Publicidad
RELACIONES INTERNACIONALES

Un parque ruso en Celadas o cómo los hermanamientos llevan Aragón al mundo y viceversa

Aragón suma cerca de un centenar de emparejamientos, sobre todo con localidades francesas, pero también con otros países europeos y latinoamericanos

TERESA P. ALBERO /
Parque Ruso de Celadas (Teruel).
icono foto Parque Ruso de Celadas (Teruel).

¿Qué pueden tener en común lugares tan dispares como el pequeño municipio turolense de Celadas con un pueblo ruso? o ¿qué une a Caspe con un pueblo francés y otro italiano? La respuesta a estas preguntas reside en la figura del hermanamiento. En Aragón, cerca de un centenar de localidades mantienen vínculos con municipios de los que les separan cientos y miles de kilómetros. La razón de que se den estas curiosas sinergias tiene su origen en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial, momento en el que los países del viejo continente buscaban desarrollar relaciones de amistad entre ellos. Son una forma más de llevar Aragón al mundo y viceversa. 

Uno de los fundadores del Consejo de Municipios y Regiones de Europa, que gestiona la figura del hermanamiento, fue Jean Bareth, quien ponía de relieve como principales valores inherentes a los hermanamientos; la amistad, el conocimiento y la cooperación entre los pueblos de Europa. Actualmente, el ámbito de actuación de esta figura se ha extendido por todo el mundo y, en el caso de los pueblos españoles, sobre todo a Latinoamérica. 

Un ejemplo de ello es el municipio altoaragonés de Canfranc, donde sus vecinos mantienen lazos con Francia y con Nicaragua, concretamente con las localidades de Nailloux y La Concordia, respectivamente.

"Se han hecho visitas a ambos lugares. Hemos hecho viajes, intercambios y exposiciones", recuerda Fernando Sánchez, alcalde de Canfranc. 

La relación con Nailloux (cerca de Toulouse) tiene como nexo el Festival Pirineos Classic, que cada año celebra Canfranc. Hasta la localidad viajan estudiantes de música que participan en la escuela dependiente del festival, como forma de hermanamiento entre ambos municipios. 

Los intercambios culturales son los más comunes entre pueblos hermanados, aunque debido a la situación actual de pandemia están en un momento de parálisis. "En varias ocasiones se ha viajado a Nicaragua, pero con la COVID es más difícil y está un poco parado", señala Sánchez, aunque asegura que su intención es retomar, cuando sea posible, la relación con La Concordia. 

Separados por 4.000 km y unidos por algo más que el frío

A menos de 18 kilómetros de la ciudad de Teruel se encuentra el municipio de Celadas. Sus 400 habitantes comparten historia con Rusia. A priori, esta relación llama la atención por la distancia que hay entre ambos lugares (4.051 km) y por las grandes diferencias que existen entre ambos, pero nada más lejos de la realidad. 

El Parque Ruso de Celadas es uno de los grandes atractivos del municipio. La historia que esconde es cuanto menos curiosa. "En los años 90 había mucha relación con Vinogradovo (localidad rusa con la que está hermanada Celadas). Fruto de esa amistad, los rusos hicieron un parque infantil típico de su región en el pueblo", explica Raquel Clemente, alcaldesa de Celadas. 

La madera utilizada para hacer todos los elementos del parque procede de Rusia. "Recuerdo ver cómo llegaban camiones y camiones con madera al pueblo y, más tarde, llegaron carpinteros rusos para tallar e instalar el tobogán y el resto de elementos", recuerda. 

Parque Ruso de Celadas. / Foto: Ignacio Conejo

El complejo fue un obsequio en el que se reproduce una ciudadela de los cuentos medievales rusos, todo construido con madera tallada y barnizada en color natural. Hoy en día se conserva el parque, que en los años 90 fue todo un atractivo turístico en la zona. "Venían de otros pueblos cercanos para ver el parque. Era algo muy curioso", señala la alcaldesa. 

Pero, ¿qué puede unir a un pueblo de Teruel con uno de Rusia?. "Con el fin de la URSS, Rusia quería abrirse a Europa y emular lo que aquí se hacía. Había una persona del pueblo que trabajaba en el ámbito internacional y conocía a alguien en Vinogradovo", indica. Ese fue el germen de una relación de hermanamiento, en la que hubo viajes e intercambios. 

De aquella unión solo queda el Parque Ruso, también denominado Parque de la Amistad. "Se fue perdiendo la relación y, ahora, ya no queda nada, aunque nos gustaría retomarla", señala Raquel Clemente. 

Hermanamientos como el de Celadas fueron populares a finales del siglo XX, pero en la mayoría de los casos, como señalan desde la Federación de Municipios y Comarcas de Aragón, ya no mantienen actividad, bien por el desembolso económico que supone realizar las actividades y viajes, o bien por la pérdida paulatina de relación entre las localidades. 

Un olivo caspolino en Francia

Con todo, hay municipios que mantienen a la orden del día sus hermanamientos. Es el caso de Caspe, donde mantienen relación con dos localidades: Santa Maria a Vico (Italia) y Gaillac (Francia).

La unión con el pueblo francés no es casual, ya que allí residen descendientes de aragoneses del Bajo Aragón, lo que facilita los lazos entre ambas localidades. 

"En noviembre estuvimos en Francia en la fiesta del vino y aprovechamos para organizar el encuentro de este año en Caspe", comenta María Jesús Zaforas, presidenta de la Asociación Caspolina de Hermanamientos. 

Tal es la unión de ambos pueblos, que Caspe cuenta con su propia calle en la localidad francesa. "Les regalamos un olivo para una rotonda y les hemos enseñado a podarlo y cuidarlo", indica. 

Cada año una localidad es la anfitriona y recibe a entre 40 y 50 personas de los otros dos municipios, aunque la relación más estrecha la mantienen con los vecinos franceses. El hermanamiento con Gaillac lleva activo más de 20 años, tiempo en el que los vecinos de Caspe han compartido intercambios, viajes y actividades culturales. 

Los estudiantes se implican en el hermanamiento gracias al proyecto que cada año deben realizar sobre un tema concreto, que luego exponen a los vecinos de los tres municipios hermanados.

"Los franceses vienen casi todos los años a Expo Caspe y tienen su propio stand para vender sus productos, y nosotros vamos a la feria de artesanía de Gaillac", indica Zaforas. 

Los intercambios, generalmente, los realizan en terceras localidades. "Como estamos lejos y solemos estar un fin de semana, optamos por quedar a mitad de camino y nos encontramos en algún pueblo del Pirineo. Cuando vienen a Caspe, por ejemplo para el Compromiso, los acogemos en nuestras casas", explica. 

La relación con Santa María a Vico nace de lazos históricos entre Caspe y la región de Nápoles, hasta donde llegaron los aragoneses en el siglo XV y donde todavía quedan vestigios de aquel pasado común.

"Cuando celebramos el 600 aniversario del Compromiso de Caspe, los italianos nos trajeron un libro con un acta firmada del propio compromiso", recuerda la presidenta de la asociación.