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EN ZARAGOZA

El 'efecto Craviotto' y la pandemia atraen cada vez a más piragüistas al río Ebro

Desde cursillos de verano hasta adhesión a los diferentes clubs, las escuelas deportivas dedicadas a este deporte acuático aseguran que han experimentado un importante aumento

RAQUEL PLOU /
Piragüistas practicando en el río Ebro. Fuente: Club Natación Helios.
icono foto Piragüistas practicando en el río Ebro. Fuente: Club Natación Helios.

El río Ebro a su paso por Zaragoza rebosa actividad. Cada vez son más los curiosos que se acercan a sus orillas para contemplar a los piragüistas que disfrutan de sus aguas y se acaban viendo atraídos por este deporte, hasta el punto de animarse a probarlo. Un 'efecto Craviotto', en referencia al popular y mediático piragüista olímpico, que llega cada vez a más personas.

La pandemia de COVID-19 ha marcado un punto de inflexión, puesto que el piragüismo se realiza al aire libre, no hay contacto entre personas y se pueden mantener las distancias de seguridad. Así, desde cursillos a verano hasta licencias para competir o adhesión a los clubs. Las escuelas deportivas reconocen haber experimentado un auge significativo. En el caso del Club Deportivo Monkayak Hiberus, ingresaron 50 nuevos socios el verano pasado –de los 170 que tiene en total– y este año se han llenado los 11 turnos que ofertaban en el cursillo de verano, con 10 personas en cada uno de ellos. La sección de piragüismo del Centro Natación Helios, por su parte, ya cuenta con 65 licencias federativas, y también ofreció el pasado mes de julio un curso de iniciación que superó las 50 personas.

“El objetivo principal es que la gente que participe tenga una visión global del piragüismo, porque este deporte es muy rico en embarcaciones y en modalidades como son las aguas tranquilas, las aguas bravas, el kayak polo –que es como waterpolo pero en piragua–, el kayak, y la canoa; es muy variado”, comenta Selma Palacín, presidenta y entrenadora del Club Deportivo Monkayak Hiberus. “Además, nosotros aquí promocionamos mucho el deporte para personas con diversidad funcional. Tenemos piraguas adaptadas y, de hecho, siempre hay un grupo de deportistas entrenando de manera continuada y compitiendo, entonces, toda persona que se quiera montar en una embarcación tiene sitio. Lo único que pedimos es saber nadar”, matiza. En cuanto a la edad, este deporte no tiene límite, aunque sí que se recomienda ser mayor de 7 años, por el peso que tienen las palas.

Piragüistas del Club Deportivo Monkayak Hiberus jugando al kayak polo.

Por otro lado, la figura del medallista olímpico Saúl Craviotto como un referente en este deporte minoritario y su participación en el programa ‘MasterChef’ está ayudando a darlo a conocer. “No obstante, falta mucho para que tuviera las cotas de popularidad y de participantes que a todos los que estamos metidos en el piragüismo nos gustaría. Pero sí que es cierto que ya ha dado un salto adelante”, declara Paco Roche, delegado de la sección de piragüismo del Club Natación Helios.

Roche también cree que el ‘boom’ de solicitudes que están experimentando para subirse a las embarcaciones es una tendencia al alza que ya venía de años atrás, cuando se reacondicionaron las orillas del río en la Expo Zaragoza 2008. Idea con la que también coincide Palacín: “Cuando empecé en el piragüismo en el año 1987 el río era un gueto. Siempre se ha dicho que en Zaragoza hemos vivido de espaldas al río. Pero desde la Expo las riberas se han mantenido y cuidado muy bien”.

“Nosotros estamos en el Puerto Fluvial de Vadorrey y no hay día en el que en torno a 20 o 30 personas nos pregunten si pueden alquilar una embarcación o si pueden hacer un cursillo. Ahora mismo, hay una visibilidad y una accesibilidad muchísimo mayor que hace unos años. La gente ve lo que hay y le atrae hacerlo”, concluye esta entrenadora.

Jóvenes de la sección de piragüismo del Club Natación Helios practicando en el río Ebro.

Aunque el río Ebro es la columna vertebral sobre la que gira su actividad, disponen de otros dos puntos en la ciudad como alternativa para todos los que quieran practicar este deporte con asiduidad –e incluso competir– y cuenten con crecidas en el río, con viento u otros fenómenos meteorológicos adversos. “Uno es el Canal Imperial de Aragón y para ello tenemos un permiso de navegación de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Otro es el Parque del Agua y contamos con permiso del Ayuntamiento de Zaragoza”, explica Selma Palacín.

Además, según el delegado de la sección de piragüismo del Club Natación Helios, “Zaragoza no es una ciudad que tenga, como otras, un pantano, un embalse, una zona buena a 25 o 30 kilómetros que te permita desplazarte con facilidad. A veces vamos a Mequinenza, pero ya está a 120 kilómetros”.