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COVID-19

Cuenta atrás para el adiós a las mascarillas en (casi) todos los espacios

El uso del cubrebocas seguirá siendo obligatorio en los transportes públicos, centros sanitarios y farmacias

ALIZIA BEGUÉ /
icono foto La mascarilla dejará de ser obligatoria en interiores a partir del día 20. / Europa Press

A las mascarillas en los espacios interiores, al menos en casi todos ellos, les quedan dos días. El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar este martes el Real Decreto que determina que ya no serán obligatorias, a excepción de los centros sanitarios y el transporte público. Así lo ha confirmado este pasado fin de semana la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien ha aclarado que seguirá siendo obligatoria en todos los transportes públicos "sin ninguna excepción", así como en centros, servicios y establecimientos sanitarios, incluyendo las farmacias.

"Va a ser obligatoria en el interior de los centros, de los servicios y de los establecimientos sanitarios. Es decir, en los hospitales, en los centros de salud, de transfusión de sangre o farmacias, así como en establecimientos sanitarios a los que va gente también vulnerable", asegura la ministra.

Mientras, en los centros de trabajo serán los servicios de prevención de cada empresa los que determinen la obligatoriedad de su uso en función de las circunstancias en las que se desarrolle. "Fuera de esos ámbitos, será un uso responsable, especialmente para las personas vulnerables", ha afirmado Darias. No obstante, la ministra no descarta que haya que dar un paso atrás con esta medida de relajación en algún momento y ha indicado que Sanidad baraja "la previsión de cualquier escenario".

Los epidemiólogos piden cautela

Algunos expertos coinciden en que esta decisión es "precipitada" y recomiendan seguir utilizándola en interiores. "Sería lo adecuado mientras la incidencia siga siendo alta", indica el epidemiólogo Nacho de Blas. Para otros, como para el presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, Javier García Tirado, se trata de una medida "razonable". "Teniendo en cuenta la evolución de la pandemia, hay que ir avanzando y, desde luego, no podemos estar en la inacción permanentemente. Siempre hay que mantener la cautela y hay determinados momentos en los que puede adaptarse el comportamiento respecto a la mascarilla a la circunstancia o al entorno", añade García.

"Estamos en una situación un poco 'meseta'. No aumentan los casos de una forma abismal, pero tampoco tenemos claro que vayan a disminuir", aporta Federico Arribas, secretario de la Sociedad Española de Epidemiología. 

De Blas considera que la decisión de suprimirlas debe atender a criterios epidemiológicos estrictos. "Aspectos como en qué incidencia debemos estar en mayores de 60 años, las hospitalizaciones o la ocupación hospitalaria. Si hubiesen definido esos criterios sería lógico, pero marcar el día 20 de abril sin tener otro criterio, no me lo parece. Sobre todo, saliendo de la Semana Santa, que no sabemos que consecuencias tendrá sobre la curva epidemiológica", insiste De Blas.

A ambos expertos les preocupa que eliminar esta medida de protección lance el mensaje contrario a la población. "Modifican el decreto y dicen: esto no es necesario ya. La población percibe esto como que el riesgo no existe. Pero con las cifras que tenemos de contagios, no podemos hacer como si el problema hubiera desaparecido", explica Arribas.

De acuerdo con ellos, lo aconsejable es seguir teniendo la misma precaución, sobre todo en los espacios cerrados y si estamos con personas vulnerables. 

Historia de las mascarillas

Desde que se decretó el Estado de Alarma debido a la situación de pandemia, el 14 de marzo de 2020, la regulación del uso de la mascarilla ha pasado por varias fases, tanto en espacios interiores como exteriores.

El 14 de julio de ese mismo año comenzó a ser obligatoria en todos los espacios públicos. Una obligación que duró algo más de un año, hasta el 26 de julio del año siguiente, cuando se flexibilizó su uso en el exterior, siempre y cuando se pudiera respetar la distancia interpersonal de 1,5 metros.

Poco después, el 24 de diciembre de ese mismo año, se volvió a exigir el uso del cubrebocas en exteriores ante la incidencia desbocada de contagios de COVID-19 por la variante ómicron y la inminencia de las fiestas navideñas. La medida se mantuvo en vigor hasta el 7 de febrero de este año. 

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