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FIJAR POBLACIÓN

Cuando cada habitante cuenta... y mucho

Municipios como Bujaraloz luchan por superar la barrera de los 1.000 empadronados, un cambio que se dejaría notar en la financiación municipal

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Vecinos de Borja (Zaragoza) en una céntrica terraza de la localidad.

El municipio zaragozano de Bujaraloz necesita habitantes, y los busca hasta en redes sociales, animando a nuevos vecinos a empadronarse allí. Desde 2018 su padrón se encuentra por debajo de los 1.000 vecinos. Ahora hay censados 980, pero allí viven muchos más. El reto es que todos se empadronen y que la cifra aumente hasta el millar antes de que acabe el año.

"Es una cifra importante, no solamente para la representación y la financiación, sino para ese signo de identidad y de autoestima colectiva de nuestro municipio de llegar y de mantener esos 1.000 habitantes", explica Darío Villagrasa, alcalde de la localidad.

En Santa Eulalia del Campo, en Teruel, siguen buscando nuevos pobladores, porque esa es la otra manera de llegar al millar. El pueblo, en los últimos años, ha podido mantenerse por encima de los mil vecinos gracias, en parte, a la población extranjera.  "Llevo aquí en Santa Eulalia desde 2012. Vivo bien, tengo amigos, tengo gente, y tengo todo", señala, satisfecha, una vecina del municipio.

Ahora, Santa Eulalia cuenta con 1.047 habitantes empadronados, una cifra que permite a sus ciudadanos disfrutar de múltiples servicios, y de ventajas administrativas, como tener más concejales.

"Por debajo de 1.000 vecinos se pierden dos concejalías; y luego, a la hora de cobrar de diputaciones y demás, no es lo mismo tener más de 1.000 habitantes que menos", subraya el alcalde de la localidad turolense, Blas Lanzuela. 

"Es posible vivir en el medio rural y vivir bien"

En 2008, la localidad zaragozana de Borja se propuso un reto: superar los 5.000 habitantes. Para lograrlo, el Consistorio lanzó la campaña 'Objetivo 5.001' para animar a los vecinos a empadronarse en el municipio. La iniciativa funcionó, y pasaron de 4.969 habitantes a más de 5.000. Un cambio que se nota no solo en el recuento de población, también en las arcas municipales que reciben entre 140.000 y 145.000 euros más al año.

Borja, Zaragoza (Europa Press).

"Esto nos permite recibir mayores aportes económicos por impuestos del Estado al cambiar de categoría", explica Eduardo Arilla, alcalde del municipio. Cuando todavía estaban por debajo de 5.000 vecinos, Borja recibía 848.000 euros de los tributos estatales; ahora rondará el millón, lo que se traduce en casi 200 euros por empadronado

Hace 13 años tuvieron que tirar de ingenio para sumar población y este verano aquel "efecto llamada" se ha mantenido a la orden del día, dejando a la localidad por encima de aquellas cifras: "El Instituto Nacional de Estadística (INE) nos ha comunicado que en los datos provisionales apareceremos en noviembre con 5.039 habitantes", celebra Arilla. 

De los nuevos pobladores de la localidad, el alcalde destaca a los jóvenes que se han atrevido a volver al mundo rural. "En algunos casos son chicos y chicas que se fueron a estudiar fuera y ahora vuelven para trabajar y vivir aquí", indica. Pero no solo vuelven personas oriundas del lugar. También hay quien elige empezar a echar raíces en la localidad: "Hay parejas de Zaragoza que tras la pandemia han apostado por un cambio de vida. La gente se ha dado cuenta de que es posible vivir en el medio rural, y vivir bien", recalca Eduardo. 

El alcalde no tiene planes para poner en marcha una nueva campaña, porque, dice, "ahora es tiempo de fijar la población que ya hay".

Pros y contras de estar por debajo de los 1.000 habitantes

Rozando los 1.000 vecinos está Tardienta, en Huesca, donde el último censo contabiliza 948 vecinos. El municipio, como señala la alcaldesa, Miriam Ponsa, "no pierde población, pero tampoco gana". 

La razón del estancamiento en los pobladores cree que está en los vecinos que pasan pequeñas temporadas en la localidad, pero que prefieren mantener su residencia habitual en la ciudad de Huesca

Llegar a las cuatro cifras de población sería un hito que ayudaría a las arcas municipales, pero, por otro lado, "tener menos vecinos también tiene sus ventajas, como que la asesoría jurídica de la Diputación Provincial sea gratis", indica la edil.

Todo tiene sus pros y sus contras, pero está claro que la población ayuda a mantener mejor los servicios públicos. "Me gustaría que si pasamos de los 1.000 sea con población real, con gente que viva aquí y se quede", señala Ponsa. 

Calatayud, Zaragoza (Europa Press).

Calatayud, en Zaragoza, es el centro de servicios de una comarca de más de 60 municipios y hay mucha gente empadronada en pueblos cercanos porque tienen una vinculación simbólica y emocional con ellos, pero no viven en Calatayud y la ciudad da soporte a estas personas que residen allí, se benefician de sus servicios, pero no están empadronados.

"Ya hará 12 o 13 años que pasamos de la barrera de los 20.000 habitantes", recuerda José Manuel Aranda, alcalde de Calatayud. Recuerda que "en 2005 o 2006" el auge de la inmigración en la zona permitió alcanzar esa cifra. Desde entonces, las variaciones en el censo de población han sido una constante, que el edil achaca a diversos factores: "En la Academia de Logística hay movimientos puntuales de militares que vienen y luego se van. Por otra parte, la ciudad tiene mucha gente que se mantiene empadronada en municipios cercanos más pequeños por cuestiones de la PAC, pero que residen en Calatayud", señala Aunque denuncia que eso hace que el municipio acabe "dando servicios a más gente de la que está empadronada". 

Los cambios que el número de habitantes lleva aparejados no son el principal escollo para el Consistorio. "En nuestro caso, si bajamos de los 20.000 habitantes, pasaremos de 21 a 17 concejales. A nivel de ingresos percibidos por la Comunidad y de Diputación Provincial de Zaragoza cambiaría poca cosa, y sobre los que vienen del Estado, ocurre los mismo", explica Aranda.