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REPOBLACIÓN

La llegada de dos familias con cuatro niños devuelve la esperanza a Monforte de Moyuela

Este pueblo turolense de 45 vecinos lanzó un SOS en marzo para luchar contra la despoblación. Recibieron 900 solicitudes en 20 días. En septiembre, los ocho nuevos vecinos ya estarán instalados

C. ADÁN / L. BUENDÍA /
De izquierda a derecha: Carmen y Sebas, con Macarena; Sonia; Paula y Hugo; Ana y Sergio, con Néstor en brazos; Ana y Dani, con Aarón en el carro. / P. Delmás
icono foto De izquierda a derecha: Carmen y Sebas, con Macarena; Sonia; Paula y Hugo; Ana y Sergio, con Néstor en brazos; Ana y Dani, con Aarón en el carro. / P. Delmás

Lanzaron un SOS para luchar contra la despoblación y su doble oferta de empleo en las redes sociales fue todo un éxito: llegaron a conseguir 900 solicitudes en 20 días. El Ayuntamiento de Monforte de Moyuela intentaba repoblar así esta localidad turolense, de 74 empadronados, y con apenas 45 vecinos todo el año. La campaña consiguió cientos de candidatos -la mayoría de fuera de Aragón-, hicieron decenas de entrevistas y finalmente ya tienen dos familias con hijos dispuestas a empezar allí una nueva vida, algo que se terminará de fraguar en septiembre. 

Carmen Pérez tiene 29 años y su marido, Sebas Torres, 33. Él es natural de Chile y ella de Elda (Alicante), donde viven ahora. Pérez trabajaba como traductora y él como fisioterapeuta. Ambos son padres de tres niños de cinco años, dos y una que acaba de cumplir 12 meses. Y fue precisamente esta última, la pequeña Macarena, la razón por la que decidieron cambiar de vida y buscar una oportunidad para empezar de cero en un entorno más tranquilo. Esperan mudarse a Monforte de Moyuela a final de verano.

Su hija Macarena nació con una enfermedad rara llamada Xantogranuloma juvenil pediátrico sistémico, una dolencia con una incidencia de un caso entre 40 millones. Y ese fue el punto de inflexión. "Estábamos siempre más pendientes del trabajo y de otras cosas que no son tan importantes que de la salud o la familia. Tener trabajo es importantísimo, pero le dedicábamos más tiempo que a nuestra familia", cuenta ella. Así que dieron con el anuncio de Monforte de Moyuela por casualidad y decidieron probar suerte.

Nada más enviar el correo electrónico les contestaron y, aunque nada les unía con esta pequeña localidad turolense, Pérez cuenta que enseguida hubo algo que les enamoró: "Fue como cuando tienes un flechazo. Buscábamos esa tranquilidad. A nosotros no nos hacía falta económicamente, pero buscábamos esa parte emocional que hay en un pueblo donde todo el mundo te ayuda". 

Así que decidieron dar el paso. La mujer empezará en septiembre en el puesto de agente de desarrollo local que ofrecían en la oferta de empleo y su marido se acogerá a una prestación por enfermedad de hijo grave. Vivirán en una casa de alquiler social por un alquiler de 150 euros al mes que aún está terminando de reformar el Ayuntamiento. "En mi puesto tendré que dinamizar el pueblo. Me ha sorprendido que, para lo pequeño que es, tiene un montón de actividades. Pero además tengo muchas ideas", añade. 

El matrimonio y sus hijos se instalarán en este pueblo turolense y la pequeña Macarena continuará su tratamiento con quimioterapia entre el Hospital La Fe de Valencia, y el Miguel Servet de Zaragoza. "Nos hace falta el cariño de la gente que nos conozca en Monforte. En el edificio en el que vivimos ahora, no sabemos ni cómo se llama el vecino de enfrente", añade, al tiempo que reconoce que lo único que le da miedo es alejarse de su familia porque sus padres siempre han sido un gran apoyo. "Mi familia dice que vendrá a visitarnos cada dos semanas y nosotros no nos vamos a desligar de Elda porque allí tengo mis raíces. Los abuelos, eso sí, tendrán el corazón dividido y van a echar de menos a sus nietos", concluye. 

De Madrid a Monforte, pero con parada en Huesa del Común

La historia de Ana Maturana, aunque diferente, tiene cosas en común con la de Carmen. Ella, de 35 años, y su marido, Dani, de 37, también querían dejar la ciudad y vivir en un pueblo tranquilo. Aunque Ana es natural de Monzón (Huesca), llevaba diez años viviendo en la Comunidad de Madrid. Primero lo hicieron en la capital y luego se mudaron a Tielmes, una localidad de unos 4.000 habitantes en la que también viven los padres de Dani. 

Pero esa seguía sin ser la tranquilidad buscada para el pequeño Aarón, de 16 meses, así que vieron la oferta de empleo para gestionar el albergue municipal de Monforte y no lo dudaron: decidieron probar suerte. Ella se puso a buscar información de la localidad y enseguida vio que, gracias a un hipotético error en un verso del Cantar de Mio Cid, Monzón y Monforte tenían una conexión. Fue esa 'señal' la que necesitó para saber que este tenía que ser su nuevo destino de vida.   

Desde hace un mes viven en Huesa del Común, a 11 kilómetros de Monforte, donde él ha encontrado trabajo como alguacil. En cuanto la vivienda social en la que vivirán esté terminada, se mudarán, algo que confían que pueda ser este mismo mes. Ana, que trabajaba como teleoperadora y pidió una excedencia cuando nació su hijo, está aprovechando este tiempo para sacarse el carné de conducir porque sabe que en un pueblo tan pequeño lo va a necesitar.  

"Tanto la alcaldesa como la gente del pueblo y nosotros siempre hemos sido muy realistas. Sabemos que vamos a necesitar el coche para comprar, para ir al pediatra... Pero la naturalidad de la gente y lo campechanos que fueron cuando nos vieron con el bebé, nos animó aún más", cuenta Maturana. 

"Aunque es pequeño, en el pueblo hacen muchas actividades. Además, el precio del alquiler aquí no tiene nada que ver con lo que pagábamos en Madrid. Y las posibilidades de conciliar aquí son reales", añade, al tiempo que dice que cuando se juntaron para una primera barbacoa y unos juegos en el parque con los otros niños de la localidad, vieron que había mucha conexión entre las familias.

Objetivo: asentar población

Monforte de Moyuela está en la comarca del Jiloca, junto a Campo de Belchite y Cuencas Mineras. Cuenta con una pequeña tienda multiservicios y un bar. Como en tantas otras localidades, solo tienen servicio de médico y enfermería dos días por semana, tienen venta de pan cuatro días y ambulantes que llevan otros productos frescos. El colegio cerró hace 20 años, por eso, solo la posibilidad de ver aumentar el número de niños en las calles es para ellos muy esperanzador.

Un grupo de vecinos de Monforte, en las puertas del Ayuntamiento. / Ayuntamiento de Monforte

"Uno de los objetivos desde que entré en el Ayuntamiento en 2019 ha sido asentar población y desestacionalizar", explica la alcaldesa de la localidad, Paula Delmás. Está muy ilusionada con la llegada de estos dos matrimonios y los cuatro hijos que suman entre las dos familias, lo que, en un futuro, podría permitir abrir la escuela. De momento, tal y como asegura, trabajan en la licitación de un edificio que podría convertirse en una escuela infantil. 

Delmás es realista y no tiene miedo a que fracase su idea: "Todo el mundo no está preparado para vivir en un pueblo de estas características. A veces, la tranquilidad sobrepasa a la gente. No me da miedo que no funcione, aunque puede ocurrir. En ese caso, volveríamos a llamar a la siguiente familia de la lista". Cuenta que en el pueblo están muy ilusionados con la llegada de los nuevos vecinos y que han decidido poner un salario a quien se encargue de llevar el albergue para evitar sacarlo a licitación, algo que con el bar de la localidad no les ha salido siempre bien. Según los plazos del proyecto, antes del 8 de julio estará terminado el albergue y esperan poder ponerlo en marcha ya este mismo verano. 

En septiembre, si todo va según lo previsto, a los tres niños menores de seis años que vivían hasta ahora en Monforte de Moyuela se unirán los otros tres llegados desde Elda y Tielmas. Así, el parque y las calles del pueblo volverán a llenarse de la alegría que con sus juegos transmiten los más pequeños.