Del trastero al museo: un Goya de 500.000 euros

Sí, era una pintura de Goya y su valor en el mercado asciende a medio millón de euros. Aragón TV emitió anoche el programa especial ¿Y si fuera Goya?, en el que mostró el complejo proceso de investigación sobre la autoría de una obra de arte inédita.

La historia comenzó en el momento en el que el reconocido anticuario y restaurador aragonés, David Maturén, recibió un encargo de uno de sus clientes habituales. El lienzo llevaba décadas olvidado en un trastero y apuntaba a que podría tratarse de una gran obra. El anticuario y presentador del programa, llevó a cabo un proceso de investigación, comprobación, va­loración junto a expertos y restauración para conocer el origen y el valor del cuadro, que confirmó la autoría de Goya.

Tras analizar el San Cristóbal en profundidad, los investigadores llegan a la conclusión de que se trata de un Goya joven. Las características más destacables de la obra son el tratamiento del paisaje y los detalles, como los celajes y la manera de disponer las montañas. Los detalles empastados en la parte inferior son propios de un pintor que tiene una gran capacidad creativa y atrevimiento. La investigación concluye que Goya pudo pintar el cuadro en el final de su formación con Luzán, en el año 1763, antes de marcharse a Madrid. Es sabido que Luzán proponía a sus discípulos, modelos para que los copiaran y, en esta pintura, se observa que Goya ya era capaz de innovar con 17 años.

Con la autoría confirmada, y la valoración económica internacional cifrada en cerca de 500.000 euros, el cuadro restaurado se fotografía y se incluye en un catálogo.

Un complejo proceso de investigación

Inicialmente, se llevó a cabo el estudio de los trazos de la pintura y, entre las primeras conclusiones, el anticuario pensó que podía tratarse de un cuadro de Antonio González Velázquez. Pero tiene dudas. Eso le llevará a pensar que el cuadro puede tener cierta similitud con el San Cristóbal que está expuesto en el Museo Goya.

David Maturén comienza los procesos de restauración en su galería. "Lo primero que hago cuando llega un cuadro para restaurar es analizar los daños que tiene, ver por qué han ocurrido e intentar frenarlos, que no vayan a más", explica. El proceso de restauración está compuesto por muchos pasos, "como la limpieza orgánica de toda la suciedad, también hay que quitar deformaciones del lienzo o hacer injertos si hay agujeros en la tela", afirma. Con el microscopio, analiza las características del pigmento, lo que le permite descubrir la época del cuadro. Con los infrarrojos, se puede ver debajo de algunos pigmentos y ver el posible daño debajo de ellos.

Posteriormente, acude al centro de radiografías con el objetivo de descubrir lo que no se ve a simple vista y si la pintura contiene plomo. Otro de los aspectos importantes de la investigación es saber si debajo de la obra existe otro cuadro, ya que algunos pintores, en ocasiones, reutilizaban sus lienzos.