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TSUNAMI EN JAPÓN

El desastre nuclear de Fukushima cumple diez años

La sociedad japonesa lucha por superar el mayor terremoto nuclear de su historia. Los niños que vivieron el tsunami de 2011 recuerdan aquel fatídico día

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Restos de un edificio arrasado por el tsunami de 2011

El 11 de marzo de 2011, a las 14:46 horas, hora local, un gran temblor azotó la zona oriental de Japón. El terremoto, de magnitud 9,1 en la escala de Richter, se originó en la costa, en la prefectura de Tohoku, 372 kms. al noroeste de Tokio. El seísmo devastó casas, cultivos e infraestructuras, y dio lugar a un gran tsunami, con olas de hasta 9 metros de altura, que dañaron varios de los reactores nucleares de la central de Fukushima. Un desastre nuclear, del que hoy se cumplen 10 años.

Las imágenes de casas convertidas en amasijos de madera y hierro, zonas en las que la vida fue engullida por el mar, cientos de personas trabajando a destajo para frenar el gran desastre nuclear de Fukushima, que derivó en tres grandes explosiones y una catástrofe ambiental similar a la de Chernóbil (Ucrania)... Todos esos recuerdos se mantienen en la memoria colectiva del país nipón, aunque para una sociedad tan reservada como la japonesa, las catástrofes naturales forman parte del proceso de la vida, tal y como muestran los libros de texto de los colegios, fiel reflejo de la filosofía que impera en esa nación.

El tsunami marcó sus vidas

Sin embargo, para muchos japoneses no ha sido fácil asumir lo sucedido. Muchos perdieron sus casas, y también amigos y familiares a consecuencia del seísmo, sus réplicas y el tsunami. Es el caso de Nayuta, un joven de 21 años, que recuerda aquel 11 de marzo con horror. Nayuta se salvó, pero no pudo rescatar a algunos de sus compañeros de la escuela cuando fueron engullidos por 'la gran ola'.

A muchos de los que hace una década eran niños, lo sucedido les marcó su presente y su futuro. Yuto estudia Gestión de Catástrofes Naturales, una decisión motivada por el impacto que el tsunami y el terremoto tuvieron en su vida. Su hermano no pudo salvarse, pues falleció engullido por la ola cuando estaba en el colegio. 

Las de Nayuta y Yuto son dos historias marcadas por la tragedia de aquel desastre, pero no son las únicas. Miles de japoneses conviven una década después con las secuelas de un suceso, que a día de hoy, permanece latente entre la sociedad nipona. Para sanar aquellas heridas, los expertos señalan que es fundamental que los más pequeños entiendan qué es lo que ocurrió y cómo pueden hacer frente, en un futuro, a un suceso similar.

En total se confirmaron más de 22.000 muertes y desapariciones combinadas (cerca de 20.000 muertes y 2.500 personas desaparecidas). Las muertes fueron resultado del terremoto en Japón y el tsunami, así como de las condiciones de salud derivadas de la precariedad originada por el desastre.