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SALUD

Astenia primaveral o cuando cambiar de estación pasa factura

No es una enfermedad, pero tiene su fundamento en algunos cambios estacionales que afectan a personas especialmente sensibles, sobre todo mujeres de entre 20 y 50 años

ARAGÓN NOTICIAS /
El cambio de estación afecta a personas especialmente sensibles.
icono foto El cambio de estación afecta a personas especialmente sensibles.

Sensación de cansancio, malestar general, falta de energía, nerviosismo, dificultad para conciliar el sueño o falta de concentración. Son los síntomas de la astenia primaveral, un trastorno adaptativo que sufren en los cambios estacionales las personas especialmente sensibles. En este caso coincide con la llegada de más cantidad de horas de luz solar, la subida generalizada de las temperaturas, el cambio de hora... del final del invierno.

La psicóloga Mónica Gorenberg considera que hay gente que es "más sensible a los cambios" que se dan en este época del año, y aunque es un "fenómeno inespecífico", sí que admite que existen un conjunto de síntomas que algunas personas pueden sentir, y que se pasan, normalmente, en un plazo de dos o tres semanas. 

El perfil al que más afecta

La experta del Colegio Profesional de Psicólogos de Aragón admite que la astenia primaveral suele afectar sobre todo a la población de entre los 20 y 50 años, y más a las mujeres, "porque se suma el componente hormonal", son más sensibles y les puede influir más "la presión atmosférica", señala. Gorenberg considera también que los niños son más propensos a padecerla: "El día se alarga y se acuestan a la misma hora que durante el invierno, pero ahora con luz, y les cuesta adaptarse". 

Las personas con patologías previas también notan habitualmente los cambios estacionales, como una enfermedad pulmonar o de tipo cardíaco. "Hay cuadros que favorecen que unos tengan el organismo menos preparado para afrontar los cambios, y les cuesta más concentrarse, estudiar, leer...", admite la psicóloga. Mantener las rutinas y una vida saludable son algunos de los consejos de la experta.

Juan Gálvez es el nombre ficticio de un vecino de Zaragoza, de 49 años, quien admite que, todos los años a finales del invierno, nota "un bajón de ánimo muy fuerte en cuanto las temperaturas empiezan a subir", y recalca que empieza especialmente a notarlo entre "la segunda quincena de febrero y la primera de marzo", que es cuando peor lo pasa. "Suelo estar un par de semanas bastante mal", resalta Gálvez. 

Para solventar estos síntomas, admite que no toma ninguna medicación para tratarse, ya que tampoco le condiciona la vida. "No hago nada más que esperar a que pase el bajón", cuenta. "Trato de rodearme de gente que tenga paciencia y me entienda", destaca. Un episodio que se le pasa "cuando se asienta la primavera", admite.