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OCIO

El último videoclub de Zaragoza se prepara para echar el cierre tras más de 30 años alquilando películas

Carlos Ramo y María Carmen Andrés montaron en 1989 este negocio de alquiler de DVD y VHS en su establecimiento ubicado en el barrio de La Almozara

MAR BURGUEÑO /
icono foto Carlos Ramo, propietario junto a su mujer María Carmen Andrés del videoclub Puerta Sancho.

Periódicos, revistas, chucherías y DVD, muchos DVD. El último videoclub de Zaragoza, ubicado en el barrio de La Almozara, planea su final tras 33 años de servicio al público reconvertido en una multitienda. Un fin de etapa -sin fecha fija todavía, pero cercana- que marca también el cierre de una era. Internet, la piratería 'online' y, finalmente, el auge de plataformas como Netflix, HBO o Disney han terminado de dar la puntilla a un negocio que se llenaba religiosamente cada fin de semana durante los años 90 y principios de los 2000. 

"El DVD ha llegado a su fin. Hace un mes y medio incorporamos la última cinta, pero ya no lo vamos a hacer más. Hemos visto que ya no renta, ni podemos cubrir ese coste, así que el año que viene iremos vendiéndolas a coleccionistas", explica Carlos Ramo, el dueño del videoclub Puerta Sancho. Pese a este cierre de etapa, Ramo solo tiene buenas palabras para describir más de tres décadas de servicio al público: "Ha sido precioso, te quedas con eso, con los recuerdos. Al final, solo nos queda agradecer a la gente del barrio estos 30 años".

Su mujer, María Carmen Andrés, y él montaron juntos este negocio en 1989, en pleno 'boom' de los videoclubs. En ese momento ya había tres negocios similares en el barrio, pero lo que no sabían era que el número iba a seguir aumentando hasta llegar a los 12. "Nos pusieron varias cadenas como Blockbuster y Drugstore que abrían hasta las dos de la mañana y vendían muchas copias. Pese a todo, siempre atendiendo con una sonrisa y con amabilidad, hemos aguantado hasta ser los únicos que quedan en el barrio", agrega Carlos. 

Su época dorada fue durante sus inicios, cuando las estanterías se quedaban vacías de la cantidad de VHS y DVD que se alquilaban. "Los viernes y los sábados se llenaba esto de amigos y familias para decidir qué iban a ver el fin de semana", recuerda. Tanto él como su mujer también realizaban recomendaciones a los clientes sobre qué ver, y eso sin ser cinéfilos. "Aprendíamos con el día a día, y a veces acertabas y otras no. Entraban y te decían, ¿tienes novedades? Y siempre intentabas que se fuesen satisfechos".

La saga de 'El Señor de los Anillos', 'La Guerra de las Galaxias', 'Gladiatoro 'Salvar al Soldado Ryan' han sido algunas de las películas más demandadas en su videoclub. Y la más cara, recuerda, fue el VHS de 'La Dama y el Vagabundo', que en aquel momento les costó 14.000 pesetas. "Que amortizamos y fue doblemente amortizada", cuenta sonriente. Su público no estaba muy interesado en el género del terror, que sí caracterizaba a videoclubes de otros barrios, y siempre intentaban estar al día de las últimas novedades de las productoras de cine. "No podías equivocarte con las compras, porque si no se alquilaba acababas perdiendo dinero, pero gracias a Dios nos fue bien", explica Carlos.

Ahora, 33 años después de su primera compra de DVD ha decidido dejar de hacerlo, y proseguir los pocos años que le quedan para la jubilación con ventas de periódicos, libros, revistas y regalos para niños, además de hacer de punto de recogida 'pick up' para pedidos 'online'. "Ha sido un orgullo aguantar hasta ahora. Hemos visto cómo los clientes que venían al principio traían a sus hijos, y después a sus nietos, al menos para que conozcan qué era un videoclub".