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ENSEÑANZA

De abandonar los estudios a abrir un restaurante de éxito

Sofía Sanz, copropietaria de 'Gente Rara', estudió en una de las Escuelas de Segunda Oportunidad de Zaragoza. Desde este martes, celebran su VI Encuentro Nacional en la capital aragonesa

ALIZIA BEGUÉ /
Sofía Sanz estudió en la Escuela de Hostelería TOPI y ahora es la copropietaria del restaurante Gente Rara.
icono foto Sofía Sanz estudió en la Escuela de Hostelería TOPI y ahora es la copropietaria del restaurante Gente Rara.

Sofía Sanz dejó Bachillerato porque sentía que no era su sitio. Las dificultades en los estudios le afectaron "a muchos niveles" de su vida -explica- y decidió estudiar cocina en una de la Escuelas de Segunda Oportunidad de Zaragoza, la Escuela de Hostelería TOPI. Años más tarde, en octubre de 2020, abrió con su pareja el restaurante 'Gente Rara' en la capital aragonesa, que junto con 'El Celler de Can Roca' es uno de los que más lista de espera tiene de España.

Ella pone rostro a las estadísticas de abandono de los estudios en España, uno de los países europeos a la cabeza en cuanto a tasa de abandono escolar temprano, que se sitúa en el 13,3%. La cifra es muy similar a la tasa de Aragón, del 13,1%. Para combatir este fenómeno, la Asociación de Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O), formada por 43 centros en todo el país, se reúne en el VI Encuentro Nacional que se celebra este martes y este miércoles en Zaragoza.

"Repetí tercero de la ESO, me costó, pero tenía claro que lo quería sacar. Empecé el Bachillerato con mucha ilusión pensando que sería más fácil, pero no me enteraba de nada y veía que el resto sí. En aquel momento, mi cabeza y mi madurez mental no estaba preparada", explica Sanz. "Fue un momento de crisis, me afectó mucho, mis padres me veían mal y me aconsejaron buscar otras opciones", sentencia.

Sofía Sanz contará su experiencia ante los aproximadamente 450 participantes en el encuentro de la Asociación Española de  Escuelas de Segunda Oportunidad, una entidad formada por fundaciones como Federico Ozanam, San Valero, María Auxiliadora, Rey Ardid, Fundación Picarral y TELCA, que forman a jóvenes cuando han abandonado los estudios reglados con alternativas como los Certificados de Profesionalidad. 

Zaragoza ya acogió el Congreso de las E2O en 2018.

"Nos reunirnos y ponemos el conocimiento y la experiencia en común para que todos crezcamos. Este crecimiento conjunto nos hace crecer a todos y explorar otras vías de financiación, de apoyo o relaciones con empresas", explica José María Usón, vicepresidente de la Asociación de Escuela de Segunda Oportunidad. 

Usón detalla que en esta red de escuelas cada alumno sigue un itinerario personalizado, guiado por un tutor, porque "lo que funciona para un alumno quizás no sirva para otro": "Todos los chicos estudian tres asignaturas que son Lengua, Matemáticas y Tecnologías del Mundo Digital y luego el oficio que hayan elegido, que puede ser albañilería, carpintería, cocina, soldadura, imprenta... Y después, se incluyen prácticas en empresas". 

El primer objetivo que se marcan estos centros, indica Usón, es el retorno a la enseñanza reglada porque "es la vía más potente para conseguir una buena preparación para el mundo laboral". Además del educativo, se trabajan otros aspectos que pueda necesitar el alumno: "Muchos de ellos vienen de situaciones de vulnerabilidad, como económicas o de consumos, y por eso acaban dejando de estudiar. Trabajamos para que se sientan cómodos y resolver los problemas que puedan tener alrededor. Para ello contamos con trabajadores sociales, buscamos recursos de vivienda si es necesario...", precisa el vicepresidente de la asociación.

Solo durante el curso 2020-2021, casi 8.000 jóvenes han sido formados en las 43 Escuelas de Segunda Oportunidad en España. En Aragón existen siete de ellas, seis en la capital aragonesa y una en el barrio zaragozano de Casetas. La mayoría de los alumnos (71%) son hombres y el 54% del total tienen entre 16 y 18 años. El grupo menos numeroso, con un 7%, es el de jóvenes de entre 26 y 29 años, edad límite para estudiar en ellas.

Todos han tenido una segunda oportunidad para estudiar y para desarrollarse profesionalmente. Para muchos de ellos, como a Sofía Sanz, estudiar en uno de estos centros les ha cambiado la vida. "Echo la vista atrás y me doy cuenta de lo mucho que me ayudaron -reflexiona Sanz-. En ese momento, necesitábamos otras cosas y no significaba que no fuéramos capaces de estudiar, pero no era el momento. Necesitábamos algo más vocacional y que nos inspirase".