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ECONOMÍA

El turismo micológico tiene un impacto de 11 millones de euros en Aragón

Las asociaciones afirman que la recolección de setas es un revulsivo económico para muchos municipios

SILVIA ROMEO /
icono foto Fotografía de un robellón.

Hasta 31.000 toneladas de hongos silvestres comestibles y unos 11 millones de euros anuales. Son algunos de los datos que desprende un informe elaborado por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), cuyo objetivo es poner en valor el impacto económico del turismo micológico en la Comunidad. Las asociaciones relacionadas con esta actividad coinciden en que las setas actúan como revulsivo económico para muchos municipios y destacan que recolectar hongos es un plan cada vez más demandado por los usuarios.

"El interés va a más. Yo creo que se ha puesto de moda", afirma Juancho Garrido, presidente de la Asociación Micológica Sarllé, en Cerler. A su juicio, otoño sigue siendo la época del año que más turismo micológico mueve, aunque primavera y verano está comenzando a ganar popularidad. "La gente empieza a darse cuenta de que setas hay todo el año", apunta.

Por lo general, el turista en esta zona, dice Garrido, viene desde Valencia, Madrid y Cataluña y los hongos que más aprecian son el robellón y el boletus, porque "son grandes y llaman la atención". En su opinión, el concepto de salir al monte a recolectar setas ha cambiado mucho en los últimos años. Las redes sociales, señala, han provocado que se busque la foto: "Antes había una amistad, ahora la gente sale a escondidas y no dice dónde va", lamenta.  

En la zona del Moncayo también han detectado un incremento de interés por los hongos. El presidente de la Asociación Micológica de San Martín de Moncayo, Jesús Lamata, apunta que los turistas que más gasto hacen son los que vienen de otras comunidades, principalmente de Valencia, Castilla y León, País Vasco y Cataluña. "Hemos detectado desplazamientos del 'micoturista' de Levante, que se quedaba en Albarracín, que viene desde que tiene que pagar permisos. Lo mismo con Soria. Se nota que la afluencia crece al no estar regulado", añade. Los turistas de la capital aragonesa, por contra, no suelen pernoctar: "Van y vienen en el día".

Al contrario que en el resto de la Comunidad, el otoño no ha sido bueno en el Moncayo. Lamata explica que "las precipitaciones no han acompañado lo suficiente" y que el cierzo de esta zona no favorece la proliferación de hongos. Sin embargo, han observado un aumento de turistas "aficionados", mayores de 40 años, que se han interesado por el monte para "pasar un día entretenido y pasarlo bien", sin las aglomeraciones de la ciudad. En esta zona -además del robellón y el boletus- las setas más comunes son la macrolepiota, la seta de cardo o el champiñón.

La pandemia ha incrementado el interés por la micología

La provincia de Teruel es popularmente conocida por ser rica en recursos micológicos. El técnico del Parque Micológico de la Comunidad de Albarracín, Gonzalo Castillo, afirma que el aumento del interés por los hongos es "claro y creciente" en los últimos años. Asimismo, valora que la pandemia ha influido en que todo el mundo quiera salir al campo y se aventura a calcular que el 80% de los turistas que se desplazan hasta la Sierra de Albarracín acuden motivados por la micología.

En Bronchales, el gerente del hotel Suiza, Javier Cavero, secunda estas cifras. Estima que en temporada de berrea un 40% de sus clientes se interesan por los bramidos y un 60% por los hongos pero, en meses normales, "el 90% viene a recoger setas". En cuanto al perfil del turista micológico, ambos coinciden en que se trata personas principalmente jubiladas, con edades comprendidas entre los 50 y 70 años, y procedentes de la Comunidad Valenciana. 

En Albarracín, el aprovechamiento regulado se estableció hace siete años y abarca una superficie de 60.000 hectáreas, entre las que se pueden encontrar, principalmente, boletus, robellones, setas de cardo y colmenillas. Castilla indica que la media de ingresos anual del parque ronda los 50.000 euros en venta de permisos -de los que 27.000 se destinan al mantenimiento- y tan solo la mitad proceden de vecinos y propietarios de la zona. 

El valor ecológico de los hongos

Los hongos resultan vitales para mantener la economía de muchos municipios, pero su importancia va más allá. Según un informe del CITA, estos organismos aportan la mayor parte de la diversidad forestal, habiéndose catalogado más de 15.000 especies en Europa y más de 2.700 en Aragón. Así, resultan imprescindibles en funciones vitales para el ecosistema como la degradación de la materia orgánica o la captación de agua y nutrientes imprescindible para el 95% de las plantas vasculares.

Además, los hongos desempeñan un papel clave en el almacenamiento del carbono. Hasta el 70% de dicho carbono almacenado en los bosques boreales proviene de raíces y microorganismos asociados con las raíces.