Julia Dorado: "La igualdad no ha llegado al mundo del arte"

No le gusta la palabra "artista". A sus 81 años, Julia Dorado presume de haber sido "libre en su profesión y en su vida". Es exigente con su obra, y con quién la contempla. Asegura que entender la pintura requiere esfuerzo. Añade que la igualdad no ha llegado al mundo del arte y que algunas revisiones históricas pasarán, como las modas.

Dorado quería ser bailarina, pero su sueño no encajaba en los planes de su padre. Estudiar Bellas Artes era la llave de la libertad y la encontró en Barcelona, cuando la mayoría de edad -entonces 25 años- se lo permitió.

Explica que entonces su familia le dio la espalda: "Hacer una vida que yo consideraba que era dedicarme al arte y depender de mis criterios, suponía un coste y lo pagué, lo pagué".

Es la última sobreviviente del Grupo Zaragoza y, en su día, la única mujer. Ha sido libre a la hora de crear porque no ha vivido de la pintura. Apunta que el precio era "demasiado caro". "Vas a tener que hacer retratos, vas a tener que adular, hacer lo que queremos nosotros. Lo dijeron así de claro, pero les dije que muchas gracias, que aún podía dar clases o buscarme otro medio. Que nunca prostituiría mi trabajo", asevera.

Añade, también, que sabe que ha vendido menos por ser mujer, y cree que rescatar a las mujeres olvidadas de la pintura pasará de moda. "Ni compran ni compraban. Es mentira, en las grandes colecciones no hay mujeres; bueno o hay una a la que le compran todas, es decir, todas las organizaciones compran a una o dos, una pintura, una escultura y una fotógrafa", concluye.

Es observadora, reflexiva, crítica con su obra y con la sociedad que la rodea, imprescindible para crear y tener un lenguaje propio. Sobre el camino hacia la igualdad, concluye: "Yo no veré el final del camino, pero pelearé hasta el final y sigo pintando".