Carteros rurales: una extensión de la oficina postal que va mucho más allá de las cartas
Tres de los 300 profesionales que hay en Aragón cuentan su experiencia. A través de un dispositivo electrónico portátil facilitan a los vecinos de los pueblos la compra de billetes de tren, el pago de tributos y otros trámites


Los 300 carteros rurales que hay en Aragón -136 en Zaragoza, 98 en Huesca y 67 en Teruel- son como una extensión de la oficina postal. Estos profesionales contribuyen a vertebrar el territorio, permitiendo que los habitantes que residen en la llamada 'España vaciada' puedan tener acceso en la puerta de su casa a todos los servicios que se prestan en una ciudad o localidad grande y que, más allá del envío y recepción de cartas, incluye también la adquisición de billetes de tren, cobro de recibos, envío y recepción de dinero o trámites con la DGT.
Los carteros rurales se encuentran en estos momentos en una fase de "transformación y digitalización", tal y como explica Daniel Aguilar, coordinador de Distribución Área Norte Dirección Unidad de Negocio Postal y Paquetería de Correos. Todos ellos cuentan con dispositivos portátiles (PDAs) con nuevas funcionalidades, "gracias a las cuales pueden ofrecer a domicilio muchos de los servicios que hasta ahora solo se prestaban en las oficinas postales".
Gracias a la habilitación de estos dispositivos, a lo largo de 2022 se llevaron a cabo en Aragón 40.000 operaciones rurales a domicilio, de las que 20.510 se realizaron en la provincia de Zaragoza, 11.513 en la de Huesca, y 10.354 en la de Teruel.
Cartero por vocación
Desde hace 20 años, Antonio Sancho trabaja como cartero rural en la localidad zaragozana de San Mateo de Gállego. Él mismo se considera una rara avis y asegura que lo suyo es vocacional: "De pequeño observé a mi tío, que era cartero en Ontinar de Salz, y me encantó el trabajo. Me gustó, me pareció una profesión muy bonita. De hecho, a él le hice mi primera suplencia", añade.
El cartero recuerda que el comienzo no fue sencillo: "Al principio fue muy duro, mucha gente abandona, pero una vez que superas esa fase es algo que encanta".
Sancho ha encabezado en 2022 el listado de operaciones rurales realizadas en la provincia de Zaragoza, con 1.022. "Es un no parar desde las 8:00 hasta las 15:30, es un trabajo que casi se pasa la mañana sin darte cuenta", admite y señala que este reconocimiento "es una sorpresa y una satisfacción, he recibido muchas muestras de cariño".
Asimismo, el profesional destaca que se trata de una labor que la gente agradece mucho: "Este trabajo tiene el plus del cariño de la gente, la cercanía. Cualquier cosa extra que se hace por ellos lo reconocen por siete".
El mayor inconveniente, la climatología
Mari Carmen Pérez, que reparte en el municipio turolense de Calaceite, ha sido la trabajadora que más operaciones ha realizado a domicilio, un total de 915, durante el año 2022 en la provincia de Teruel.
Pérez señala que se trata de una labor que le atrae: "Me gusta, encuentro que es entretenido, haces muchas cosas y no es monótono. Repartes, clasificas, descargas el camión lo primero de todo, tratas mucho con la gente...".
A esta cartera rural cada día le toca una ruta distinta por las localidades de la comarca del Matarraña y destaca que el mayor hándicap es la meteorología: "Casi es lo peor de todo, porque se pasan muchas horas en la calle. El otro día no podíamos andar, teníamos 10 o 15 centímetros de nieve, y hasta que no pasó la máquina quitanieves, no pudimos repartir".
"Un trabajo muy gratificante"
En la localidad oscense de Albalate de Cinca, en el Cinca Medio, la encargada de llevar las cartas y ofrecer el resto de servicios a todas las casas es Sara Campos, quien lleva ya casi dos décadas en este oficio.
Campos admite que se trata de un trabajo "muy gratificante". "Disfruto muchísimo, me encanta salir a la calle y hablar con la gente. Conoces a las mamás cuando están embarazadas, luego las ves ya con sus hijos y con el tiempo compruebas cómo los peques van creciendo y yendo al colegio. Somos parte de ellos, tenemos los teléfonos de medio pueblo grabados, y si te coges un día por asuntos personales, enseguida te preguntan si estás bien o si te ha pasado algo".
Esta cartera rural coincide con su compañero Antonio Sancho en que los comienzos son duros. "A principio, casi todos los días te pasa algo. El primer día llegué a casa a las 19:00 y mi marido me preguntó si de verdad era un trabajo rentable".
Y entre las anécdotas que le han pasado en estos casi 20 años de oficio, la profesional recuerda una de manera graciosa: "Un día de verano, en pleno reparto se me rompió la sandalia. Estaba en un pueblo que tenía que repartir como fuera y no había ni una sola tienda, por lo que tuve que solucionarlo sujetando la sandalia con las gomas de reparto y acabé la tarea como pude. Hay que reinventarse", concluye.
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