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ECONOMÍA

La economía social en Aragón, una alternativa para estabilizar el empleo y revertir la despoblación

Más de 5.000 entidades y 20.000 trabajadores sustentan la red de la economía social en Aragón, representando un 6% del PIB

ARAGÓN NOTICIAS /
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Más de 5.000 entidades y 20.000 trabajadores sustentan la red de la economía social en Aragón. Un modelo empresarial que se centra en las personas y que se ha mostrado determinante para crear empleo estable y de calidad en la zona en la que desarrollan su actividad. De ahí que desde las instituciones se haya hecho una apuesta para impulsar a este tipo de empresas, con medidas y líneas de ayuda específicas. Con todo ello, se convierte en un sector prioritario con el que pretenden combatir la despoblación y generar economías por el territorio. Solidaridad, responsabilidad y cohesión social son los principales valores de estas empresas que, además de generar arraigo en el territorio, sobrellevan las crisis económicas mejor que los modelos tradicionales.

Ana Martínez, es madre de un chico de 18 años con autismo y vive en Monzón. Tras terminar la atención temprana, a los seis años, se vio obligada a buscar alternativas por su cuenta. La solución entonces, no era otra que tener que desplazarse a cientos de kilómetros de donde vivían para poder acudir a terapia. "Yo llegué a irme hasta Tarragona para hacer terapia con caballos. Llega un momento que tienes que valorar si las horas invertidas de kilometraje, lo que ganas en la terapia, es suficiente para lo que pierdes en el desplazamiento", cuenta Martínez.

Con este fin nació en Monzón la Asociación de Autismo y Otros Trastornos (AMO) hace siete años. Las dificultades para acceder a terapias que necesitaban sus hijos les llevaron a unirse. Naiara Hernández, terapeuta ocupacional AMO, confiesa que esto surge por la necesidad "de tener actividades específicas y adaptadas a ellos. Empezaron cuatro familias y la mejor manera de ayudar fue conseguir recursos para ayudar a otras a financiar sus terapias, porque obviamente son muy caras". Ana Martínez, añade que es una ayuda necesaria: "A todas las familias nos viene bien que nos ayuden, pero igual hay algunas que no serían capaces de hacer estas terapias porque directamente no se lo podrían permitir. A los profesionales hay que pagarlos y es caro. Esta es la única asociación que te subvenciona hasta el 30% de la terapia".

Y como la suya, 50 familias son atendidas por una red formada por más de una veintena de profesionales de la zona. Así lo apunta la terapeuta ocupacional: "Desde fisios, hasta logopeda, psicólogos. Fomentar que más usuarios puedan ir con ellos y que tengan más trabajos. Intentamos también traer formación para que esos profesionales puedan especializarse cada vez más". Es el caso de Pedro Tomás Esteve que, gracias a iniciativas como esta, declara que puede desarrollar su carrera profesional como psicólogo en el medio rural: "Muchos de mis compañeros y compañeras de profesión, han tenido que irse a ciudades como Zaragoza, Madrid o Barcelona. Y para mí mismo, era impensable poder trabajar y vivir aquí. Ahora estoy en un lugar donde tengo un trabajo digno, puedo vivir en el medio rural, todos los materiales a mi disposición. Esto favorece también que pueda recomendar a personas que conozco y que sea viable también vivir aquí, en este territorio".

La Asociación de Autismo y Otros Trastornos (AMO) surgió para ayudar a las familias. Objetivo.

Aportación a la economía y a la sociedad

En Aragón, estas entidades aportan 370 millones de euros de valor añadido, que representan el 6% del PIB en Aragón. Millán Díaz Foncea, profesor de la cátedra de Economía Social de la Universidad de Zaragoza explica este auge: "Queremos entidades que se comprometan y que cumplan con los objetivos de desarrollo sostenible. Son palancas adecuadas para ello, las empresas de economía social. Si queremos ser competitivos como territorio, tener un sector de la economía social, estructurado, potente y bien financiado que permita desarrollarse adecuadamente, es muy importante".

Otro de los modelos de economía social solidaria con gran éxito es el de las empresas de inserción laboral. Mapiser, en Zaragoza, lleva 25 años promoviendo la integración y la formación de personas en situación de exclusión. "Solo contratamos a personas en riesgo de vulnerabilidad social y que en algún momento de su vida tienen dificultades para acceder a un trabajo. Las personas que entran a trabajar con nosotros no queremos que se queden toda la vida. Queremos que se queden un máximo periodo de 3 años. En ese periodo de tiempo gestionamos un sistema de competencias profesionales para que alcancen unos perfiles competitivos en el mercado laboral y los podamos acompañar a encontrar un puesto de trabajo mejor", explica Sara Perales, trabajadora social en esta entidad.

José Antonio Barranco, su jefe de producción, habla de la variedad de actividades que realizan: "Intentamos que la gente adquiera un grupo de actividades competenciales variadas. Generamos muchos beneficios. Para las personas sobre todo, asumir el derecho al trabajo". Sara Perales también habla, además, de los beneficios económicos que acaban repercutiendo en toda la sociedad: "De cada euro que se invierte, la empresa de inserción devuelve 4,08. Es un dato apabullante. Es lo que demuestra que somos rentables, sostenibles y que merecemos la pena".

Desde Valderrobres, el grupo cooperativo Arcoiris se implica en el territorio desde hace 40 años. Objetivo.

"La mejor medida para combatir la despoblación"

Un modelo que pone por delante las necesidades ciudadanas y que tiene en cuenta la diversidad del territorio. "Están presentes en todos los sectores económicos. Si nos fijamos, en la mayoría de los municipios, la mayoría de las empresas son cooperativas agroalimentarias que sirven de motor económico para toda la comarca", subraya el catedrático Díaz Foncea.

Uno de los ejemplos lo encontramos en Valderrobres, en la comarca turolense del Matarraña. El grupo cooperativo Arcoiris, lleva más de 40 años siendo un ejemplo de trabajo en equipo y de compromiso social con el territorio que lo vio nacer. A día de hoy cuentan con 600 empleados y 750 explotaciones ganaderas, estando presentes en más de 140 municipios. "Formamos parte de la economía social porque tenemos una implicación del propio territorio. Nosotros reinvertimos a nivel económico nuestros beneficios en el territorio y luego tenemos una implicación importante con la creación de empleo en el entorno rural. La unión hace la fuerza. Se trata de crear sinergias para industrializar nuestras producciones y crear empleo en este mundo rural", cuenta Juan José Molés, su director.

Tantas son las ventajas que cada vez es más la apuesta que se hace desde las instituciones. El gobierno de España invertirá hasta 2026 más de 800 millones de euros, procedentes de los fondos europeos, con el objetivo de expandir la Economía Social. De ahí, el Plan Aragonés de Impulso a la Economía Social que recoge 70 medidas concretas y una inversión de 80 millones. Una estrategia que dará respuesta a una serie de necesidades en las tres provincias y que además, tiene cuatro retos marcados: la consolidación, crecimiento e innovación; generación del sentimiento de comunidad y arraigo; y participación activa de todos los agentes.

Miguel Luis Lapeña, director general de Planificación y Desarrollo desglosa los las medidas en las que se debería de poner el foco: "Acciones concretas desde la formación, la comunicación, poner en valor el sector. Pero también, medidas de contratación pública e incentivos fiscales. Creemos que este sector es muy importante. Es una economía que trabaja por y para las personas. Personas que generan servicios para mejorar la vida de las personas. Lo más importante es que genera arraigo y compromiso para el territorio. La mejor medida para combatir la despoblación y crear economías por el territorio".

Ejemplo de que se puede ser competitivo y rentable cuidando de las personas y nuestros entornos.