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UNIVERSIDAD

Cuando hay (casi) más profesores que alumnos en la orla

Un grupo de estudiantes que escogió algunas de las carreras menos demandadas en la Universidad de Zaragoza cuentan las salidas que encontraron tras acabar sus grados

LAURA QUÍLEZ /
Imagen de la orla de la promoción de Laura Aznar. / L. A.
icono foto Imagen de la orla de la promoción de Laura Aznar. / L. A.

Cuentan que en su orla había (casi) más profesores que alumnos. Un grupo de estudiantes que escogió alguna de las carreras menos demandadas en la Universidad de Zaragoza explican las salidas que encontraron tras acabar sus estudios. Algunos de estos grados siguen teniendo hoy plazas vacantes. 

Laura Aznar se atrevió a apostar por una de las carreras menos demandadas, Información y Documentación (anteriormente llamada Biblioteconomía y Documentación). Empezó el curso en 2009 con una treintena de compañeros, y apenas terminaron la mitad de la promoción. "Nuestra orla era muy curiosa: había casi más profesores que alumnos", explica la zaragozana, que actualmente se dedica a la profesión para la que estudió, al igual que la mayoría de los que acabaron los estudios con ella. 

"Creo que estos estudios no son tan demandados por el desconocimiento que hay sobre ellos", opina Aznar. "No se sabe realmente en qué se basa este grado y las salidas potenciales y las posibilidades que tiene. Todos tienen el concepto de que hay que opositar al salir, pero esto no siempre es así". Laura Aznar, que actualmente es profesora de oposiciones de bibliotecarios en ZBrain Academy, en Zaragoza, afirma que siempre ha encontrado trabajo, y que son unos estudios con muchas salidas, ya que las bases de datos y los archivos se están modernizando mucho y se necesita alguien que los gestione. "Ahí entramos nosotros", señala. "Tenemos demanda para trabajar en catálogos, fondos patrimoniales, bases de datos... hay muchísima información que organizar y somos más necesarios que nunca", añade. 

De la facultad a un yacimiento

En el caso de David Polo, apostó por estudiar Geología en 2007, una carrera que nunca ha tenido unas cifras de demanda muy altas. De hecho, el número de alumnos va disminuyendo año tras año en la Universidad de Zaragoza. El pasado curso se contabilizaron 33 matriculaciones en primero, 24 en segundo, 14 en tercero y solamente una en el cuarto y último. "No tenía muy claro qué quería estudiar, tuve que hacer la selectividad en septiembre y de las opciones que me quedaban y que me podían gustar estaba alguna Ingeniería, Matemáticas y Geología. Esta última la había cursado durante el Bachillerato y me gustaba. Mi madre me animó a hacerlo, probé y la verdad es que me enganchó", explica Polo. "Creo que la Geología tiene poco atractivo por desconocimiento, no se sabe con exactitud en qué consiste y porque no es una ciencia exacta. Desde el colegio no es tan llamativa, no hay tanta gente que le apasione, habría que darle más publicidad y mostrar que hay muchas salidas, quizá en España no tantas, pero las hay". 

David entró en Geología con otros 32 compañeros y finalizó la carrera en un grupo de 15, la mitad prácticamente se quedó por el camino. Desde que se licenció ha estado trabajando para distintas grandes empresas de energía, y actualmente ejerce como geólogo de yacimientos y analista comercial en Cepsa. "Me siento muy afortunado por haber trabajado como geólogo desde que salí de la carrera. Yo siempre digo que, si a alguien le gustan las Ciencias y no sabe qué estudiar, que pruebe con Geología", concluye. 

Vocación por la Historia

La decisión del andorrano Francisco Aparicio de estudiar Historia fue algo puramente vocacional. "Así deberían entrar todos en este tipo de carreras, hay que elegirlas porque nos gusta, yo lo tuve claro desde el instituto", comenta Aparicio. El grado de Historia suele empezar con plazas sobrantes debido  a sus salidas profesionales, aunque, según apunta este exalumno, "hay trabajo más allá de la docencia: todo lo relacionado con turismo cultural, divulgación, investigación, gestión del patrimonio cultural e histórico...". En el caso de Aparicio, el 20% de sus compañeros no logró acabar sus estudios, aunque asegura que los que se licenciaron han encontrado trabajo "de lo suyo", la mayoría en la docencia. Tuvieron que estudiar un master de profesorado para hacerlo.

"Recomiendo totalmente la carrera de Historia, hay que enfocarse en lo que a cada uno le gusta y no tener un objetivo útil. Creo que no es buena idea elegir unos estudios por las salidas profesionales que puede tener porque nunca se sabe, en este momento tan cambiante, si la tendencia puede ser distinta en unos años", afirma Aparicio. Este opina que los alumnos de las carreras menos demandadas tienen la sensación de parecer "de segunda". "Creo que se debería prestar la atención que merecen a los campos de Humanidades porque son igualmente importantes para nuestra sociedad", concluye. Francisco actualmente es técnico de Cultura en un ayuntamiento turolense. 

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