"Emprender en el mundo rural nos ha permitido vivir como queremos"
Chus Montañés y Chapi Cuartero componen Locura de Vida, una empresa de turismo activo ubicada en pleno corazón de la Hoya de Huesca
¿Qué nombre le pondrías a tu futura empresa? Cuando Chus Montañés y Chapi Cuartero se hicieron esa pregunta, hace más de 11 años, ambos lo tuvieron claro, y la respuesta fue: Locura de Vida. ¿Por qué? Pues, en realidad, "es una frase copiada de un grafiti que vimos en una señal de tráfico, pero era perfecto para nuestra empresa", apunta Chus. El objetivo de esta pareja de emprendedores era contagiar a sus clientes de su "locura por los deportes de aventura y la montaña" y así nació este proyecto de turismo activo ubicado en Ayerbe, en pleno corazón de la Hoya de Huesca.
El motivo para emprender, en este caso, tiene nombres y apellidos. "Akane, nuestra hija de 11 años fue lo que nos motivó para crear Locura de Vida", destaca esta vital emprendedora. "Mi embarazo nos hizo cambiar la perspectiva, en ese momento ambos estábamos sin trabajo y teníamos dos opciones: buscar nuevos empleos en la ciudad o apostar por un cambio de vida y crear nuestro proyecto", resalta Chus, que antes de tener su propio negocio trabajaba como cocinera.
Dicho y hecho, su apuesta por el mundo rural y su proyecto personal, unido a la vida que querían para su futura hija, pesó más que otra cosa y juntos comenzaron a poner los cimientos de esta empresa que ya suma más de un década de trayectoria.
¿Qué es Locura de Vida?
"No es solo una empresa, es un modo de vida", aseguran orgullosos Chus y Chapi, que ponen corazón y alma a cada una de sus actividades. Los clientes pueden encontrar un amplio abanico de posibilidades en esta iniciativa de turismo activo: barranquismo, espeleología, rutas 4x4, vías ferratas e incluso talleres de supervivencia en la montaña. Estas clases de supervivencia en familia se han convertido en uno de los mayores reclamos de la empresa. Tanto es así, que fueron galardonadas con el premio a la Mejor Experiencia Turística de Aragón en el año 2017.
Akane, la hija de Chus y Chapi, es "el perfecto conejillo de indias". Ella es la encargada de probar las actividades que diseñan sus padres, y tras su experiencia y opinión, estas actividades se moldean para adaptarlas al gusto de los más pequeños de la casa. "Tenemos muchas opciones enfocadas a las familias -dicen- porque nos gustaría que todos los niños pudieran disfrutar de la naturaleza y la aventura".
"Trabajar con la gente y especialmente con los niños, darles seguridad en la montaña y hacerla accesible para todos es una pasada"
Para Chus, ese es uno de los motivos por los que nació su empresa: "Trabajar con la gente y especialmente con los niños, darles seguridad en la montaña y hacerla accesible para todos es una pasada. Es la forma que tenemos de decirle al mundo que esto nos encanta y que queremos compartirlo", asegura, mostrando ahora la misma ilusión que tenía por su proyecto cuando se inició en 2010.
"Emprender da independencia"
Hay mucha gente que opina que emprender se 'lleva en la sangre'. En el caso de Chus podría decirse que sí. Su bisabuelo ya tenía su propia empresa de herrería, profesión que continuó su abuelo, mientras que su padre fue mecánico, pero también con su propia empresa. "A pesar de que me gusta la mecánica, no desarrollé estas labores, pero sí que soy emprendedora como ellos", añade orgullosa Chus.
Esta emprendedora, procedente de Leciñena (Zaragoza) sabe lo difícil que a veces puede resultar ver tus sueños cumplidos, pero a sus 41 años asegura que "te equivoques o no, debes tomar tus propias decisiones. Si algo valoro especialmente en mi vida es la independencia".
"No quiero ataduras. El horario me lo pongo yo respecto a mi vida, no mi vida en función de mi horario laboral"
"Emprender en el mundo rural nos ha permitido vivir", prosigue, "no quiero ataduras. El horario me lo pongo yo respecto a mi vida, no mi vida en función de mi horario laboral". "No quiero que se me entienda mal", señala la emprendedora, "tengo que ganar dinero e intento trabajar lo máximo posible, pero para mí la prioridad es, por ejemplo, poder asistir todos los años a los fines de curso de mi hija".
Además, otro de los alicientes de ser su propia jefa es según esta apasionada del medio rural "el no tener que llevar un uniforme feo o tacones". "¡Madre mía los tacones!", exclama entre risas, a lo que suma: "poder trabajar en chándal es un gustazo".
Eso sí, Chus recomienda a todo aquel que quiera iniciar una aventura semejante, que "pase una temporada grande aquí, un año por lo menos". "Antes de que alguien venga a un pueblo a emprender le animo a que venga a vivir. Hay que conocer dónde te vas a meter. Venir al pueblo y montar una empresa sin haber vivido antes aquí es empezar la casa por el tejado", destaca.
"La vida es una cuestión de prioridades y las nuestras están aquí, entre montañas, viendo crecer a nuestra hija libre y feliz y ofreciendo experiencias para que la gente disfrute y conozca mejor la naturaleza".
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