Mejorar el aislamiento y adaptarse a la normativa, el reto de la mitad de las viviendas en Aragón
En la Comunidad hay más de 386.000 domicilios edificados antes de 1980, cuando entró en vigor la primera ley de construcción

Más de la mitad de las viviendas de Aragón, en línea con el conjunto del país, se levantaron antes de 1980, antes de la entrada en vigor de la primera normativa de construcción. En la Comunidad, según el INE, hay más de 386.000 viviendas construidas antes de esa fecha. Muchas de esas casas, más de 270.000, se edificaron en los años 50, 60 y 70.
Era la época del desarrollismo, en la que la calidad de las viviendas, en general, era mala. En ciudades como Zaragoza, se levantaron barrios enteros, como el de Las Fuentes o San José, al calor del crecimiento industrial. En estos barrios los urbanistas opinan que conviven aspectos positivos, como el trazado propicio a crear relaciones sociales, con otros negativos, como viviendas pequeñas sin apenas aislamiento.
En comparación con otras ciudades europeas, Zaragoza tiene un parque de viviendas relativamente reciente, ya que una cuarta parte de los edificios datan de los años 70. El desarrollismo cambió el paisaje urbano con construcciones que primaban la cantidad frente a la calidad.
"Es un tipo de vivienda con unas características bastante malas, sobre todo en relación con los cerramientos y los acabados. Además, no tienen ascensor, están ubicadas en edificios muy altos y son muy pequeñas, normalmente. Y eso se nota, entre otras cosas, en una sensación térmica mala, claro", explica el arquitecto Ramón Beltrán.
Un tercio de la población de Zaragoza vive ahora en esas casas que se levantaron antes de 1979, cuando se promulgó la primera normativa edificatoria.
La falta de aislamiento condiciona, pero no impide, mejorar temperatura. Roberto Higuero, arquitecto técnico, señala: "Entras al portal y parece que está más fresco. ¿Por qué está más fresco? Porque a un zaguán no le entra la radiación solar y eso hace que, al no tener ventanas, se consiga que los materiales no absorban el calor".
Como consejos para mantener una buena temperatura están evitar el sol y ventilar cuando hace fresco. Sin estas dos acciones, el aislamiento es inútil. "Nos obsesionamos muchas veces con la temperatura del aire, que es la que podemos controlar con nuestra máquina, pero tenemos que ser conscientes de que es más importante todavía la temperatura a la que estén nuestras paredes y suelos", explica Higuero.
La disposición de la ciudad también ayuda: cuanto menos asfalto y más zonas verdes y sombra, más se evitará el uso del aire acondicionado, que detrae muchos recursos. El 30% del consumo energético del país se queda en los edificios.
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