Caen las bodas pero cada vez son más los que repiten: los contrayentes divorciados crecen un 5% una década

Mientras los registros muestran que la cifra de bodas en Aragón es cada vez menor, el número de contrayentes divorciados que se deciden a casarse de nuevo ha aumentado un 5% en una década. Según los datos provisionales del Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), en 2021, en la Comunidad se oficiaron 4.260 matrimonios, un 90,43% más que el año anterior (que contabilizó su registro más bajo de la serie histórica, con 2.285), alcanzando una cifra similar a las anteriores a la pandemia.

A lo largo las últimas décadas, el número de bodas en Aragón se ha ido reduciendo de forma paulatina, hasta situarse, a partir del año 2009, por debajo de las 5.000. Durante aquel ejercicio, 4.767 hombres y 4.769 mujeres (9.536 personas en total) contrajeron matrimonio. De ellas, la mayoría eran solteros, 1.091 estaban divorciados (el 11,44% del total) y 63 eran viudos. Diez años después, en 2019, último periodo del que se tienen datos representativos por las restricciones en este tipo de eventos provocadas por la pandemia, el número de cónyuges se había reducido hasta los 7.938 (1.598 personas menos). Entretanto, quienes le dieron una segunda oportunidad al matrimonio habían aumentado hasta los 1.300. 

En el lado opuesto, la tasa bruta de divorcios (que hace referencia al número de este tipo de disoluciones matrimoniales por cada 1.000 habitantes) ha experimentado un descenso durante el mismo lapso de tiempo. Si en 2009 esta cifra era de 1,72, en 2019 representaba el 1,54. En relación a la tasa nacional, los datos muestran que Aragón sigue por debajo de la media española de divorcios, que en 2019 se situaba en el 1,95.

Más mayores

En cuanto a la edad de los novios, entre los hombres, las estadísticas muestran que, si bien el primer grupo de edad se ha mantenido estable en los últimos años -el integrado por aquellos de entre 30 y 34 años-, los dos siguientes han invertido su orden. Si, en 2009, el segundo puesto lo ocupaban los novios de entre 25 y 29 años y los de 35 a 39 el tercero, en 2019 se producía al revés. En cuanto a las prometidas, las de 25 a 29 años superaban a las de 30 a 34 hace más de una década. A día de hoy, la situación es inversa.

La franja más alta de edad, la destinada a los mayores de 70, también ha experimentado un notable incremento en el número de contrayentes, pasando de los 31 hombres y 4 mujeres en 2009 a los 45 hombres y 13 mujeres en 2019.

Pero no solo han cambiado los números, también las preferencias: la mayoría de los novios en 2009 pasaron por el altar, frente a los que eligieron una ceremonia exclusivamente civil. En 2019, estos últimos triplicaban a los que escogieron la modalidad religiosa.

El matrimonio, volumen 2

Para José Pérez, reincidente en cuestiones de matrimonio, casarse ha sido, más que una cuestión romántica, un "trámite burocrático". "Cuando me casé la primera vez ya había convivido durante cuatro años con mi pareja. Lo hice porque pensábamos tener hijos y creímos que su situación sería mejor si habíamos pasado previamente por el altar -explica Pérez-. La segunda vez también lo hice por los derechos que otorga el matrimonio: permisos de trabajo, ayudas familiares, cuestiones económicas...".

Por eso, para él, no existen diferencias sustanciales entre la situación previa y la posterior a la celebración del enlace: "Salvo por las cuestiones legales, no veo ninguna diferencia entre estar casado o conviviendo". "Volví a comprometerme porque, cuando vives con alguien, me parece que es la opción más beneficiosa para ambas partes", concluye.