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ECONOMÍA

Empresas familiares y centenarias: el reto de sobrevivir al paso de las generaciones

El 89% de las empresas que hay en España son empresas familiares. Pero el 70% desaparece en el paso a la segunda generación, y solo una de cada diez llega a la tercera

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Imagen de la empresa Depósitos de Cementos y Baldosas Joaquín Ochoa, que cien años después se llama Bigmat Ochoa.

Las empresas familiares representan el 89% de todas las que hay en España. En Aragón, existen 28.000 y generan el 70% del empleo, según los datos de la Asociación de Empresas Familiares. Conforman, sin duda, una parte fundamental del tejido económico, pero cuentan con una dificultad añadida, el paso de las generaciones. Hijos, nietos y biznietos de los fundadores, para los que familia y trabajo se entrelazan necesariamente.

El programa Objetivo, de Aragón TV, ha recorrido este domingo algunas de las empresas que sí lo han conseguido. Es el caso de la Librería Espallargas, que abrió sus puertas en Alcorisa (Teruel) en 1919. Y, ahí sigue, aunque en una ubicación diferente a la original, con Carmen Añón al  timón.

Nieta del fundador, ha heredado su carácter emprendedor. Y la librería ha formado parte de su vida desde el primer momento. “Yo nací aquí, detrás del mostrador, porque entonces se nacía en casa. Vino un comercial y que dejó apuntado que no había vendido nada porque, en ese momento, había nacido una niña, así que, literalmente, nací en la tienda”, relata.

Reconoce que 103 años dan para mucho, y que no solo el negocio es conocido y reconocido por los vecinos, sino que la relación es recíproca. “Aquí la gente del pueblo te dice: un juguete para mi nieto y sabes quién es y conoces sus gustos”, dice, a modo de ejemplo. “Yo creo que esa es una de las ventajas de los comercios rurales”, añade Carmen. 

El momento del relevo generacional

Apenas un 30% de las empresas familiares sobrevive al paso de la primera a la segunda generación. Y solo una de cada diez pasa con éxito la barrera de la tercera generación. ¿Y cuál es el motivo? Hay diferentes factores que lo explican, porque entran en juego la propiedad, la familia y gestión empresarial, explica Belén Alarcón, directora de asesoramiento patrimonial de Abante. 

“Es necesario hacer crecer la empresa para que siga siendo atractiva desde el punto de vista económico, en la medida en que las participaciones son más pequeñas. De lo contrario, el sentimiento de pertenencia se diluye y ahí es donde empiezan los conflictos”, asegura. 

Para alcanzar todos estos objetivos, una de las claves está en la formación. Y sobre todo, dice Alarcón, en hacer números. “Los números son muy importantes porque ayudan a racionalizar estos procesos, que son muy emocionales”, asegura esta experta.

Pero algunas empresas lo consiguen, aunque sean minoría. Tenemos un ejemplo en Bigmat Ochoa, que dirige no la tercera, sino la quinta generación. Es una moderna empresa de distribución de materiales de construcción que nació en 1920 en Monzón (Huesca) bajo el nombre ‘Depósitos de Cementos y Baldosas Joaquín Ochoa’, que ahora cuenta con instalaciones en Aragón y Cataluña y 135 trabajadores.

Su director general, Joaquín Barrabés, mira al futuro de la empresa, pero no hay que olvidar, advierte, el camino ya recorrido. “Yo creo que hay, en parte, un factor de suerte, que no es muy empresarial como concepto, pero es así. Pero también está la perseverancia, es decir, el hecho de haber superado muchas dificultades también es muy importante”, reflexiona.

Sobres esa dificultad que encuentran muchas compañías en el relevo generacional, tiene su propia opinión: "Tal vez sea un lugar común, pero parece que responde a algo muy humano: si lo tienes todo muy hecho, tiendes a relajarte".

Compaginar pasado y futuro

En Zaragoza, las hermanas María, Patricia y Marta Redondo gestionan desde 2017 Complementos Redondo, un negocio que el pasado mes de julio celebró su primer centenario. Son las biznietas del fundador y aunque siguen vendiendo paraguas y abanicos, como siempre, han añadido nuevas propuestas de bolsos, estampación de telas y joyería con una marca propia, ‘Falenas’.

Las tres tuvieron distintos recorridos vitales y estudios, pero al final, han vuelto a las raíces. “Rápidamente vimos que queríamos trabajar juntas. El vínculo ha sido siempre muy fuerte, porque aquí hemos hecho mucha vida: hemos jugado y estudiado mientras nuestros padres trabajaban", afirma Marta. 

Son solo tres ejemplos de las más 28.000 empresas familiares que hay en la Comunidad, y de las que han logrado superar con éxito no solo el paso del tiempo y de los cambios económicos y tecnológicos, sino el de las generaciones.