De la marginalidad a todos los estratos sociales

"Ahora los jóvenes comienzan por la mano, por la cara y es increíble, lo que antes era una cosa de presos, de submundo y subcultura, ahora es cosa de gente bien, pudiente", señala Julián Arias, propietario TattooJulián. Prueba de ello es que cuatro de cada diez españoles tiene al menos un tatuaje. 

Señala que la pandemia ha marcado un antes y un después. "Hay gente muy animada que se ha echado para atrás por miedo y otra que se ha liberado. Tengo una clienta mayor de 60 años" añade Arias.

También Isabel Barcelona, tatuadora en TattooJulián señala que "muchos tatuajes marcan épocas" y es lo que cree ha pasado en este período en el que asegura que han tatuado bastante. "Hay gente que nos dice que se ha decidido en pandemia. Han venido bastantes sanitarios", añade.

Martín Marín, tatuador añade que ha salido "la gente con más ganas de tatuarse, de hacer lo que no ha hecho. Tratamos de decirles que no se lo hagan en la cara y tratamos de aconsejarles porque a veces limita".

La profesión sigue siendo un condicionante

La profesión sigue siendo un condicionante a la hora de ponerse un tatuaje. En trabajos como los que ejercen las azafatas de congresos no se pueden tener muy visibles. Arias matiza que los límites los ponemos nosotros en muchos casos: "La gente se reprime a si misma. Yo les pregunto si les han dicho que se los tienen que quitar y me dicen que no. Increíble que siga pasando esto" denuncia. 

Se hacen por razones sentimentales y también artísticas. Una de sus clientas ha decidido ponerse una mariposa con la fecha de nacimiento de su primer hijo: "Son vivencias, recuerdos, algo emocional" asegura. Para otro cliente la prioridad es ponerse algo artístico: "Desde siempre me ha gustado el arte, el grafiti y lo veo como una expresión de arte" señala, por eso, se está haciendo uno de la obra más famosa de un artista japonés.