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El Camino de Santiago en Aragón: entre hospedaje y fuente de peregrinos

En 2021, año Xacobeo, 2.102 aragoneses alcanzaron la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela tras recorrer, al menos, los 100 últimos kilómetros que acreditan la travesía

L. B. /
Catedral de Santiago, en la plaza del Obraidoro de la capital gallega.
icono foto Catedral de Santiago, en la plaza del Obraidoro de la capital gallega.

A 1.640 metros de altitud, en el alto de Somport, comienza una ruta histórica que atraviesa los Pirineos descendiendo por el valle del Aragón. Más de 160 kilómetros de recorrido constituyen el conocido como Camino de Santiago Aragonés, que tras abandonar la Comunidad por Undués de Lerda, se funde en Puente la Reina (Navarra) con el trayecto francés hasta desembocar en Santiago de Compostela. Pero además de albergar algunas de las etapas más bellas de la travesía, Aragón también es una importante fuente de peregrinos. En 2021, año Xacobeo, 2.102 aragoneses alcanzaron la plaza del Obradoiro de la capital gallega tras recorrer, al menos, los 100 últimos kilómetros que acreditan la peregrinación a la tumba del apóstol, según los datos de la Oficina de Acogida al Peregrino.

Existen nueve rutas oficiales reconocidas por la Santa, Apostólica y Metropolitana Iglesia de Santiago de Compostela: los caminos Francés, del Norte, Primitivo, Inglés, de Fisterra-Muxia, Portugués del interior, Portugués de la costa, de Invierno y la Vía de la Plata. De ellos, el Francés es el más concurrido: en 2021 lo transitaron 98.090 peregrinos, el 54% del total de los caminantes. A él, a través del aragonés, se incorporan los procedentes de otras localizaciones mediante los caminos Castellano-Aragonés, Catalán por San Juan de la Peña, de Sant Jaume por Montserrat, Jacobeo del Ebro, de Castellón-Bajo Aragón y de Sagunto.

Las localidades que atraviesa el tramo aragonés del Camino Francés son: Somport, Candanchú, Canfranc, Villanúa, Castiello de Jaca, Jaca, Santa Cilia, Puente la Reina, Arrés, Martes, Mianos, Artieda, Ruesta y Undués de Lerda.

En Arrés, perteneciente al municipio oscense de Bailo, el albergue para peregrinos nació hace unas tres décadas gracias a las donaciones de los caminantes. De marzo a octubre, por este hospedaje pasan unos 2.000 transeúntes. "Dan mucha vida al pueblo, en el que en invierno solo viven 32 personas", explica Teresa Pérez, responsable del albergue. Divididos por quincenas, dos hospitaleros voluntarios -que es como se conoce a quienes ya han realizado el camino y dedican parte de sus vacaciones a atender a los peregrinos- se encargan de proveer a aquellos que llegan hasta la localidad de comida, descanso y cuidados. "Cambian cada 15 días y lo primero que hacemos con ellos cuando llegan es llevarlos a conocer el pueblo para que interactúen con él", señala Pérez. 

"El albergue tiene capacidad para 16 personas, pero nunca se le cierra la puerta a nadie", subraya la responsable, quien añade que no se les cobra una tarifa fija a los peregrinos por la pernocta, sino que son ellos los que eligen la cantidad con la que pagan el servicio. "Hasta aquí vienen caminantes de todos los sitios, tanto de España como del extranjero. Es un sitio muy emblemático con un carisma especial", concluye Pérez.

De aquellos que recibieron el pasado año la 'compostela', el documento que acredita la peregrinación a Santiago, 184 personas habían iniciado su andadura en Zaragoza y 73 desde otros puntos del resto de la Comunidad

Un motivo para caminar

Muchas son las motivaciones que animan a los peregrinos a realizar la travesía. Una de las más importantes es la religiosa, que este 2022, que repite como año Xacobeo debido a una decisión tomada por el Papa Francisco, movilizó a más de 500 jóvenes aragoneses -330 de Zaragoza, 155 de Huesca y 20 de Teruel- que participaron en un encuentro católico europeo que tuvo lugar del 3 al 7 de agosto en Santiago de Compostela. 

"Es la segunda vez que hago el camino. La primera fue en 2017. Este año, el recorrido ha sido similar al anterior: cinco etapas, unos 110 kilómetros, desde Ferrol hasta Santiago", explica la zaragozana Loli Luzón, una de las participantes en el evento internacional. "Como éramos tantos, en lugar de dormir en albergues, nosotros lo hacíamos en pabellones y colegios. Ha sido diferente, no un Camino de Santiago al uso", señala Luzón, quien recalca sobre la experiencia: "Todos los días conocía a gente. Me llevo un montón de caras nuevas".

Unos 500 aragoneses participaron en un encuentro de jóvenes católicos europeos en Santiago de Compostela. Fuente: Loli Luzón

"Nos levantábamos a las 6:00 horas y a las 6:30 se servía el desayuno. Después, realizábamos una oración y, a las 7:00, comenzábamos a andar, por lo que sobre las 12:00, generalmente, ya habíamos llegado a nuestro destino. La tercera etapa, desde Betanzos hasta Órdenes, fue la más dura", cuenta la joven. "Lo más difícil es llevar la mochila, por lo que recomiendo que todo el mundo cargue el peso mínimo", aconseja Luzón. 

Sarria, la salida más popular

La oscense Beatriz Areste inició el pasado septiembre su ruta junto a dos amigas desde el municipio lucense de Sarria, a 114 kilómetros de Santiago y último tramo el camino Francés del que el año pasado partieron 55.792 peregrinos, más del 31% del total de los que alcanzaron la capital gallega,. "Andábamos una media de 20-25 kilómetros al día y solíamos parar para coger algo de energía", explica.

Una de las cuestiones que más le sorprendió fue el compañerismo que encontraron en los albergues y el "buen rollo" que derrochaban los caminantes en su trasiego. "Había gente con equipos de música que animaba al resto durante todo el trayecto", indica Areste. "Además, una vez cumplida la etapa, las tardes las dedicábamos a conocer el lugar al que habíamos llegado y a disfrutar de la gastronomía local", añade.

A pesar de la lluvia que, según cuenta, acompañó a Areste y a sus amigas durante toda la última etapa, la oscense remarca: "Entramos a Santiago completamente mojadas, pero eso no le resto ni un ápice de emoción al momento". 

La oscense Beatriz Areste en su llegada a Santiago de Compostela. / Fuente: B. A.