Barbastro se transforma en un gran centro comercial por un día

La sexágesima edición de Ferma, la Feria Regional de Barbastro, ha convertido este sábado a la ciudad en un gran centro comercial, en cuyas calles y plazas están representados sectores como la agroalimentación, automoción, comercio y servicios.

El Centro de Congresos ha acogido el acto inaugural  de un certamen que la pandemia ha obligado a “reconducir”, según explicaba el alcalde de Barbastro, Fernando Torres. Que añadía que deberá convertirse en “lo que sus expositores y la sociedad demanden”.

A lo largo de sus más de seis décadas de historia, Ferma se ha mantenido como motor y escaparate de la economía local, "gracias a la capacidad de adaptación a las nuevas necesidades de expositores y visitantes", añadía la concejala de Desarrollo, Belinda Pallás.

Exposiciones y certámenes

La feria incluye la exposición ‘Geoparque Mundial Unesco Sobrarbe-Pirineos, un geoparque de montañas’. Además, en la calle Baños Árabes está situada Ferma Mobility, el espacio dedicado a la movilidad sostenible, con participación de una decena de expositores, desde concesionarios de automóviles a los de caravanas, aunque tampoco faltan otras propuestas como las bicicletas.

Además, los comercios de Barbastro han sacado sus puestos a la calle, aunque otros se han sumado desde sus establecimientos a este remate final de la temporada de verano en Ferma Stocks.

Por otro lado, la huerta de Barbastro y el Somontano y el sector agroalimentario han protagonizado Ferma Gourmet, con el espacio ‘La Despensa de Barbastro y Somontano’ y la Muestra de Frutas y Hortalizas, una doble propuesta que se ha desarrollado en la plaza Aragón y el paseo del Coso y en la plaza del Mercado.

Este último escenario se ha convertido en un gran escaparate para los mejores productos y casi una docena de hortelanos han mostrado sus mejores y más vistosas piezas.

En la Muestra de Frutas y Hortalizas, que cumple su vigésimo segunda edición, el primer premio de la categoría de pieza más espléndida ha sido para los hermanos Alfredo y Andrés Larrosa por una calabaza monumental de 82 kilos, cultivada en la huerta de Las Capuchinas.

Abel Samitier Lacoma ha recibido el galardón a la pieza más original, por su diversidad y, en especial, por su maíz de colores y el pepino de cristal.

El premio a la pieza autóctona ha sido para José Francisco Subías Raluy, al que el jurado ha reconocido el mantenimiento de la variedad del tomate cándido. Y, por último, el galardón al mejor tomate rosa ha sido para María Víctoria Martínez Pérez.