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CAMBIOS DE CONSUMO

El 'boom' de las piscinas prefabricadas modera sus ventas a tiempos de prepandemia

Las empresas estiman que las ventas se han reducido en un 80% en un solo año, pero se mantienen a niveles de 2019. La mayoría de piscinas se instalan en núcleos próximos a las ciudades

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Piscina prefabricada instalada en una finca. / Foto: Piscinas Plaza
icono foto Piscina prefabricada instalada en una finca. / Foto: Piscinas Plaza

Las tiendas de venta e instalación de piscinas han reducido las ventas hasta en un 80% respecto a la facturación del año pasado. La apertura de fronteras y la eliminación de las restricciones para viajar están pasando factura al sector. Los clientes potenciales "tienden a gastar su dinero en viajar fuera, ya que no han podido estos dos últimos años, y dejan el tema de la piscina a un lado", argumenta Alberto Murillo, gerente de Piscinas Plaza, en Zaragoza. "Fue una locura. No dábamos abasto el pasado verano para instalarlas. Ahora se nota más calma", señala. 

Esa reducción en los pedidos se ha notado también en la venta de productos químicos para la limpieza y mantenimiento de las piscinas. "Tenemos una demanda normal, como antes de la pandemia", indica Sonia Blasco, gerente de Ferretería Aries, en Cuarte de Huerva. Una situación que dista mucho de la que vivieron el verano de 2021, cuando productos como el cloro se agotaban en días.

"No daba abasto. Además, como los envíos de materiales iban lentos y tardaban más, no llegaban los productos del almacén", incide Blasco. Unos retrasos que obligaron a la empresa a eliminar las piscinas de su catálogo. "No podemos vender algo que no sabemos si vamos a tener en stock", comenta.

"Se sigue vendiendo, pero menos que el año pasado"

Tal fue la "avalancha" de pedidos, que Murillo se vio obligado contratar a nuevos trabajadores para dar salida a la demanda. "En 2021 estábamos siete personas, repartidas en dos equipos. Este año hemos vuelto a la plantilla habitual, aunque con una persona más respecto a 2019", explica el empresario.

La mayoría de los compradores, un 90%, eran familias que buscaban tener una forma de ocio en sus casas para no tener que exponerse al contagio fuera. "Como la gente no podía viajar, o no era tan fácil, optaban por invertir su dinero en ponerse una piscina", recuerda Murillo. "Te llamaban la semana de antes de ir a instalarla para saber qué día y a qué hora irías. Los niños estaban deseosos de tener una vía de escape y un nuevo lugar de ocio", asegura.

"Se sigue vendiendo, pero mucho menos que el año pasado. Llegué a no poder dormir de tanto estrés. Nos pedían instalaciones todos los días. Ahora llevamos bien la carga de trabajo", recalca el gerente de Piscinas Plaza

A pesar de que las ventas de piscinas de poliéster se han reducido, vendedores como Alberto Murillo se muestran "contentos" con la facturación.