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VIVIR CONECTADO

Esclavos del teléfono móvil: la dependencia de una sociedad 4.0

En España hay más líneas de telefonía que habitantes. Muchos de sus usuarios no pueden sentirse desconectados del mundo virtual y sufren una adicción que se conoce como nomofobia

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Imagen de un teléfono móvil con varias aplicaciones destacadas en su pantalla. / Foto: EP

Seis horas y 11 minutos es el tiempo medio que cada español pasó conectado a internet diariamente en 2021 y gran parte de ese tiempo se navegó a través de teléfonos móviles. En el país ya hay más líneas de telefonía móvil que habitantes, superando la cifra de 55 millones, según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En algunos casos, la dependencia a los dispositivos aumenta al ritmo que lo hacen estas cifras. Es la nueva esclavitud del siglo XXI, la de una sociedad a la que le costaría vivir hoy en día sin sus dispositivos móviles. 

La psicóloga aragonesa Gabriela Lardiés asegura que el uso excesivo de los móviles "puede deteriorar la vida de la persona, aumentando cada vez más la necesidad compulsiva de usar el móvil con consecuencias negativas en todos los ámbitos", asevera la experta. Apunta además, que la adicción a los teléfonos "tiene síntomas comunes con otros trastornos adictivos, como puede ser el del juego".

Resulta extraño salir de casa sin nuestro dispositivo en la mano, convertido en la práctica en una extensión del ser humano. En algunos casos es tal la dependencia, que hay personas que no pueden sentirse desconectadas del mundo virtual y son esclavas de ese dispositivo tecnológico, una adicción que se conoce como nomofobia y que, según el Instituto Psicológico Desconecta, ya padecen el 77% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años

¿Cuáles son los primeros signos de dependencia?

Según la especialista Gabriela Lardiés, "los primeros signos de adicción comienzan con la necesidad de permanecer cerca del móvil". En caso contrario, asegura la psicóloga, "aparece la ansiedad y sensaciones desagradables como palpitaciones, inquietud motora e incluso mayor irritabilidad". Esta sintomatología forma parte de lo  que se denomina nomofobia y "ha estado muy presente estos últimos meses cuando han 'caído' aplicaciones como WhatsApp, sorprendiendo a quien no era consciente  de sufrir esa dependencia", recalca Lardiés. 

Otra de las señales, explica, es cuando aumenta la vigilancia excesiva: "Mirar el móvil se convierte en una conducta compulsiva, una imperiosa necesidad de control sobre el dispositivo, así como comprobar mensajes, notificaciones, correo...". También, dice Lardiés, "se comienza a usar el móvil en situaciones inapropiadas, cuando paseamos por la calle, en el coche, en comidas, durante reuniones... Con el consiguiente perjuicio e incluso peligro físico".

El abuso del teléfono móvil nos lleva a perder en alguna ocasión el sentido del tiempo, dejando de lado tareas importantes, lo que "acabará afectando al rendimiento laboral y académico, así como van aumentando problemas de atención y concentración". Conforme la adicción crece, "comienza a provocar problemas de sueño, de comunicación en la pareja y la familia y, a su vez", creciendo también otros problemas como puede ser "la dependencia emocional, hipocondría o juego 'online' con dinero", añade Lardiés.

Consejos para hacer un uso saludable del móvil

Las personas que empiezan a manifestar una dependencia del dispositivo móvil pueden seguir una serie de pautas para hacer un uso saludable de su teléfono. "Podemos comenzar poniendo cuanto antes ciertas limitaciones, también con nuestros hijos e hijas", apunta la experta, que aconseja "limitar el tiempo de uso, no utilizar el móvil como despertador y sacarlo de la habitación, no solamente durante la noche sino también en el caso de estudiantes fuera del horario de estudio". Según destaca la psicóloga, "es imposible generar atención y buena concentración con el móvil en ese espacio".

Otros de los consejos para utilizar mejor el móvil es silenciar notificaciones a partir de una hora fijada, no usar el móvil en comidas ni reuniones sociales ni cuando se está delante del televisor. "Nos hemos acostumbrado a hacer varias cosas a la vez y el móvil siempre está de protagonista", apunta Lardiés, que dice que sería preferible "evitar ir con el dispositivo al servicio y, una hora antes de dormir, apagarlo".

Cuando se está con la pareja, los hijos e hijas o los amigos, debe tenerse fuera de la vista el móvil. "Tenemos que centrarnos en una buena comunicación y escucha activa", comenta. "Disfrutar de las cosas que vivimos sin necesidad de hacer la foto de rigor o subir lo que he comido o visto a las redes y lo más importante como adultos es servir de ejemplo", son otros de los apuntes que hace la psicóloga, que señala que se pierden muchas cosas al hacer un uso excesivo del teléfono.

Una dependencia que se esconde detrás de otros problemas

Pese a que hay signos evidentes para detectar estas dependencias lo cierto es que, muy pocas veces van a la consulta buscando ayuda por tener una adicción con el móvil, recalca Lardiés. "Lo tratamos dentro de otros problemas como puede ser superar una ruptura de pareja, dependencia emocional, hipocondría, trastornos en el sueño, adolescentes con problemas de atención y concentración, incluso cuando trabajamos técnicas de estudio donde muchas veces la adicción al móvil es un problema añadido que dificulta el rendimiento académico", añade la psicóloga.

"En el móvil tenemos toda nuestra vida, las relaciones sociales, seguimos a nuestros ídolos, vemos videos, leemos las noticias, ligamos, lo usamos cada vez más, y el móvil y sobre todo internet es adictivo en sí mismo", argumenta Lardiés.

"El problema fundamental que yo veo es la falta de consciencia sobre esto. Hemos hecho tan imprescindible el móvil en nuestras vidas que, como tenemos la 'droga' o las dosis a diario, no tenemos esa consciencia que se necesita para solucionarlo", asegura la experta, quien concluye diciendo que buscar ayuda cuando se necesita, "es fundamental".