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EN HUESCA Y TERUEL

Las temperaturas anómalas de este invierno aceleran la aparición de la procesionaria y la mosca negra

Pinares en Huesca y Teruel muestran ya afecciones por la proliferación de bolsones de orugas, que está adelantando su ciclo vital debido a la ausencia de frío

TERESA P. ALBERO /
Pino afectado por un bolsón de procesionaria. / Canva
icono foto Pino afectado por un bolsón de procesionaria. / Canva

Los pinares de las zonas de Arguis, en Huesca, y del entorno de Cedrillas, en Teruel, son ejemplos de la proliferación de bolsones de procesionaria. Un hecho que no tendría mayor recorrido si no fuera porque es enero y el aumento de su población ya está generando problemas en los pinos. "Se nota que está cambiando el color de los árboles. Están perdiendo el color verde y están amarronados", confirma el alcalde de la localidad turolense, José Luis López. 

El último boletín Fitosanitario Forestal de Aragón, correspondiente al mes de enero, confirma la presencia de orugas urticantes en la Comunidad.

La masa forestal que rodea el puerto Cabigordo, cercano a Cedrillas, está sufriendo ya los estragos de este insecto, que está provocando graves defoliaciones en la flora. "Hay una zona bastante amplia y bastante afectada, mucho más que otros años", apunta López, quien está en contacto con técnicos de Medio Ambiente para decidir cuál es el mejor tratamiento para reducir y frenar la población de la procesionaria

"Otros años no hemos necesitado de ningún tratamiento porque era menor la afección y el clima frío cumplía su función", asegura el alcalde.

Una situación que está directamente relacionada con las temperaturas anómalas de este invierno. En la provincia de Teruel, por ejemplo, diciembre fue un mes extremadamente cálido. Se registraron 8 grados de media, lo que supone de 3,6 grados por encima de la media.  En Zaragoza y Huesca, la anomalía fue algo menor, del 2,2 grados en el primer caso, y de 2,3 en el segundo, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Con todo esto, diciembre de 2022 se sitúa como el segundo más cálido tras el de 1989 desde que hay registros. En esa ocasión, la anomalía fue de 2,7 grados.

Otras especies afectadas por el invierno cálido

Pero el de la procesionaria no es un caso aislado. El calor inusual para el mes de enero está haciendo que muchos insectos vean modificado su ciclo vital

Oruga procesionaria. / Canva

"Como no hay frío intenso, los animales tienen una temperatura exterior más alta y eso acelera su metabolismo -las bajas temperaturas reducen su vitalidad-, haciendo que sean más precoces a la hora de seguir con su ciclo", explica el catedrático de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza, Javier Lucientes.

La mosca negra, que afecta a los animales, y el mosquito también están notando el cambio en la climatología. "Son animales de sangre fría y su actividad depende de la temperatura ambiente. No son capaces de generar temperatura interna para mantener un metabolismo constante", indica el experto. 

Otro ejemplo claro de cómo la temperatura está afectando a la naturaleza se puede ver a simple vista. Basta con dar un paseo por el centro de Zaragoza, por ejemplo, para notar que las hojas de los árboles están empezando a caer ahora y no hace dos meses, como habría sido habitual con temperaturas propias de la época del año.

Esos cambios hacen que la actividad de los insectos se produzca mucho antes de lo que sería natural en su ciclo de vida. "En el caso de la mosca negra, en febrero, quizá podamos ver el primer pico con problemas en los animales de granja", ha augurado Lucientes. 

La proliferación de insectos también afecta a las mascotas. Es el caso de Zaragoza, donde el Ayuntamiento puso en marcha la pasada primavera una campaña de desinsectación preventiva de zonas verdes para luchar contra las garrapatas. El objetivo era de rebajar la incidencia de casos relacionados con esta especie, cuya picadura suele ser inofensiva, aunque puede ser vector de transmisión de distintas enfermedades.