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INVESTIGACIÓN POLICIAL

El CSI de Aragón ha resuelto todos los crímenes investigados en las últimas décadas

Las policías científica, judicial y forense forman un cuerpo de élite que trabaja de forma conjunta con huellas, armas, balas o restos biológicos para esclarecer los sucesos

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Recreación de la labor de la Policía Científica en Aragón.

Los primeros momentos en la escena de un crimen son cruciales porque también los asesinos cometen errores y dejan pruebas. Las policías científica y judicial y los forenses trabajan codo con codo en Aragón para resolver los crímenes que se cometen. Huellas, armas, balas, rastros, señales, restos biológicos como sangre o cabellos... Son algunas de las piezas clave en el trabajo del CSI de Aragón, que ha resuelto el 100% de los crímenes cometidos en la Comunidad.

El programa Objetivo, de Aragón TV, ha repasado este sábado las claves de sus investigaciones, así como su labor a pie de campo, tanto en la escena del crimen como en la mesa de autopsias. 
 

Los primeros minutos, esenciales

Las primeras patrullas que llegan al lugar de los hechos deben proteger y mantener intacto el lugar. Así lo manifiesta Vicente Erruz, inspector jefe del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón: "La injerencia de terceras personas en la escena, o cualquier perturbación, nos puede llevar a que se eliminen pruebas que en un momento dado pudieran ser fundamentales para esclarecer un crimen".

Por encima de todo, los agentes especializados evitan la contaminación de las pruebas. Todos los indicios, por pequeños que sean, pueden ser cruciales para resolver el delito. Pilar García, inspectora jefe y jefa de la Brigada de Policía Científica de Zaragoza, subraya que nunca dan nada por concluido. Y eso que el tiempo juega en su contra, ya que los delitos prescriben a los 20 años. "Pero si queda una huella anónima, si queda un perfil genético anónimo, siempre va a permanecer en base de datos para que se pueda identificar en el futuro", añade García.

Es lo que ocurrió en el conocido crimen de la Magdalena, en 2009, en el que la víctima, Luis Bernal, fue torturada y estrangulada. Once años después de archivarse el caso, los avances tecnológicos permitieron reabrirlo e identificar la huella del sospechoso aparecida en una bolsa de plástico. 

El cadáver "cuenta cosas"

Otra de las patas esenciales en una investigación criminal es el papel de los médicos forenses. Por sus manos pasan todo tipo de cadáveres, también los de las muertes violentas más complejas. Salvador Baena, médico y antropólogo forense, subraya: "Empezamos como mirándolo de lejos, tratamos de ver el entorno donde está, y poco a poco nos vamos acercando al cadáver. Y al final es ver el cadáver propiamente dicho. Y en esa inspección es la que nosotros vamos obteniendo información que vamos encajando y vamos sabiendo lo que le ha pasado a ese cadáver. El cadáver si tú le escuchas, él te cuenta las cosas".

Los forenses son capaces de determinar la fecha y la hora de la muerte de la víctima, claves para inculpar al asesino. Es lo que ocurrió en la  autopsia realizada a Vanessa Barrado, asesinada en 2012 con 26 años. Su cuerpo apareció troceado y enterrado en una chopera de la localidad zaragozana de Cadrete. Un rompecabezas en el que los forenses consiguieron que todas las piezas encajaran.

La implicación y la perfecta coordinación entre la policía y los forenses es la clave del éxito de la resolución de todos los crímenes en Aragón. Sus investigaciones atan cabos y demuestran si alguien es culpable o inocente. Del juez dependerá si un asesino entra en la cárcel o sale impune.