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CONSECUENCIAS PANDEMIA

Crece la coronafobia: "Hace dos años que no beso ni abrazo a mis padres por miedo al contagio"

La coronafobia puede afectar a todas las personas, con independencia de la edad, sector profesional o antecedentes

ALIZIA BEGUÉ /
Cualquier persona puede sufrir coronafobia.
icono foto Cualquier persona puede sufrir coronafobia.

"Ya no desinfecto la compra, ni hago que mis padres se cambien de ropa al venir a casa, pero dos años después, sigo desinfectando el móvil cada vez que llego a casa, me cambio de ropa y la lavo, uso gel y me lavo las manos si toco algo que creo que ha estado en contacto con el virus. No voy al cine, ni a teatros ni me relaciono con amistades...".

Laura (nombre ficticio, ya que prefiere mantenerse en el anonimato) es una joven zaragozana de 35 años que se dedica profesionalmente al sector de la administración y, como ella misma explica, no es la misma persona que era antes de la pandemia. Hace dos años que no besa ni abraza a sus padres, y reconoce que el sufrimiento por ello es muy grande. Su caso es el de alguien que padece coronafobia: el miedo extremo a ser contagiado por la COVID-19.

Laura explica que consiguió que le permitiesen teletrabajar porque debido al miedo tenía el sistema digestivo descontrolado. Ahora indica que está más tranquila, pero no puede realizar sus planes previstos: "No me atrevo a buscar otro trabajo, como tenía proyectado antes de la pandemia, por si tengo que ir presencialmente".  

El aspecto laboral no es el único de su vida que se ha visto afectado: "Lo más grave me ha ocurrido con mi pareja. Mi miedo excesivo y el control por intentar evitar el contagio (cambio de ropa al llegar a casa, uso de gel, ducha, desinfección de superficies, pruebas de antígenos, etc.) ha hecho que la relación sufriera mucho desgaste por la angustia y la ansiedad, y ha terminado por romperse". 

Laura trabaja para superar esta situación con ayuda psicológica y reconoce que ha avanzado en algunos aspectos, pero sigue luchando por salir.

La psicóloga Silvia Vidal explica que las personas que padecen esta fobia asocian el contagio de la COVID-19 con síntomas graves, ingresos en la UCI e incluso la muerte. Todo ello a pesar de estar vacunados o escuchar en los medios a sanitarios o científicos que explican que solo un porcentaje de los afectados llegan a ese extremo -porcentaje que incluso se reduce con la variante ómicron-, sin embargo no pueden evitar considerar que será a ellos a quienes les ocurra. Tanto, que su vida diaria y personal se ve afectada.

En ese sentido, Vidal explica que es complicado hacer una reestructuración cognitiva y trabajar la fobia: "Uno de los principales mecanismos para superar las fobias es la terapia de exposición. Lo ideal sería que poco a poco se fueran exponiendo a situaciones con responsabilidad y mascarilla, pero el miedo al contagio y a sus síntomas es tan alto, que es algo muy difícil para ellos". 

Comportamientos obsesivos

Quienes sufren coronafobia pueden tener comportamientos obsesivos como lavarse las manos, desinfectar superficies, lavar la ropa o realizarse muchos test diagnósticos. "Con la preocupación excesiva aparece la ansiedad: dolor en el pecho, nudo en la garganta, dolor de tripa o de cabeza... Unos síntomas que se parecen a los del virus, por lo que estas personas pueden pensar que se han infectado y la ansiedad aumenta", argumenta la psicóloga.

La profesional explica que es muy importante que quienes padecen este miedo irracional se sientan comprendidos y no se sientan solos ni juzgados. Es un miedo que no está "normalizado" y es habitual que tengan vergüenza, no quieran contarlo y piensen que son los únicos que lo sufren, pero es más común de lo que parece, asegura. Pueden existir factores de riesgo, como episodios previos de ansiedad, miedo extremo a la muerte y a las enfermedades, o falta de tolerancia a la incertidumbre. Pero cualquier persona puede desarrollar la coronafobia. Este pánico a la COVID o incluso la muerte por el virus, explica Vidal, genera ansiedad: "Tienen mucha angustia por la incertidumbre constante de si habrán contraído o no el virus". Todo ello, sumado al aislamiento al que se someten, también les lleva a la tristeza y "se puede mermar la salud tanto física como mental".

También existen casos menos graves entre personas mayores, vacunadas y sin patologías previas, pero que temen que la COVID les afecte y sean ese porcentaje de personas que van a la UCI o fallecen. "Personas que antes podían ser muy activas, practicar deporte, realizar actividades de ocio como ir al teatro, ir a clases...", añade, pero que tras la irrupción de la pandemia han limitado sus salidas. Personas que, por ejemplo, no van ni al supermercado y realizan la compra a domicilio. "Su salud mental y física se puede ver mermada, porque se dan cuenta de que tienen tanto miedo que no están viviendo y la vida se les pasa", asegura la psicóloga.

Según la encuesta 'Condiciones y de Trabajo y Salud tras un año de pandemia', del sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.), que compara resultados de los últimos dos años, la preocupación actual por contagiarse de la COVID-19 en el trabajo se sitúa en un 67%, una cifra prácticamente similar a la del año 2020 (68%) a pesar de que el porcentaje de personas que afirman haber trabajado sin las medidas de protección adecuadas se ha reducido drásticamente. Quienes más afirman trabajar sin las medidas adecuadas se corresponden con sectores como la hostelería, conductores de transporte público, personal de supermercado o tiendas de alimentación. El miedo a contagiar a personas cercanas ha descendido algo más de un 7%, y ahora está en 64,9%.

Desde CC.OO. explican que han recibido consultas a este respecto, sobre todo al inicio de la pandemia. Luis Clarimón, de la sección de Salud Laboral de CC. OO., explica que al tratarse de una fobia, se considera una enfermedad común: "Se considera una enfermedad común y hay que tratarla por el sistema público sanitario. No se considera una enfermedad profesional, a no ser que se demuestre ante un juez que viene dado por las condiciones de trabajo". 

Clarimón afirma que existen casos de personas jóvenes que están completamente aterrorizadas y no es una cuestión de absentismo laboral. "Recomendamos a las empresas que realicen una evaluación de riesgos psicosociales, con un método científico y que se tomen las medidas para solventarlo", indica el representante sindical.