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INDUSTRIA ARAGÓN

Del Corsa al Citroën C3: Figueruelas cumple 40 años como motor de la automoción de Aragón

La fábrica de Figueruelas ha ligado para siempre el Opel Corsa a la historia reciente de Aragón. Cuatro décadas después, ensambla vehículos de otras marcas mientras se enfrenta a la crisis de semiconductores y el fin de los motores de combustión

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Vista de la fábrica de Stellantis en Figueruelas. | Objetivo

A finales de los años 70, la multinacional estadounidense General Motors, propietaria de Opel, anunció que quería construir una fábrica cerca de Zaragoza, desde la que lanzaría un nuevo modelo, el Corsa. Finalmente, la ubicación elegida fue Figueruelas y el Corsa salió al mercado en 1982. Desde ese momento, esta factoría ha impulsado el PIB y el empleo en la Comunidad, aunque en estos 40 años la economía aragonesa ha cambiado mucho. Y también Opel y la propia fábrica, que ahora pertenece a la multinacional Stellantis, y ensambla vehículos de otras marcas, como Citröen. También ha pasado por momentos muy difíciles, sobre los que ha llegado a planear su cierre.

Un municipio con más ingresos

Pero volviendo a ese 1982, fue el 5 de noviembre cuando se produjo la inauguración oficial de la factoría, que contó con la presencia del rey Juan Carlos, que se puso al volante de un Corsa.

El rey Juan Carlos I asistió a la inauguración oficial de la planta de Opel en Figueruelas.

Y fueron el municipio de Figueruelas y los pueblos de la Ribera Alta los primeros en beneficiarse de la llegada de Opel. “La llegada de GM a Figueruelas supuso una revolución. Personas que hasta entonces se habían dedicado exclusivamente a la agricultura y ganadería, pasaron de cultivar sus tierras y cuidar ganados a fabricar coches”, recuerda el alcalde del municipio, Luis Bertol.  

Además, el Ayuntamiento de Figueruelas maneja hoy en día un presupuesto cuatro veces mayor al de un pueblo similar. Cuenta con casi cuatro millones de euros de ingresos anuales, de los que tres cuartas partes vienen del IBI que genera la automoción. Y le permite estar entre los ayuntamientos con las tasas municipales más bajas de España, tener buenas infraestructuras y servicios para los vecinos. “Apoyamos a las familias, hay ayudas a los estudios para los que estudian en Figueruelas o bien fuera, a los universitarios. Hay ayudas para el desplazamiento. Al final todo redunda en la calidad de vida de nuestros vecinos”, añade Bertol.

En continua evolución

Fueron casi 11.000 personas las que entraron a trabajar en la fábrica de Opel cuando abrió sus puertas. Además, lo hicieron con salarios más altos y mejores condiciones laborales que en el resto de la industria, lo que supuso también un cambio radical para muchas familias.

Pero con los años, la plantilla se ha ido adaptando, que ahora está compuesta por unos 5.000 empleados. También han ido cambiando los modelos, que acompañan al Corsa. En el caso de la llegada Meriva, se vivió como un punto de inflexión ya que era el proyecto que garantizaba la supervivencia de la fábrica zaragozana, pero era Opel la que debía decidir si se ensamblaba aquí, o en la planta polaca de Gliviche. 

El responsable de la Federación del Industria, Construcción y Afines de UGT Aragón, José Juan Arcéiz, lo recuerda como “un parto con mucho dolor”. “A los trabajadores se les pide que contribuyan a la llegada de ese Meriva. Fue complicado que la gente tuviera que esforzarse para que viniera un modelo y para que viniera trabajo, en definitiva”, rememora. Pero sin ese modelo, señala, quizá la planta no seguiría abierta hoy en día, con todo lo que vino después, que no fue otra cosa que la crisis económica de 2008 y sus consecuencias.

Los problemas financieros llegaron a GM, que en 2009 puso a la venta algunas de sus plantas, entre ellas la Figueruelas. Y el comprador fue Magna, compañía de origen ruso que anunció una reestructuración de las plantas en Europa. Mantendría las de la Opel en Alemania, pero tenía intención de despedir a cientos de personas en Zaragoza

La fábrica, en peligro

"Fue un momento en el que vimos que ese podía ser el principio del fin de la fábrica", señala la secretaria general de Industria de Comisiones Obreras en Aragón, Ana Sánchez. Una situación que provocó protestas y manifestaciones de trabajadores, a las que se sumaron políticos e instituciones aragonesas.

Y comenzó una dura negociación con Magna. Había que reducir 900 puestos de trabajo, y cuando ya se había llegado a un acuerdo, General Motors retiró la venta y retomó la propiedad. Pero las condiciones pactadas se mantuvieron y fijaron la nueva estructura de la empresa. 

“Nos garantizamos algo fundamental, que hasta hoy nos ha venido muy bien, y que era que el mantenimiento de las dos líneas de producción. Según el acuerdo, Magna tenía que llenar las dos líneas para continuar”, apunta  Arcéiz. Otro punto muy importante de ese acuerdo, añade, era el compromiso de trabajar con los proveedores aragoneses

Una industria auxiliar diversificada

Proveedores que a lo largo de estos 40 años se han creado o han venido a Aragón atraídos por General Motors. Y que han formado una industria auxiliar potente, pero que también ha sabido diversificarse y encontrar nuevos clientes, de forma tan solo entre el 50 y el 60% de la producción de este sector depende de la planta de Figueruelas. Otras empresas, incluso, ni siquiera trabajan para Stellantis. 

A día de hoy, forman parte del Clúster de la Automoción de Aragón 116 empresas, que dan trabajo a 26.000 personas y facturan alrededor de 11.000 millones de euros. 

En 2013, Opel había cambiado estructuralmente, lo que mejoró sus cifras. Se produjo, además, un salto en productividad y rentabilidad, que situó a Figueruelas se situó por encima de la media del sector, y que se sostiene en el tiempo.

Y cuatro años más tarde, en 2017, el grupo francés PSA compra Opel, que se integra así con otras firmas del automóvil como Citröen, DS, Peugeot y Vauxhall. Ya a principios de 2021, PSA y Fiat se fusionan y crean Stellantis, el cuarto grupo de automoción de todo el mundo, con 16 marcas distintas.

Un futuro incierto

En este momento, la planta de Figueruelas ensambla tres modelos: el Opel Corsa, incluida su versión totalmente eléctrica, el Opel Crossland y el Citroën C3 Aircross, que llegó antes de que PSA comprara la firma alemana. Y cuenta con 5.000 trabajadores, pero no van a trabajar todos los días. La crisis mundial de materias primas y de semiconductores obliga, desde principios de 2021, a realizar paros periódicos, circunstancia que se contempla en el convenio laboral. 

“La flexibilidad ha hecho que podamos producir más allá que las jornadas habituales y los momentos de situaciones complicadas, como la de ahora”, apunta el presidente del Comité de Empresa de la fábrica, Rubén Alonso. 

También el cambio a la movilidad eléctrica es otro factor con el que tienen que lidiar, añade, ya que fabricar uno de estos modelos requiere un 30% menos de mano de obra

Un panorama incierto y cambiante, en el que la factoría aragonesa cumple 40 años con la confianza de que sean muchos más.