Publicidad

La muerte sigue siendo un tabú en una sociedad poco preparada para asumir la pérdida de un ser querido

La pérdida de ritos y costumbres que rodean la muerte dificultan el proceso de duelo, según los expertos

ARAGÓN NOTICIAS /
Los expertos advierten de que la sociedad no es educada para afrontar la pérdida de un ser querido.
icono foto Los expertos advierten de que la sociedad no es educada para afrontar la pérdida de un ser querido.

La sociedad española ha perdido numerosos ritos y costumbres en torno a la muerte, y esa es una de las razones por las que a día de hoy cuesta aún más asumir una pérdida. Según los expertos, el proceso del duelo no sería tan complejo si la sociedad naturalizara la muerte. Pero hablar de la muerte cuesta. Es un tabú que, para los especialistas, nos hace estar menos preparados a la hora de afrontar una pérdida.

Estos profesionales de la salud mental creen que la sociedad no ha sido educada de acuerdo a esta premisa, por lo que, aseguran, el proceso de duelo no está en la mente de la gente. Sin embargo, todas las personas van a pasar en un momento de su vida por la muerte de un ser querido y, por tanto, por un proceso de duelo.

Porque el duelo es la adaptación natural a una pérdida, que conlleva varias fases por las que hay que pasar. Además, insisten en que la falta de ritos y costumbres en torno a la muerte, también contribuye a no saber cómo actuar, incluso a la hora de dar el pésame: "Antes, en los pueblos, mucha gente conocerá que en las puertas se ponía una sábana o un crespón negro. O se llevaba una corbata negra, aunque llevase otra cosa", explica Eliseo Serrano, Catedrático de Historia Moderna. Ha habido una clara evolución en la vestimenta: "La gente viene arreglada, pero ya los tonos oscuros cada vez se van viendo menos", señala Julio López, responsable de servicios Tanatorio Centro. 

Naturalizar la muerte y hablarles a los menores de ella contribuye a que los procesos de duelo se digieran mejor. Los analistas coinciden en que ni el castigo que suponía antes perder a alguien ni la superficialidad de ahora son deseables, pero sí repensar cómo nuestra sociedad lidia con la muerte.