La competencia asiática y los parásitos, amenazas para la apicultura aragonesa

El sector apícola aragonés afronta el futuro con el objetivo de aumentar la profesionalización del sector, combatir las amenazas sanitarias como la varroa -un tipo de ácaro- o reducir el impacto en el mercado de las mieles de importación asiática. Hoy, Día Mundial de las Abejas, la Comunidad cuenta con 1.219 explotaciones apícolas con un total de 104.082 colmenas que permiten la producción de unas 900 toneladas de miel. 

De este total de materia prima, solo el 6% está producida por profesionales del sector, lo que supone el 43% de las colmenas y una producción del 60% de la miel. La fotografía fija de la realidad apícola no ha cambiado mucho en estos últimos años puesto que, según apuntan las cifras, la tendencia se mantiene estable. En 2014, los datos reflejaban un total de 1.281 explotaciones y 103.000 colmenas, lo que se no aleja de la estadística más reciente. 

Hay indicios de relación entre abejas y hombres en nuestra Comunidad que se remontan a la Prehistoria. Hoy en día, ya entrados en el siglo XXI, la problemática es más compleja. Para David Visús, co-responsable del sector apícola del sindicato UAGA, "hay un problema, y es la división del sector". Por eso diferencia los que lo tienen como un hobby de los que lo tienen como segunda o primera actividad profesional. "Se ha regulado mirando la cifra global pero las políticas y las ayudas no están centradas en primar al apicultor profesional salvo en el caso de la Plan Apícola Nacional", ha detallado.

¿Dónde se produce miel en Aragón?

El co-responsable apícola de UAGA, subraya que a pesar de que en Aragón" hay muchas zonas de explotación agrícola, no todas tienen interés para la crianza de abejas". En este sentido, enumera zonas bajas a 300 o 400 metros de altitud como Los Monegros o Zuera, que tienen valor para la producción en primavera de miel de romero o tomillo pero cuyo clima extremo en verano dificulta el cultivo de otras variedades.



Por eso, de cara a verano y otoño, la producción requiere zonas más altas y húmedas que estén "más allá de los 700 metros" y que en Aragón es el caso de la zona del Moncayo, Prepirineo o zonas de la Ibérica de Teruel, ha expuesto. "La miel que más se produce es el romero y el tomillo aunque se ha incrementado la miel de alfalfa en los últimos años, ligado al aumento de terreno de este tipo. En el mercado la variedad de romero está mejor valorada pero la miel de alfalfa o girasol tienen una cotización mucho más baja", ha puntualizado.

La miel de "dudosa calidad" de origen asiático

Otro de los frentes abiertos que tiene el sector apícola aragonés, que es extensible al resto del país, es la competencia con otras mieles provenientes de países asiáticos como China. Tal y como relata Visús, hay un problema para retirar del circuito comercial esta miel, de "dudosa calidad" y que se vende en España a un precio por debajo del coste de producción del producto nacional. 

La forma de entrada a España es "cuestionable", según explica, ya que es una miel que se produce en China pero que se distribuye a través de otros países como Portugal o Bélgica. "Siguiendo la trazabilidad y el etiquetado llegamos a su fuente de origen: Asia", ha afirmado, para argumentar su discurso en el hecho de que Bélgica es el tercer país que más ha vendido a España pero no tiene colmenas suficientes para sustentar esa estadística. "La solución pasa por hacer análisis más exhaustivos en aduanas", asevera.

Principales amenazas: la varroa y abejaruco

Otro elemento adverso que destaca Visús tiene el foco en el área sanitaria. El ácaro conocido como varroa, una "garrapata para las abejas", es la amenaza que "más daño hace porque hace vulnerable a la colmena" y no existen productos eficaces para combatirla.

Por otra parte, los apicultores también tienen que hacer frente a la amenaza del abejaruco, un ave que, detrás de sus vistosos colores esconde un apetito instintivo hacia insectos como abejas, lo que requiere una atención especial. Preguntado sobre otras amenazas animales, Visús reconoce algún ataque puntual del oso en zonas del Pirineo pero descarta el impacto de la avispa velutina, una especie invasora de origen asiática que ha diezmado a la población de abejas en otros países.

Julio Yagüe: de profesor a apicultor y de 15 colmenas a 400 

Desde 2017, Julio Yagüe, dejó atrás su vida como profesor y decidió adentrarse profesionalmente en el mundo apícola en Ariza, municipio zaragozano de donde proviene. El sector no le era desconocido ya que su familia contaba con un reducido número de colmenas. Este joven emprendedor ha pasado de tener 15 colmenas y muchas dudas cuando comenzó a más de 400 en la actualidad y un incontable número de certezas, gracias, entre otras cosas, a las ayudas y subvenciones que existen en Aragón para ser apicultor.



En este sentido, Yagüe reconoce que Instituto de Aragón de Fomento le ha prestado "mucho apoyo formativo", a los que hay que sumar la asesoría de las oficinas comerciales agrarias o ayudas del Gobierno de Aragón como la destinada a jóvenes agricultores o la línea específica para apicultura, que en este 2021 se ha visto incrementada un 73% con respecto al año anterior llegando a los 478.000 euros. "Si quieres ser apicultor, Aragón se vuelca para que funcione, bien con contactos o bien con formación, cursos o ayudas", afirma.

En cuanto a lo más duro del oficio, Yagüe menciona a momentos de crudeza climática como la borrasca Filomena, que dejó a su municipio a -10ºC durante 15 días, provocando la muerte de muchas colmenas. Por contra, lo más gratificante es que le permite ser "dueño de su tiempo". 

También ha comentado que la especie que cría es la Apis melifera iberiensis, conocida como abeja negra ibérica, "la más común en España". Además, produce miel de romero, tomillo, encina y de montaña, un tipo de miel que solo puede ser fabricada por las abejas a cierta altura. "La más apreciada, por los lazos culturales, es la miel de romero", ha detallado.