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INCIDENCIA COVID

Los contagios no cesan y los expertos no ven todavía el pico

Epidemiólogos y profesionales sanitarios alertan: "Lo peor está por llegar", en una situación donde centros de salud y hospitales se encuentran "al límite"

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Imagen de un test de antígenos con resultado negativo. Foto: EP.

La séptima ola de coronavirus no cesa en Aragón, que ha notificado este lunes 3.117 nuevos contagios producidos en las últimas 24 horas. Esta cifra representa la mitad de positivos contabilizados el pasado viernes, cuando se superaron los 6.000 casos. Sin embargo, la curva de contagios está disparada con una incidencia acumulada a siete días de 2.320 casos por cada 100.000 habitantes.

Si la comparamos con la de hace un año, en plena tercera ola, la incidencia era elevada pero se encontraba lejos de los números que se dan ahora, ya que se contabilizaban alrededor de 600 casos por cada 100.000 habitantes, es decir, el cuádruple de contagios. Entre las localidades con mayor volumen de contagios se encuentra Ejea de los Caballeros, en la provincia de Zaragoza, que ha registrado 99 positivos este lunes y la zona de salud de Univérsitas, en la capital aragonesa, con 113 nuevos contagiados. 

"Hay muchas PCR pendientes de resultados. De la semana pasada tenemos más de 400, en las que, posiblemente haya muchas positivas. La situación está fuera de control. El equipo y el centro están hundidos", afirma tajante la coordinadora de Enfermería del centro de salud de Ejea, María Caudevilla. Los expertos alertan que esta incidencia no da muestras de bajar todavía. "Todavía nos queda por ver lo que pasa la próxima semana. Aún queda Reyes, que sigue reuniendo a los familiares", explica el epidemiólogo Nacho de Blas. 

La eclosión de miles de positivos diarios presiona a la Atención hospitalaria, donde hace un mes 340 pacientes COVID permanecían ingresados en planta y otras 48 en UCI. En cambio, este lunes, son más de 53 en estado crítico y 439 en planta. "Lo peor está por llegar", alerta la médico del Hospital Royo Villanova de Zaragoza, Susana Martínez. 

Por este motivo, realizan un llamamiento. "Por favor, si tiene síntomas quédese en casa. No se junte con gente, la tosa es un síntoma, un poco de fiebre es un síntoma...", señala Martínez. Aragón se sitúa junto a País Vasco, Navarra y Cataluña entre las comunidades autónomas que más están sufriendo la presión de esta séptima ola. 

La enfermería, saturada

"Estamos saturados completamente. No podemos seguir así, es imposible", explica Pilar Mainar, responsable de Enfermería del centro de Salud San José Norte, en Zaragoza. Mainar lleva 37 años trabajando como enfermera y dice que jamás se había visto en una situación como esta, en la que se encuentran "al límite". En este centro de salud han llegado a realizar 900 pruebas PCR al día en las últimas semanas, además de proseguir con la campaña de vacunación. "Por otro lado, seguimos atendiendo nuestras consultas, extracciones, curas, atención a domicilios", apunta. 

Este colapso también afecta al medio rural, donde en centros de salud como el de Luna se encuentran tres enfermeras para 13 poblaciones. "Es físicamente imposible. Estamos perdiendo la esencia de la enfermería. Muchas compañeras ya se han ido y otras se lo están planteando", reconoce Mónica Claudia, coordinadora del centro de salud de Luna. 

Por otro lado, la bolsa de trabajo está a cero. No hay más personal de enfermería ni para refuerzo ni para cubrir las bajas, por eso, las soluciones pasan por que otros profesionales asuman las tareas administrativas. "Muchas veces, las enfermeras nos encontramos con que estamos repartiendo volantes en la fila, a ver si en el listado aparece la persona que acude", indica la presidenta del colegio de Enfermería de Zaragoza, Teresa Tolosana. 

Sanidad publicará esta semana la resolución para que los sanitarios jubilados menores de 70 años puedan entrar en las bolsas de trabajo, aunque algunos ya se han ofrecido como voluntarios. "Dispongo de horas para venir a echar una mano. Hay mucha gente que se va de los centros de salud llorando, porque se dan cuenta de que no llegan a todo", cuenta Alicia Marzo, enfermera prejubilada que se ha ofrecido para trabajar como refuerzo.