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NIEVE Y CLIMA

La sequía y las altas temperaturas aceleran el deshielo hasta dos meses en Aragón

Los glaciares del Pirineo pierden cada año el 6,2% de su superficie, lo que propicia su desaparición y merma las reservas hídricas

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El deshielo se adelanta casi dos meses.

La sequía y las altas temperaturas de este mes de abril han acelerado un deshielo que está ya casi terminado, cuando lo normal es que sea en el mes de junio. Una situación que, a tenor de los datos, tiende a consolidarse: en solo una década, los 24 glaciares que quedan en el Pirineo, con una superficie de 229 hectáreas, han registrado una pérdida media del 23,2% de su superficie, lo que supone un 6,2% cada año. Su espesor también ha mermado un 6,3%. 

El deshielo de los glaciares ha sido una constante desde el siglo XX, pero el cambio de las condiciones climáticas de los últimos años ha acelerado dramáticamente este proceso, debido al aumento de la temperatura, las nieves más tempranas y las precipitaciones en forma de lluvia en las cimas pirenaicas, en detrimento del manto blanco.

Esos cambios también se ven en los ibones, que se crean con la desaparición de los glaciares. Un ejemplo es que ha surgido recientemente con el deshielo del glaciar del Aneto. Es tan reciente que todavía no tiene nombre, aunque algunos ya lo conocen como 'Lago Innominato'. El retroceso de la nieve perpetua ha hecho que este glaciar, de 60.000 años, haya perdido el 20% de su superficie en los últimos nueve años. 

Las reservas hídricas son un 50% más bajas de lo habitual

Los cambios climáticos en el Pirineo tienen que ver con el más y con el menos. Concretamente con las temperaturas más altas, que originan un deshielo más temprano, y con menos precipitaciones, especialmente en forma de nieve debido al calor. Lo que se traduce en unas reservas hídricas cada vez más críticas, que ya están un 50% más bajas de lo habitual.

"Esa reserva, que podíamos ir usando paulatinamente porque se espaciaba en el tiempo el periodo de deshielo, ahora ocurre de manera más abrupta, genera problemas de disponibilidad hídrica", explica Juan Terrádez, técnico del Observatorio Pirenáico del Cambio Climático. 

Normalmente, el deshielo finaliza en junio, pero este año está cerca de concluir en el mes de abril. Eso, sumado al estado de los embalses, puede dar muchas pistas de cuál será la reserva hídrica durante el verano.

Este mes de abril ha sido de extremos en Aragón, tanto por sequía como por calor. Y que se ha notado también en las cimas del Pirineo, que bate récords en cuanto a temperaturas: un 30% más altas que la media europea. Algo que explica, señala Terradez, la alta demanda hídrica: "La atmósfera, al estar más caliente, necesariamente implica un déficit hídrico cada vez mayor que va a afectar a los ecosistemas, a los bosques, a las reservas y a cualquier elemento del Pirineo que necesite agua".

Las predicciones son variadas, pero lo que no se puede rebatir es que, desde 1960, las precipitaciones han disminuido un 2,8% y las temperaturas han aumentado 1,8 grados. El escenario más pesimista habla de veranos donde se alcanzarán los 50 grados en la alta montaña.

El río Arba de Luesia, en situación de alerta

Una muestra de la actual situación es el caudal del río Arba de Luesia. A su paso por esta localidad de las altas Cinco Villas este domingo registraba un caudal de 0,007 metros cúbicos por segundo. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro, actualmente este río y el Aragón, están en situación de alerta. Si no llueve en los próximos días, previsiblemente entrará en situación de emergencia e incluso en situación de excepción por la sequía. 

En este río se encuentra la poza de Pígalo, muy visitada por turistas, y su situación preocupa en la zona de cara al verano. Este puente festivo ya se han dejado ver algunos visitantes para disfrutar de su belleza natural. Quienes ya habían estado en otras ocasiones, advertían de que había poca agua en comparación con otros años en la misma época: "Este año se nota que ha llovido menos y bueno, tanto el río, el pozo, como las fuentes que hay por aquí alrededor, que baja poquita agua", indica un turista a las cámaras de Aragón TV.  Otro visitante reconoce que "ahora hay un poco menos. Llovió hace poco y corre algo de agua, pero ha hay poca".

En la otra cara de la moneda, el embalse del Arquillo, en Teruel, se encuentra al 70% de su capacidad. En todo Aragón es uno de los que mayor reserva tiene en proporción a su aforo, con 17,3 hectómetros cúbicos de agua. Se utiliza principalmente para el agua de boca, también para el riego pero cada vez en menor medida. Cada año se necesitan entre tres y cuatro hectómetros para abastecer ese consumo de agua de boca. No obstante, es un embalse pequeño con 21 hectómetros cúbicos de capacidad, lo que hace que se llene y vacíe con facilidad. Por ello, desde las autoridades se insiste en hacer un uso responsable del agua a pesar de la actual situación.

 

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