Publicidad
ARAGÓN

Discurso íntegro de fin de año del presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán

El presidente del Ejecutivo autonómico ha hecho balance del año que termina y ha apuntado su propuestas de futuro para la Comunidad

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El presidente aragonés, Javier Lambán, en un momento de su mensaje de fin de año. | Gobierno de Aragón

Amigas y amigos:

A pocas horas de la Noche Vieja, que este año celebraremos por fin por todo lo alto, permítanme que irrumpa en sus hogares para compartir con ustedes algunas impresiones sobre al Año Nuevo que ya llega.

Terminamos una legislatura que ha sido muy difícil para todos. La pandemia y la guerra han traído mucho dolor y muchos quebrantos y nos han obligado a emplear todas nuestras fuerzas en hacerles frente y en reparar sus destrozos. Antes de la pandemia, el sistema sanitario español empezaba a dar muestras de agotamiento, debido al incremento constante del gasto y a la falta creciente de profesionales sanitarios. La COVID lo sometió además a una tensión durísima que rompió algunas de sus costuras.

Desde que llegué al Gobierno en 2015, hemos incrementado el presupuesto de Sanidad en mil millones de euros. En 2023, lo aumentaremos un 15% más y mantendremos uno de los gastos per cápita más altos de España. Seguiremos reduciendo las listas de espera y mejorando la atención primaria. Pero hemos de ir a la raíz del problema y vamos a buscarla liderando en España una iniciativa potente que aporte una solución definitiva. 
 
En cuanto a la guerra, el pueblo ucraniano merece toda nuestra solidaridad y apoyo, empezando por los refugiados que han llegado a nuestra Comunidad. No me detendré ahora en todas las consecuencias que va a tener el conflicto. Sí en las más inmediatas y, sobre todo, en la inflación y su impacto en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, a los que ayudaremos con medidas complementarias a las que está adoptando el Gobierno de España, sin olvidar la rebaja del impuesto a las rentas medias y bajas que aprobó recientemente el Gobierno de Aragón con efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2022.
 
También hemos estado en todo momento al lado de nuestros empresarios, motor fundamental del progreso de la Comunidad, y hemos animado al diálogo social para que los trabajadores no vean comprometido su nivel de vida ni las empresas su viabilidad.

Por otra parte, hemos celebrado este año el 40º Aniversario del Estatuto de Autonomía, llegando a la conclusión unánime de que a Aragón el autogobierno le ha sentado de maravilla en todos los aspectos. 
 
Ahora bien, en mi opinión, el símbolo por excelencia de este éxito colectivo es Teruel y una de sus señales más luminosas es este aeropuerto en el que ahora nos encontramos, que impulsó en 2003 el Gobierno de Marcelino Iglesias.
 
Aquella iniciativa, que fue recibida con toda clase de improperios, ha dado lugar a un prometedor sector aeronáutico que, en el plazo de tres años, dará empleo a 2.700 personas en proyectos de alta innovación tecnológica.
 
La colaboración público-privada, con el talento de las gentes de Teruel por bandera, ha obrado el milagro y hoy esta provincia, lejos de inspirar lástima, despierta la admiración de todos cuantos la conocen.

No obstante, toda la Comunidad se ha beneficiado de la autonomía y todos y cada uno de los municipios de Zaragoza, Huesca y Teruel han dado pasos de gigante en estas cuatro décadas por el camino del bienestar y del progreso. En realidad, podemos afirmar que en estos años hemos asentado una manera de pensar y de hacer Aragón, reconocida y respetada en toda España. 
 
Hemos ido fijando una manera eficaz de aprovechar nuestros recursos, sea el territorio, el agua, el viento, el sol, la situación geográfica o el talento; hemos creado un caldo de cultivo propicio a través del diálogo social con empresarios y sindicatos y hemos puesto en pie poco a poco una administración muy receptiva con los inversores.
 
Se acabó lo de alimentar con nuestros recursos las economías de otras regiones. Estamos generando mucha energía renovable. Pero se acabó el colonialismo energético al que estuvimos sometidos en el pasado. Con nuestro viento y nuestro sol, queremos dotarnos de un sistema energético propio, acercando la producción al consumo, para reducir a la mitad el precio de la luz a las familias y a las empresas aragonesas y para atraer nuevas inversiones. 
 
Somos un pueblo de hombres y mujeres talentosos y emprendedores. Pero, a través del futuro Centro Aragonés del Talento, queremos generarlo, atraerlo y, sobre todo, retenerlo en beneficio de nuestra economía y nuestra cultura, que brilla cada día más en la literatura, las artes escénicas y audiovisuales y la música.
 
Aspiramos a que alguna vez haya en el Pirineo unos Juegos de Invierno. Pero la pasada primavera dejamos claro a cuantos había que dejárselo que nuestras montañas no serán utilizadas jamás para estrategias y proyectos diseñados por otros para su exclusivo provecho.

Los sectores tradicionales de nuestra economía fueron hasta hace poco la agricultura, la ganadería, la agroindustria o el turismo, excelentes motores todos ellos del medio rural, antes de la irrupción de la automoción o la industria del papel.
Pero, en nuestra pretensión de ir construyendo el Aragón del futuro, se han ido añadiendo la logística, la industria farmacéutica, la aeronáutica, la economía 'cloud' difusora de la digitalización o diversas ramas de economía circular.
                         
Así, desde que llegamos al Gobierno, hemos impulsado y declarado el interés autonómico de 80 proyectos, que generarán en torno a 20.000 empleos. De ese modo Aragón va dotándose de una economía diversificada en sectores punteros en tecnología y en empleo de calidad.

Y, para hacerlo posible, para preparar adecuadamente a nuestros jóvenes, hemos acordado un plan de Formación Profesional para 200.000 aragoneses, con una inversión de 200 millones de euros hasta 2024, por no hablar de un ambicioso plan de viviendas de alquiler para jóvenes ya puesto en marcha, con vistas a habilitar 20.000 en los próximos años.
 
Por lo demás, no hace falta que les diga que nuestra manera de hacer Aragón necesita el fortalecimiento de España como gran proyecto nacional, pero no con los aragoneses como meros sujetos pasivos, sino como actores principales de la empresa.
 
No le irá bien a Aragón si a España le va mal. Por eso, señoras y señores, es por lo que en los últimos años vengo manifestando mi preocupación ante la división y el frentismo que van instalándose en nuestra sociedad y ante la erosión de las instituciones, como acertadamente advirtió el Rey en su Mensaje de Navidad. 
 
Quienes creemos en la España constitucional hemos de ser autocríticos ante la falta de entendimiento de los partidos moderados, lo cual da como resultado que la gobernabilidad del país dependa cada vez más de extremistas, radicales e independentistas que no aspiran más que a romper España y acabar con la Constitución. 
 
En esta situación, nadie tiene más títulos que Aragón para reivindicar el valor del pacto y de la moderación, así como el cumplimiento estricto de la ley.
 
Nadie daba un duro por el gobierno cuatripartito que presido, formado por PSOE, PAR, Podemos y Chunta. Sin embargo, hemos aprobado cuatro presupuestos en tiempo y forma, hemos fortalecido los servicios públicos, hemos impulsado la economía y hemos demostrado eficacia y decisión, generando una gran estabilidad política y social en la Comunidad. 

En ese sentido, no olvidaré nunca mi entrevista con el Papa Francisco junto con el Arzobispo de Zaragoza ni tampoco las palabras del Sumo Pontífice, insistiendo en que las ideologías no deben estar nunca por encima del interés general y que la unidad ha de prevalecer siempre sobre el conflicto. No pude sino responderle que a un aragonés ese mensaje le llega siempre directo al corazón.
  
Señoras y señores:

Desde 2019, Aragón ha liderado el crecimiento en España, poniendo de manifiesto que es la Comunidad que más eficazmente ha afrontado la crisis. Somos la tercera comunidad con mayor calidad de vida y menor tasa de paro. Pero yo no aspiro a que sólo seamos líderes en crecimiento.
 
Quiero que seamos también líderes en la lucha contra el cambio climático, con objetivos ambiciosos en la eliminación de emisiones difusas, en la sustitución de fertilizantes minerales por orgánicos o en las prácticas de economía circular.
 
Y quiero ante todo que Aragón sea espacio por excelencia de igualdad y bienestar, donde hombres y mujeres, jóvenes y mayores, personas discapacitadas, habitantes de la ciudad y del medio rural se sientan amparados por los mismos derechos y por las mismas oportunidades. Para eso hemos trabajado en los últimos años y creo honradamente que también en ese sentido hemos avanzado mucho.

Amigas y amigos:

Pertenezco a una generación que nació en pleno franquismo, que conoció la terrible historia de la Guerra Civil de boca de sus abuelos, que vio a sus padres aprobar una Constitución y construir una democracia ejemplar y que vivió la Transición en la Universidad. Ello me da perspectiva vital suficiente para saber lo que se pierde por la vía del enfrentamiento y lo que se gana por la vía del entendimiento.
 
A modo de confesión personal, les diré que esta legislatura he conocido la cara más áspera de la enfermedad, lo cual ayuda a identificar lo verdaderamente valioso, y he tenido dos maravillosas nietas, lo cual es un estímulo imbatible para trabajar por un mundo mejor. Al fin y al cabo, como dice un amigo mío con cierta sorna, un mayor no deja de ser más que  un joven experimentado
 
Termino ya y lo hago por donde empezaba. Después de cuarenta años de autogobierno, Aragón es una tierra donde se vive bien, una región situada al nivel de otras comunidades a las que en otros tiempos admirábamos con envidia y ahora  miramos de igual a igual.

Los aragoneses somos hombres y mujeres con sentido común, enamorados de nuestra tierra y nuestra historia, leales y amantes de la libertad, talentosos, sobrios y muy comprometidos con aquello en lo que creemos. Yo me identifico plenamente con esa manera de ser. He cometido errores, por los que pido disculpas, pero he servido y quiero seguir sirviendo a Aragón con todas mis fuerzas, poniendo siempre el interés de la Comunidad por encima de todo. 
 
Queridos paisanos:

Sean muy felices, tengan salud y un fuerte abrazo a todos y cada uno de ustedes, con mis mejores deseos para 2023.