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CELEBRACIONES

La Máscara de Ateca regresa al cerro de San Blas tras la suspensión del año pasado

Decenas de vecinos se dan cita en una celebración declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La máscara de Ateca, subiendo al cerro desde donde los niños le lanzan manzanas. Al fondo, el pueblo. / Diputación de Zaragoza

Ateca ha recuperado este jueves 3 de febrero, día de San Blas, su día grande con la subida de la Máscara al cerro de San Blas tras dos años de suspensión a causa de la pandemia. 

Ataviado con el traje de arlequín y de un sable y un escudo más grande que una corbetera, el atecano Jesús Lozano, ha desfilado por segunda vez por las calles de la localidad zaragozana en una celebración declarada de interés turístico en Aragón.

El tintineo de sus cascabeles se ha ido abriendo paso entre los vítores de los vecinos y ha delatado luego su aparición en las primeras estribaciones del cerro de San Blas. Allí, desde lo alto, la Máscara ha sido recibida por una lluvia de manzanas arrojadas desde la cima tal y como marca la tradición.

Había ganas de manzanazos tras la cancelación del año pasado y quizá por eso no han faltado los llamados a detener los impetuosos lanzamientos con el arlequín a tiro de pocos metros respecto de la cima, en la que se ha dado cita un buen número de vecinos de la localidad zaragozana.  "Emocionante, rápida y muy divertida, como siembre", destacaba la Máscara con el resuello propio de su ascensión a la carrera.  

La Máscara de Ateca ha vuelto a salir después de que el año pasado tuviera que suspenderse la festividad debido a la pandemia. La celebración, declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón, empezó ya este miércoles. A diferencia de años anteriores, en los que el singular personaje centraba toda la atención durante tres actos, este año, debido a la situación sanitaria, solamente se han organizado dos: el encendido de la hoguera (en la tarde del día 2) y el de la famosa subida al cerro.

La Máscara de Ateca es una de las celebraciones populares más famosas de la provincia de Zaragoza, que pese a haberse adaptado a los nuevos tiempos apenas ha cambiado en los últimos 125 años, y que desde 1995 está declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón. Esta fiesta popular, profundamente arraigada en Ateca, se vio influida por las tensiones que se vivieron en el siglo XIX entre realistas y liberales y entre carlistas e isabelinos. Por este motivo, llegó a ser prohibida durante tres años en la Segunda República y ha tenido que suavizarse atendiendo a nuevas costumbres que se han impuesto a las propias.

El colorido personaje vuelve a ser el protagonista de las celebraciones en honor del patrón, San Blas, gracias a sus esperadas apariciones ataviado con un traje de franjas verticales rojas y amarillas, un gorro, cascabeles, un sable y una cobertera (el pequeño escudo circular que usa como protector).

Una subida al cerro a manzanazos

“Teniendo en cuenta la situación sanitaria derivada de la COVID y el número de contagios que se están registrando en la localidad, hemos decidido programar solamente dos actos (la hoguera y la subida al cerro), que se desarrollan al aire libre y en los que por supuesto deberán cumplirse todas las medidas sanitarias”, explicaba en la previa el alcalde de Ateca, Ramón Cristóbal, quien a su vez destacaba la “gran importancia” de esta celebración para los vecinos de la localidad.

“Hemos decidido suprimir el recorrido que tradicionalmente hacía la Máscara por las calles de la localidad por  ser el de más cúmulo de gente y contacto. La Máscara pasaba la corbetera por la cabeza de quienes se acercaban a ella a modo de bendición y le intentaban quitar los cascabeles, una tradición muy nuestra que, aunque nos duela, no puede tener lugar tampoco este año”, añadía Cristóbal. 

Una estampa que no siempre fue así. "Antes, en mi época de joven, la Máscara nos encorría a los muchachos y nos daba con la corbetera y un sable por las piernas, pero ahora es al revés, los niños encorren a la Máscara para quitarle los cascabeles", recordaba este jueves un vecino de Ateca en la calle.  

Los actos por el día de San Blas, patrón de Ateca, han comenzado este jueves con la celebración de la tradicional eucaristía, que luego ha dado paso a la procesión hasta la ermita y la posterior subida de la Máscara al cerro. Tras recitar unos versos ante el santo, la Máscara se ha afanado en sus zancadas por el desnivel del cerro mientras se protegía la cabeza con una corbetera más grande de lo normal. 

Tras superar la lluvia de manzanas, el arlequín ha culminado el ascenso entre el aplauso de los asistentes y ha formado un corro para cantar la canción del puente de Alcolea. 

Los orígenes del personaje

Los inicios de esta tradición son inciertos, ya que no se conservan datos escritos al respecto. Según se recoge en el libro 'Cascabeles entre bandas rojigualdas', escrito por el historiador Francisco Martínez y editado por la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza, existe la posibilidad de que la Máscara fuera un botarga, un personaje que era habitual en las fiestas populares en las que se usaban disfraces estrafalarios. Sus raíces serían muy lejanas y, ya en el siglo XV, habría sido incorporado por la Iglesia a la procesión del Corpus Christi como elemento lúdico y festivo.

Posteriormente, el botarga tendría la misión de bailar junto a los danzantes y perseguir a los vecinos para golpearles con el sable y la cobertera, pu­diendo realizar también las funciones de ‘director’ en el dance, o de bufón, una vez entrado el siglo XVII. A ese botarga de los siglos XVII y XVIII que vestía de rojo y gualda, que portaba sable y cobertera y que iba tras los niños y protegía a los mayores se le lanzarían restos de fruta y desperdicios al igual que se hacía con el antiguo Cipotegato de Tarazona.

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