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MOVILIDAD

Controles de velocidad que ayudan a pacificar la circulación sin multar

El Servicio de Movilidad Urbana del Ayuntamiento de Zaragoza recoge datos sobre el tránsito para luego rediseñar los espacios urbanos

ALBERTO RILLO /
icono foto Panel indicador de velocidad en Zaragoza.

En alguna ocasión habrán podido verse sorprendidos por su indicación luminosa mientras conducían despreocupados por las calles de la ciudad o quizá hayan reparado en su presencia inopinada mientras caminaban distraídos por la acera. Entonces, seguramente, les habrá asaltado la duda: ¿Qué es ese panel que indica la velocidad a la que paso? ¿Se trata de un radar? No exactamente. ¿Me van a multar por exceso de velocidad? No, en ningún caso.

En realidad, ese aparato que, de buenas a primeras, aparece colgado de alguna farola y luego desaparece sin más es uno de los recursos con los que cuenta el Servicio de Movilidad Urbana del Ayuntamiento de Zaragoza para analizar la circulación por la ciudad. Según explican desde este área del consistorio zaragozano, aparatos como el de la imagen se instalan en distintos puntos del casco urbano de forma temporal, no más allá de dos o tres días, y durante ese tiempo recogen datos estadísticos

Con esa información, se estudia el comportamiento de los conductores y se plantean posibles soluciones en caso de que se detecten anomalías que afecten a la calidad y la seguridad de la circulación. Por ejemplo, explican desde el Servicio de Movilidad, se observa si la velocidad media es más alta de la recomendable. Entonces, los técnicos analizan si allí se han registrado accidentes, si existen condicionantes como que la vía pase cerca de un colegio, si conviene reforzar la señalización vertical y horizontal o añadir un paso de peatones, etc. 

Después, se adoptan las medidas oportunas, que pueden pasar por: realizar intervenciones concretas, el rediseño de los espacios de circulación y aparcamiento o, en ocasiones, avisar simplemente a la Policía Local para que aumente el control de esa zona específica.

Recientemente, uno de estos dispositivos estuvo instalado en el Paseo de la Constitución, en la calzada junto a la sede central de Ibercaja. Un tramo de dos carriles que, tras superar el siempre concurrido paso de peatones de la plaza de Basilio Paraíso, dibuja una recta descendente a la que sucede una curva hacia la derecha. En ambos se han pintado señales horizontales que limitan la velocidad máxima a 30 kilómetros/hora, siguiendo la normativa estatal aprobada el pasado mes de noviembre y que entró en vigor en mayo, por la que se reduce a ese límite la velocidad en la mayoría de vías urbanas. 

Calles pacificadas 

Semanas atrás, otro de esos paneles pudo verse en la calle El Maquinista de la General, en el barrio de Valdespartera. Se trata de una vía de dos carriles con numerosos accesos a garajes que, desde la calle Volver a Empezar, discurre en paralelo a la N-330, límite del barrio zaragozano por el este, y sirve de salida a los vecinos hacia la Avenida de Casablanca y la Z-40. En ella se han instalado placas que limitan igualmente la velocidad máxima a 30 kilómetros/hora y en las que se advierte visualmente del peligro por la posible presencia de niños en las inmediaciones (hay varias guarderías).  

Esta medición de velocidades ya formó parte de un estudio previo a la intervención impulsada por el consistorio a finales del pasado año, en la que, con el consenso de la junta de distrito, se pacificó el tráfico en varias calles adyacentes como La Atalanta, El Tambor de Hojalata y El Acorazado Potemkin. 

Nuevo aspecto de la calle El maquinista de la general, en Valdespartera.

Calle El Maquinista de La General, con un solo carril, velocidad a 30 km/h y más aparcamientos. 

Así, el área de Servicios Públicos y Movilidad redujo los dos carriles con los que contaban a uno solo para poder establecer la velocidad máxima en los 30 km/h y permitir la circulación de patinetes -hasta entonces prohibida- y aprovechó el espacio liberado para crear cerca de 300 nuevas plazas de estacionamiento para vehículos en línea y en oblicuo, 240 para motocicletas y medio centenar para bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP). 

La irrupción de bicicletas y patinetes en las ciudades, impulsada en el último año por el descenso en el uso de los transportes colectivos a causa de la pandemia, ha ayudado a acelerar el rediseño de muchas calles, hasta ahora dominadas por el coche, en un año, precisamente, en el que, pese a las restricciones derivadas del confinamiento, las infracciones detectadas por exceso de velocidad han aumentado en Zaragoza un 147% hasta las 74.367 multas. Estas intervenciones marcan la tendencia que seguirán las futuras reformas ya anunciadas de vías más céntricas como Reina Fabiola, Avenida de Navarra y San Miguel. 

Más aparcamientos 

La medida se extiende estos días a calles próximas como Doctor Mabuse, La Ventana Indiscreta, Los Pájaros, La Quimera del Oro y Luces de la Ciudad, entre otras, Con ella se pretende contribuir a aliviar la creciente necesidad de estacionamientos de los vecinos y, de paso, contribuir a que se dejen de utilizar los solares que hasta ahora se vienen siendo utilizados para dejar los vehículos. 

Nuevo aspecto de la calle Doctor Mabuse, en Valdespartera.

Un problema, el de la falta de aparcamientos, sobre el que, en opinión del presidente de la asociación Los Montes de Valdespartera, Adolfo Lahoz, “todavía queda mucho por hacer”. El líder vecinal recuerda las gestiones realizadas para habilitar algún solar vacío y “el absurdo” que a su juicio supone no poder aprovechar de manera gratuita los estacionamientos disuasorios del tranvía “que nadie utiliza nunca”.