Codo, Guasa o Contamina: cuando lo curioso está en el nombre del pueblo

No es que no quieran recibir a nadie, pero lo cierto es que el municipio de Novallas (ortografía aparte) no invita mucho a ir a conocerles. Tampoco es que en La Muela haya más dentistas que en ningún otro lado (aunque haberlos, haylos), ni que los vecinos de Triste no puedan ser felices o los de Bailo sean los que más habilidades tienen para moverse en la pista de baile. El lenguaje es así de caprichoso, y por toda la geografía aragonesa hay decenas de pueblos con denominaciones más que curiosas. Aquí destacamos algunos de esos que, cuanto menos, tienen un nombre que les hace únicos.

Haciendo un repaso por los 731 municipios de Aragón, se puede elaborar una rápida lista de pueblos aragoneses con nombres realmente curiosos. No son todos los que están, pero sí algunos de los que más llaman la atención y de los que, tras pronunciarlos, dejan una sonrisa. Aunque los expertos en etimología dan algunas claves para poder entender el origen de estas toponimias.

"La mayoría de pueblos que existen ahora tienen su origen en nombres de personas, concretamente en el nombre del propietario de las villas romanas y aldeas medievales. Nos podemos retrotraer a la Edad Media para buscar el origen de muchas localidades", señala Pascual Miguel, miembro de la comisión asesora de Toponimia del Gobierno de Aragón.

Triste, en la Hoya de Huesca

El especialista explica que "el origen de cada una de las localidades es una explotación agrícola, ese nombre se ha ido heredando". "Igual que ahora decimos, este lugar es la granja de Fulanito, el origen de los pueblos viene de ahí", incide Miguel, que descarta la posibilidad de que los nombres de los pueblos deriven de algún elemento descriptivo. "Es una falacia, tendría que ser algo único que identificase al pueblo", asegura.

De Triste a Pancrudo

En la provincia de Zaragoza, a tan solo una hora de la capital, se encuentra Novallas, que cuenta con 825 habitantes censados, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este es un caso aislado (en cuanto a volumen de habitantes) dentro de esta singular enumeración. De hecho, prácticamente ninguno de los municipios que aquí se destacan superará los 200 habitantes.

Tan solo lo hace, y con creces, La Muela, con más de 5.000 habitantes. Y es que son varios los pueblos que han recurrido a miembros del cuerpo humano para dar nombre a su localidad. En la provincia de Zaragoza, con 199 vecinos, también está Codo, mientras que si viajamos hasta la provincia de Teruel encontramos Seno, una coqueta localidad del Bajo Aragón situada en la cuenca del río Guadalope. 

Seguramente (y por qué no), los aragoneses más felices de la Comunidad sean los 18 habitantes de Triste, un pequeño rincón oscense de la comarca Hoya de Huesca, que pertenece al municipio de Las Peñas de Riglos.

Localidad oscense de Sin

Dejando los estados de ánimo a un lado, el mayor número de adeptos a la lectura en Aragón tal vez se encuentre en Libros, localidad turolense de un centenar de habitantes, situada a apenas 26 kilómetros de la capital de provincia. 

Los dos últimos pueblos de esta lista que se encuentran en suelo mudéjar son Moscardón, con 55 habitantes, y Pancrudo, que toma la denominación del río que nace en su término, el Cazinarro.

El buen ambiente y la diversión seguro que tampoco falta en Guasa, una pequeña localidad perteneciente al municipio de Jaca, que cuenta con 64 vecinos. También en la provincia oscense se encuentra Latas, con 75 habitantes, y Sin, uno de los territorios menos poblados de esta singular lista, cuya población asciende hasta los 36 vecinos.

Por último, a 29 kilómetros de Calatayud, en la provincia de Zaragoza, se encuentra Contamina, una pequeña localidad con 32 habitantes censados que celebra sus fiestas mayores entre el 23 y el 25 de agosto.