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INVESTIGACIÓN

El pulpo Laura prueba que (casi) puede ser aceptado como animal de compañía

Un experimento en el Acuario de Zaragoza ha demostrado su inteligencia, memoria y curiosidad. Buscan la atención de sus cuidadores y acuden a su llamada

SILVIA ROMEO /
icono foto El pulpo 'Laura' en el acuario de Zaragoza.

Todos hemos escuchado alguna vez la frase 'aceptamos pulpo como animal de compañía', que quiere decir ‘admitir lo inadmisible’. Sin embargo, esta expresión está cada vez más cerca de convertirse en una realidad. El Acuario de Zaragoza ha realizado recientemente un experimento que prueba la inteligencia, memoria y curiosidad de estos invertebrados. A través del pulpo 'Laura' -nombrada así en honor a una niña asidua al recinto-, han demostrado que estos animales son capaces de resolver conflictos en base a sus experiencias y de llamar la atención de su entrenador con el único fin de hacerse de notar.

El experimento consistió en exponer a Laura a un prototipo con tubos de metacrilato y piezas de PVC en forma de H, de tal manera que únicamente había un acceso y tres opciones más de recorrido sin salida. Solo en uno de los extremos, el entrenador colocaba una despensa con comida. Así, el estudio quería observar si el animal era capaz de aprender a llegar hasta el alimento, solucionando el laberinto que suponía dicho prototipo y, al mismo tiempo, descubrir cuánto tardaba en hacerlo y memorizarlo. "Nuestra sorpresa fue ver que lo resolvió en 5 o 6 minutos", declara el director del acuario, Javier González. En tan solo dos días, Laura empezó a repetir el camino con éxito a la primera, sin error en la elección.

El ejercicio se repitió con el animal, de forma continuada, dos veces al día (mañana y tarde), durante dos meses. Y desde el acuario, apuntan que el resultado "no pudo ser más concluyente" debido al alto porcentaje de veces en las que el pulpo resolvía el laberinto correctamente. Un hecho que demuestra que los pulpos son capaces, ante un problema o situación, de elegir y de discriminar cuando tienen la opción de hacerlo en base a sus observaciones y experiencias vitales. Incluso cuando se le dejaba de ofrecer la comida durante un par de días en el prototipo, Laura era capaz de resolverlo una vez la volvían a exponer a él. 

Otro aspecto significativo del experimento es que Laura desde el primer día mostró curiosidad por el molde. Accedió a él sin temor y comenzó a investigarlo y a manipularlo. Un hecho, según los expertos, poco frecuente en los animales de un zoo o de un acuario, cuya respuesta general es asustarse y alejarse durante semanas. "Primero tienen que perder miedo al prototipo (un elemento anómalo, al que no están acostumbrados), luego familiarizarse, empezar a interaccionar con él, conocerlo y, finalmente, aprenderlo. Pero Laura pasó directamente al cuarto paso", cuenta González, quien afirma que este mismo experimento hubiera tardado "hasta meses" en ejecutarlo un pez o un mamífero

Pero la curiosidad que Laura ha demostrado en el Acuario de Zaragoza supera los límites del ensayo. Durante el experimento, los entrenadores observaron que el pulpo acudía a ellos "para jugar" y que llegaba a lanzarles agua con su sifón para empaparlos y hacerse así notar. Igualmente, se dieron cuenta de que las veces que el animal no ejecutaba correctamente el ejercicio era porque estaba "distraída" interaccionando con los visitantes. Una capacidad que, a su vez, complica el trabajo de los acuaristas: "Es divertido pero a la vez difícil. Cuando vas a hacer el mantenimiento, los peces, por ejemplo, se apartan. En el caso de los pulpos, se acercan, te cogen de la mano, te tiran agua… Tardo más en hacer mi trabajo, pero es más entretenido”, relata Pau Sendín, encargado del cuidado Laura.

El pulpo tiene tantas neuronas como un perro

El pulpo es un animal acuático invertebrado, que forma parte del filo de los moluscos. Su cuerpo es blando, no está compuesto por huesos ni conchas, y está equipado con ocho tentáculos, característica por la que también se le conoce como octópodo, y tres corazones. En apariencia, pues, es evidentemente dispar al ser humano. Sin embargo, los estudios demuestran inquietantes similitudes con los vertebrados

"Se suele decir que los pulpos tienen nueve cabezas porque tienen tantas neuronas como los perros y la mitad las tienen concentradas en un encéfalo muy desarrollado (la cabeza), pero la otra mitad las tienen distribuidas en las ocho patas. Así, cada tentáculo lo mueven de manera independiente y, a su vez, también pueden mover de manera individual las cerca de mil ventosas que hay en su cuerpo", explica Javier García.

En concreto, Laura es un pulpo de unos siete meses de vida que pesa 1,5 kilogramos y puede llegar a ocupar unos 60 centímetros. "A la gente cuando viene al acuario le llama muchísimo la atención", aprecia Sedín. En total, el Acuario de Zaragoza aloja a más de 5.000 animales de más de 350 especies distintas, y es reconocido como el mayor acuario fluvial de Europa. "Nos definimos como un centro de educación para la conservación. Nos encargamos de educar y divulgar la grandeza de los ríos del mundo, tanto a niños de cinco años como a personas de 50”, concluye García. Para ello, trabajan conjuntamente con Universidades, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza.