"Cuando hay acoso escolar, estamos fallando todos los adultos"

El problema del acoso escolar requiere su detección temprana mediante la observación y la escucha activa de los padres, una formación adecuada del profesorado y la empatía de los observadores para no quedarse pasivos ante la agresión. Son tres de las pinceladas que ha ofrecido este jueves la psicóloga infantil Alejandra Requero en el programa Buenos Días de Aragón Televisión en el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el ciberacoso. 

Para anticiparse al agravamiento de la situación, Reguero ha destacado la importancia de que los padres hagan un ejercicio de escucha “de calidad”. “El adulto tiende a banalizar la situación porque resulta difícil aceptar que están abusando de tu hijo, pero debemos ponernos a su altura y creerles y para generar un clima de confianza debemos comenzar contándoles nuestras cosas”, ha recomendado. 

En ese “lapso de tiempo vital”, Reguero ha animado encarecidamente a los padres a observar posibles “cambios drásticos” en el comportamiento de sus hijos. “Si está triste, ansioso, si rechaza contar lo que le pasa, si ya no cuenta con quién juega, si presenta trastornos alimenticios, del sueño, si se niega a ir a clase o se pone malo muchas veces”, ha enumerado.  

En caso contrario, habrá que contar con que la víctima tarde en compartir su estado y que el agresor se crezca. “Piensan que con el tiempo pasará, pero no se pasa, sino que va en aumento, el agresor y su acoso se hacen más fuertes y más pequeñito se hace el agredido”, ha explicado. 

La psicóloga no olvida el papel esencial de los centros escolares. “Es verdad que hay colegios donde se ha tapado y que el protocolo no se ha activado tantas veces como agresiones ha habido, pero no podemos generalizar. Tenemos un protocolo y un teléfono del Gobierno de Aragón y la cifra de casos está descendiendo, pero se necesita más formación para los profesores, los padres y los alumnos”. Sobre estos últimos ha considerado fundamental cultivar la “empatía” y los valores para resolver los conflictos de una manera “sana” y no ser “observadores pasivos”.  

“Un trabajo duro”

La psicóloga ha alertado de la necesidad de que los adultos y los padres “cuiden” lo que sus hijos consumen en internet ante la “banalización” de la violencia que se transmite en las series, los vídeos de retos en las redes sociales y los videojuegos. Por eso ha estimado estar ante un trabajo “duro” que es responsabilidad de los mayores porque, a su juicio, “cuando hay acoso, estamos fallando todos los adultos”. 

“Los niños son nativos digitales, pero hay que enseñarles a consumir contenidos de una manera sana porque dependiendo de su edad no tienen una capacidad crítica para entender que los vídeos de faenas están preparados o no son comportamientos convenientes”, ha advertido. 

Las redes amplifican y multiplican los efectos del acoso y acaban con el “descanso” que los acosados encontraban al regresar a su casa. “El problema se maximiza porque antes la casa era el lugar de tranquilidad y de no agresión, pero ahora es un machaque continuo”, lamenta. 

Reguero también ha dedicado explicaciones al segundo integrante de la “tríada” del acoso: el acosador. “Es otra víctima que o no sabe cómo relacionarse o sufre algún tipo de estrés en el entorno familiar o entiende que esa esa la forma de relacionarse y también hay que tratarlo”, ha explicado. 

Por último, la psicóloga ha pedido incidir en la educación de los más jóvenes para implicar también en la detección temprana a los observadores pasivos, “que le ríen las gracias al acosador y le otorgan un reconocimiento que refuerza su posición”, ha apuntado.