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CULTURA

La Ruta del Bakalao y sus referentes en Aragón casi tres décadas después

El Equinox de Illlueca o la discoteca Florida 135 de Fraga instauraron en Aragón la cultura del baile. En Almudévar de Huesca la Coliseum sigue presente

ARAGÓN NOTICIAS /
Ruta del Bakalao
icono foto Ruta del Bakalao

A finales de los ochenta y durante la primera mitad de los años noventa, la llamada "Ruta del Bakalao" iniciada en Valencia, se extendió por toda España. Fueron años de experimentación musical y de desenfreno. Ahora, más de tres décadas después, este fenómeno social se recuerda en forma de documentales, libros y una serie de ficción. En Aragón también se instauró la cultura del baile. A día de hoy, en lugares como Almudévar en Huesca, su espíritu sigue presente.

Para muchos, fueron fines de semana de carretera y fiestas interminables, para otros, un estallido de libertad y vanguardia musical, y para algunos medios de comunicación fue un movimiento autodestructivo y decadente. Es difícil encontrar un término medio cuando se habla de este movimiento. En Aragón, aunque heterogénea y dispar, también existió una particular “Ruta del Bakalao".

De Valencia con parada en Zaragoza

Antes de cambiar la c de bacalao por la k, y del éxito de la música máquina, la Valencia de finales de los ochenta fue el epicentro de la ruta. Un itinerario festivo y lugar de experimentación musical para los 'discjockeys' (DJ). Fran Santiago, o DJ Frank, pasó de ser anónimo en Valencia a convertirse en toda una leyenda en Aragón. "Tuvimos un papel muy relevante porque al final la movida se basó en que muchos de los DJ aportábamos originalidad en esa música que se ponía", comenta Santiago. Los DJ  empezaron a hacer sus propias bases. El artista aragonés Santi Rex conserva vinilos de la época. “Este disco de Micro…es una joyita”, muestra el artista.

Fue la revolución del baile. Llegó un modelo de discoteca, el valenciano, siempre controvertido y que se convirtió en referente nacional. “Se fue extendiendo y eran discotecas de playa que estaban hasta doce horas abiertas. Me hacía gracia cuando a las cuatro encendían la luz y las señoras empezaban a barrer una sala que llevaba abarrotada unas seis horas y había que retirar vasos y demás", comenta Santi Rex.

A finales de los 80 y con DJ Frank como representante del "sonido Valencia", rápidamente se corrió la voz en la noche zaragozana. “Mi primera pinchada fue en el Apotheke y fue un 'boom'. Luego entrar en KWM fue un trampolín”, comenta el DJ. La KWM , en la avenida Fernando el Católico, fue el templo del baile zaragozano y vivió un gran apogeo hasta que, tras dos cambios de nombre, el local cerró definitivamente en 2008, ya con otras propuestas musicales. “Tal como estaban las leyes en esa época, entró la Policía, hizo una redada de golpe y la sala la cerraron en dos semanas. Y ahora es una ortopedia. No he vuelto a ir, me gustaría verlo y entrar", cuenta DJ Frank. Los actuales propietarios remodelaron el local en 2016, después de ocho años cerrado. Aun así, la fascinación por la KWM sigue presente. "A día de hoy vienen muchísimas personas a preguntar y a contarnos sus recuerdos, lo que hacían", comenta Nerea Álvarez, gerente de Zaraorto, actual negocio del local que albergaba el KWM.

A finales de los 80, DJ Frank representaba el sonido de Valencia en Aragón.

Almudévar, la nueva era

La discoteca Coliseum, en Almudévar, tomó el testigo. De nuevo DJ Frank, junto a un grupo de socios, arriesgaron con esta novedosa propuesta a 50 kilómetros de la capital aragonesa. "Estábamos tan convencidos y éramos tan fieles a nuestras creencias que dijimos: 'Vamos a resistir y el tiempo dirá'. El tiempo nos dio la razón", confiesa el artista. “Nos hemos querido quitar la etiqueta de la Ruta del Bakalao pero sí que las primeras discotecas en las que cogimos referencia fueron discotecas de la ruta, pero realmente sabíamos que Zaragoza y Aragón no era Valencia y que teníamos que hacer algo diferente", aclara José Clavería, socio fundador de Coliseum.

La clave fueron las fiestas temáticas, ideadas por Pedro Aguirre, uno de los fundadores. Una fórmula que ha garantizado su supervivencia durante casi treinta años. Eso sí, sin contar con figuras del momento como Paco Pil o Chimo Bayo. "Aquí era electrónica pura y dura y un poquito de los más oscuros. A esos artistas en su esplendor ya no contábamos con ellos entonces era el regreso. Nos alegramos mucho de que hayan triunfado, pero son de nuestro palo, por así decirlo. Siempre hemos sido más ‘underground'", resalta Clavería.

Aquí también ha alcanzado su cénit el DJ y productor musical Javi Aznar. "Tardé unos tres cuatro años, y cuando ya desarrollé mi carrera como productor, lanzo algunos discos que fueron súper ventas y se pincharon en todas las discotecas. Y allí es donde me empiezan a invitar a discotecas como Scorpia o XQue", reconoce el productor musical. Todo comenzó en Illueca, a sus 11 años, cuando comenzó a interesarse por los vinilos: “Antes no había internet ni nada y pinchaban el vinilo, y allí descubrí el mundo. Siempre en ausencia de mi hermano, porque no me lo permitía".  Este joven DJ también encontró su inspiración en el “sonido Valencia” de la ruta. “Me caló completamente y me recorrí toda la ruta de discotecas siendo un chaval y lo que hacía yo era recopilar datos, información musical y emociones y trasladarlas aquí", añade.

Lugares como el Equinox de Illlueca o la discoteca Florida 135 de Fraga instauraron en Aragón la cultura del baile. También Épila vivió una época dorada con la sala Obbe. "No era sólo Zaragoza capital o Fraga, en Épila había mucha fiesta,  hasta aquí llegaba mucha gente, en ocasiones era demasiado para el tamaño que había pero venían y repetían", declara Alejandro López, gerente de Obbe Events.

DJ Javi Aznar comenzó con su pasión por los vinilos a sus 11 años.

Los trabajos de la noche

Noches y días interminables en las discotecas y salas de fiestas que también eran trabajo. Asun Cubero fue gogó durante los años 1990-1996. En la actualidad se encuentra desvinculada de la noche, pero en su momento fue una de las gogós más solicitadas a principios de los noventa. “Para mí era un trabajo, era un medio para un fin, comprarme mis cosas. Pero no repetiría nada. Me pedía a mí misma el estar siempre perfecta, cuerpo perfecto, mantener las formas y que nunca se me viera fuera de mi sitio", recuerda la bailarina.

Después del apogeo, la Ruta del Bakalao, como fenómeno musical y social, se empezó a desvanecer en la segunda mitad de los noventa. "De ser algo mágico, vanguardista y muy concreto, pasó a ser una moda y a masificarse", insiste DJ Frank. Santi Rex añade que también adquirió mala fama. “Era música pero también hay que hablar de drogas, de otro tipo de intereses aparte de la música". Por otra parte Javi Aznar incide en que el futuro se ha orientado hacia otro tipo de estilos. "Sí que es cierto que hay una generación nueva que se ha acercado a este tipo de sonidos, pero es como ir a un museo a ver historia. Pero por mucho que vuelvan los noventa, ni la industria ni la música son ya las mismas".

Y, al final, todo vuelve con sus luces y sus sombras, con sus días y sus noches, la Ruta se resiste a caer en el olvido.

Asun Cubero fue una de las gogós más solicitadas a principios de los noventa.