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COVID-19

Cuando las secuelas impiden recuperar la vida prepandemia

El IISA avanza en el estudio AralongCOV sobre la COVID persistente, con el que se quiere mejorar la atención sanitaria de quienes presentan síntomas de un virus que solo en teoría ya han superado

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Un recuperador trata a dos pacientes en una sala de rehabilitación.

El descenso en el número de contagios y el avance definitivo en el proceso de vacunación acercan poco a poco el regreso a la ansiada normalidad, la vida prepandemia, que ya se observa en las calles: se levantan las restricciones, vuelve el ocio nocturno, las ferias, los congresos... Pero los hay que todavía no han recuperado su antigua vida. Quienes se contagiaron de COVID-19 y ya recibieron el alta, pero siguen atrapados en una sintomatología en muchos casos indetectable por el sistema sanitario. 

Fatiga permanente, palpitaciones, pérdida de memoria, falta de atención, sensación de falta de aire... así hasta unos 200 síntomas diferentes que, a modo de tentáculos invisibles, extiende la COVID-19 para dejar atrapados a un 15% de aquellos que un día contrajeron el virus SARS-CoV-2 y, muchos meses después, aún no han logrado superarlo.   

Ascensión Ezquerro se contagió de COVID-19 en abril de 2020. Lo que pareció una gripe pasajera nunca se curó y fue a peor. Tras 16 meses, su vida sigue estancada. "Ahora me encuentro tan mal como estaba en aquellos momentos. El estado de ánimo, peor, por supuesto, con una sintomatología muy, muy invalidante y no encuentro acompañamiento, diagnóstico ni tratamiento", explica esta integrante del Colectivo Long Covid Aragón, agrupación que ya cuenta con más de 300 afectados en la Comunidad en un movimiento que se ha repetido en el resto de regiones del país ante la acumulación de casos. 

Casos como el de Fernando Elosúa, atrapado en unas limitaciones en las que no se reconoce. "Hablas con gente, con vecinos que te preguntan que te ven y te dicen, bueno, venga, ánimo, que esto se pasará. Sí, esto se pasará, pero llevamos nueve meses haciéndome pruebas, no tengo nada, no tengo ningún órgano dañado, no tengo ningún problema interno, pero no puedo tener una vida normal", lamenta. 

La desazón por el "no puedo volver a ser yo" se ve multiplicada por el muro de incomprensión que muchos afectados perciben cuando acuden al sistema sanitario. La mayoría de las pruebas realizadas no detectan nada raro, por lo que el paciente se somete en muchos casos a una peregrinación por diferentes especialistas de los que solo recibe diagnósticos erráticos. 

La doctora Rosa Magallón (izquierda), en un momento de trabajo del estudio que dirige.

Para remediar este problema y poder ofrecer una solución a los afectados ya se han puesto en marcha varias investigaciones, como el estudio AralongCOV, impulsado por el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA), que espera poder ofrecer sus resultados preliminares a finales de este mismo año o a comienzos del próximo.

Dirigido por la doctora Rosa Magallón, consta de tres partes (un cuestionario sobre los síntomas, una fase analítica y una exploración física) y trata de averiguar por qué los síntomas se manifiestan en unas personas y no en otras, si existen diferencias bioquímicas o genéticas, o bien se trata de una cuestión de “comorbilidad” o morbilidad asociada (concurrencia de dos o más trastornos en la misma persona), y si puede desencadenarse, a raíz de una “situación preestresante”, un “componente inflamatorio”, como apuntó hace unos días la propia investigadora en Aragón Radio.

El campo de análisis se compone de 150 pacientes, entre casos de personas con síntomas que se manifestaron durante más de tres meses y controles, personas que han superado la enfermedad y son asintomáticos. "Hay que aunar esfuerzos y complementar investigaciones para dar una solución. Creo que eso es imprescindible, reivindicar, apoyar y sobre todo evidenciar y visibilizar este colectivo de pacientes que lo está pasando realmente mal", explica la doctora.