarga de repartir desayunos en tres colegios del barrio Las Fuentes. "Mucha gente de la que no está concienciada podría venir y ver qué hacemos aquí", afirma.

La responsable de recibir a las personas que llegan por primera vez a Cívitas es Teresa, que forma parte de la Asociación Las Aguadoras de Las Fuentes. Su función consiste en recoger certificados y realizar entrevistas a los que precisan este servicio. "Cada día viene más gente, estamos saturados", concluye.

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