Publicidad
DÍA MUNDIAL

Una de cada seis personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida

En Aragón se registran entre 2.200 y 2.500 casos de esta enfermedad cerebrovascular al año, el 20% en menores de 50 años

TERESA P. ALBERO / RAQUEL PLOU /
Radiografía neurológica.
icono foto Radiografía neurológica.

Cada día, alrededor de ocho personas sufren un ictus en Aragón, lo que supone entre 2.200 y 2.500 al año. De hecho, según el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, aunque son más comunes en hombres, esta enfermedad cerebrovascular es la principal causa de muerte de mujeres en la Comunidad, incluso por delante del infarto de miocardio o el cáncer de mama. Además, los expertos vaticinan que uno de cada seis ciudadanos sufrirá uno a lo largo de su vida.

“Estaba sentada en el sofá y me fui a poner de pie cuando sentí que perdía fuerza en el lado derecho, sobre todo en el brazo. Pero lo que menos se me ocurrió pensar es que era un ictus. Ni se me pasó por la cabeza”. Es el testimonio de Eva Tello, que en 2019, cuando tenía 53 años, sufrió un ictus. Sin embargo, tardó casi 24 horas en acudir al médico y lo hizo por insistencia de sus familiares, viendo que no se recuperaba. “Cuando fui al hospital me metieron enseguida a vitales, no tuve que esperar absolutamente nada. Todo el mundo me echó la bronca, médicos, enfermeras, auxiliares… por haber tardado tanto en ir. Tuve suerte porque no me dio muy fuerte”, recuerda.

“El tiempo es cerebro”

Este viernes 29 de octubre, Día Mundial del Ictus, conviene tener en cuenta que la atención rápida y temprana es esencial para minimizar las secuelas. "El tiempo es cerebro", señala Javier Marta, jefe de la Unidad de Ictus del Hospital Miguel Servet de Zaragoza y coordinador clínico del Plan de Ictus de Aragón. El neurólogo explica que "el tiempo que pasa desde que notamos el primer síntoma hasta que llamamos al 061" –o acudimos a un hospital– "es vital", porque ese tiempo que pasa sin riego el tejido neuronal afectado va a determinar la lesión que va a dejar. "La realidad es que estamos menos satisfechos del tiempo que pasa desde que la familia llama, que del necesario para coordinar a los sanitarios", manifiesta.

En Aragón, el sistema público de salud cuenta con un plan especial para actuar lo más rápido posible, es el conocido como 'Código Ictus'. El Plan de Atención al Ictus agrupa y organiza a todos los especialistas y sanitarios necesarios para tratar a un paciente que ha sufrido un accidente cerebrovascular. "Todos los eslabones de la cadena, todo el territorio", asegura el especialista Javier Marta, quien apunta que "siempre hay un neurólogo de guardia en el hospital de referencia –Miguel Servet en Zaragoza– para atender un ictus en cualquier punto de la Comunidad".

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

En el caso de Eva, la pérdida de fuerza fue la primera señal de alarma de que estaba sufriendo un ictus. Pero los síntomas pueden ser variados, desde pérdida de sensibilidad en algunas partes del cuerpo hasta fallos de memoria o alteración en el lenguaje. Y en mujeres, también es común que tengan problemas de visión, náuseas y vómitos, vértigos y mareos o fatiga.

Por otro lado, la edad es un factor determinante, ya que es más común padecer esta enfermedad cerebral después de los 70 años, y afecta por igual a hombres y mujeres de la misma edad. Sin embargo, el doctor Marta llama la atención sobre un dato clave: "Aunque pensamos que es una enfermedad de personas mayores, lo cierto es que el 20% se dan en menores de 50 años", es lo que los médicos denominan "ictus joven". Si bien es cierto que a menor edad, más posibilidades de recuperación y más rápida, los expertos alertan del riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares si no se cuida debidamente la salud de las arterias en edades tempranas.

Tenía la tensión disparada y también fumaba. La doctora me dijo que hasta que no me bajara la tensión no me iba a dar el alta, pero al final solo estuve una semana ingresada, porque han tardado seis meses en poder regulármela”, comenta Eva.

Según el neurólogo Marta, la trayectoria de los pacientes de ictus es común en el 80% de los casos: "Entre los 40 y los 50 años empiezas con tensión arterial alta –es el factor de riesgo más importante después de la edad–, diabetes, colesterol y malos hábitos (fumar, consumir alcohol, sedentarismo...), a los 50 o 60, con las arterias estropeadas sufres un infarto y, antes de los 70, un ictus debido al mal estado en el que se encuentran las arterias cerebrales". Por ello, los médicos insisten en llevar un estilo de vida saludable.

"Visto con perspectiva hemos mejorado mucho", declara Javier Marta, afirmando que "en los últimos 20 años el número de ictus está bajando una media de un 2% cada año, y la edad media en la que se sufre ha pasado de los 70-75 años a los 80-85". A pesar de que las cifras muestran un descenso en el número de casos, el 30% de los pacientes fallecen en el primer año tras sufrir el ictus –generalmente por un nuevo infarto cerebral–, el 25% muere en los primeros 6 meses y en torno al 15% durante el ingreso hospitalario.

Proceso de recuperación

Para mejorar y recuperar las funciones es esencial una correcta terapia de rehabilitación, algo en lo que trabajan activamente en la Asociación Ictus de Aragón (AIDA), donde atienden a unas 160 personas a la semana. "Notamos que con la pandemia los pacientes llegan de los hospitales con menos rehabilitación o con nada", lamenta Miguel Lierta, presidente de la organización que da cobertura a toda la Comunidad.

Aunque este accidente cerebrovascular afecta por igual a hombres y a mujeres, las secuelas no son las mismas y se ceban más con estas últimas. Para que los pacientes recuperen su independencia –lo que consiguen el 60% de los afectados– la Asociación Ictus Aragón trabaja de forma individualizada con cada enfermo. "Hacemos una valoración inicial, una foto del paciente con la que sabemos si necesita más terapia física, neuropsicológica o logopedia", indica Lierta.

"En el centro tenemos pacientes desde los 20 años hasta más de 80, aunque los más jóvenes se recuperan mejor porque tienen más energía y suelen vivir en familias consolidadas". Algo que, por el contrario, no se da tanto en los enfermos de edades más avanzadas. "A veces, la familia queriendo ayudar perjudica, porque sobreprotege a su familiar", reconoce el presidente de AIDA: "Hay que dar amor y apoyo con una mano, y con la otra animar a ser totalmente independiente y a esforzarse para lograrlo".

“Como fue leve, me enseñaron unos ejercicios para hacer rehabilitación en casa, como recoger canicas. Poco a poco, fui cogiendo fuerza en la mano derecha y estuve como 3 o 4 meses de baja hasta que volví a trabajar. No se me ha quedado ninguna secuela”, relata Eva. Y concluye: “Es importante concienciar a la población de los síntomas para que, si les pasa, acudan al hospital lo antes posible. A no ser que sea una cosa muy evidente, si son síntomas leves sí que es bueno saber cuáles son”.