Automoción y falta de componentes, incertidumbre absoluta
El sector muestra su preocupación por la caída de las ventas y el retraso de los nuevos modelos y reclama al Gobierno que retrase la subida del impuesto de matriculación
El sector de la automoción en Aragón aguarda con expectación las posibles novedades que pueda deparar 2022 tras un año en el que las ventas han caído un 14% a consecuencia del parón provocado por la crisis de los microchips. Una situación que lleva a los concesionarios a reclamar al Gobierno de España a retrasar la anunciada subida del impuesto de matriculación a partir del 1 de enero.
La planta de Figueruelas, en Zaragoza, que acaba de fabricar su Corsa número 11 millones, concluye un ejercicio tortuoso que comenzó ilusionante y a pleno rendimiento con la nueva bandera azul del gigante Stellantis. Apenas duró mes y medio, porque a mediados de febrero, las cadenas se vieron obligadas a parar ante la falta escasez de componentes. Al principio, con la esperanza de que fuera una situación puntual que retrasase la labor solo unas semanas. Pero la escasez coyuntural devino en una crisis profunda que supuso dejar de fabricar 600.000 vehículos y provocó el despido de 300 trabajadores, el encadenamiento de ERTES y la eliminación del turno de noche. Un panorama que no tiene pinta de mejorar en este próximo 2022, año marcado en el calendario para el anuncio de los destinos de los nuevos modelos.
Desde el comité de empresa de la compañía, su presidente, Rubén Alonso, reconoce que se vive una época "de nervios y preocupaciones". "Esta situación de los semiconductores también habrá atrasado un poco esos lanzamientos. Los modelos de línea 1 terminarían en 2023/2024 y esperemos que pronto podamos tener alguna noticia al respecto", ha confiado.
La paralización de las cadenas de montaje la han sufrido todas las marcas. Si no se fabrican coches, no se venden. Desde los concesionarios dicen que en noviembre y diciembre se ha notado un incremento de ventas. El comprador se ha decidido asumiendo retrasos de casi seis meses. Raúl Morales, director de comunicación de Faconauto, estima que existe una "bosa de pedidos" de unas 250.000 unidades, que confía se conviertan en matriculaciones en 2022.
Un año para el que contempla dos escenarios según la capacidad fabril de producción. Uno optimista, en el que se podrían llegar a hacer 960.000 unidades. "Estaría lejos todavía de las cifras del año 2019, pero eso indicaría un crecimiento del mercado". El otro es el pesimista: entre 850.000 y 900.000 unidades. "Es decir, de nuevo un parón del mercado", ha planteado. Una incertidumbre por la que piden al Gobierno que retrase el nuevo impuesto de matriculación.
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