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DEL 27 AL 30 DE SEPTIEMBRE

Comienza la Fiesta del Cine en pleno auge de las plataformas streaming

Expertos del sector como Luis Alegre, Luis Lles o Jorge Puértolas reflexionan sobre la actualidad de las salas e intentan proponer soluciones de futuro: "es un problema endiablado"

ÁLEX BASCUAS /
icono foto Una sala de cine española (EP).

Vuelve la Fiesta del Cine. Dos años después, regresan las entradas reducidas en las salas. Lo hacen en un contexto en el que el consumo audiovisual en los hogares ha aumentado considerablemente tras la llegada de la pandemia y la consecuente consolidación de las plataformas de contenido online. Desde este lunes 27 hasta el jueves 30, el precio de las entradas se reduce a 3,50 euros y a diferencia de pasadas ediciones, no es necesaria una acreditación previa. Tras la última relajación de restricciones y el retorno de las consumiciones, será posible volver a disfrutar de un clásico de las salas: las palomitas. ¿Son estas iniciativas suficientes para atraer de nuevo al público y hacer frente a las horas bajas que vive el sector?

Desde este lunes, las entradas se podrán adquirir tanto por Internet como en la taquilla de los cines participantes, que en Aragón son los siguientes:

  • Zaragoza: Artesiete (Torre Outlet), Cinesa Gran Casa, Cinesa Puerto Venecia, Cines Palafox, Sala Cervantes, Cines Aragonia, 
  • Huesca: Cinemundo, Victoria (Monzón)

Hablan los expertos: ¿cómo está el sector?

El extécnico de cultura del Ayuntamiento de Huesca, Luís Lles, reflexiona sobre el panorama de estos míticos espacios y afirma que ir al cine es "un rito colectivo". Por ello, lo que está viviendo ahora mismo es, en parte, "una tragedia". Como consumidor, reconoce que, en los últimos tiempos, los cinéfilos y más acérrimos al cine de autor son los que siguen yendo. Sin embargo, cada vez están más solos en las salas o, al menos, "están mínimamente acompañados". 

"La pandemia ha hecho mucho daño, no por el tiempo de las salas cerradas sino por el hecho que mucha gente a la que le gusta el cine se ha pasado al consumo audiovisual en plataformas de streaming", ha expuesto, para después alertar del peligro de que esa costumbre se convierta en algo rutinario. En todo caso, mira al futuro con comedido optimismo: "soy un poco romántico y creo que el cine continuará".

Una persona hace uso de la plataforma de streaming Netflix (EP).

En la misma línea se pronuncia el periodista, escritor y cineasta Luis Alegre, quien asegura que las salas viven "una situación cargada de dudas y zozobra por la pandemia". Y además, como consecuencia del encierro, ha convertido en adictos a las plataformas de streaming a muchos espectadores que han dejado de ir al cine como antes, siendo "muy costoso" recuperarlos, dice. "Es un problema endiablado para el que no existen soluciones fáciles", asevera.

A juicio de Jorge Puértolas, profesional de la comunicación cinematográfica y codirector del Festival de Cine de Huesca, la pandemia ha acentuado una tendencia que estaba latente ya que, además de que se ha democratizado el acceso fácil al visionado del producto audiovisual desde los hogares, se ha perdido el acto de ir al cine como un "evento único", algo que todavía ocurre en funciones de teatro o musicales pero que en la industria cinematográfica ha perdido esa "magia". Rememora la sensación de entrar en grandes salas, con una decoración impactante y característica, y tener la sensación de estar asistiendo a un evento irrepetible, algo que no ocurre en las multisalas actuales, de un corte más aséptico. 

¿Hay esperanza para las salas de cine?

Alegre vaticina que "siempre habrá películas" pero, a su entender, es posible que las salas acaben polarizadas entre dos tipos. Una de ellas, reservadas para grandes estrenos, películas más espectaculares o familiares; y otro espacio, más propio de espacios pequeños, que estaría reservado para "el cine de prestigio, más minoritario y propio de circuitos más alternativos". Para el cineasta, en todo caso, las dudas se plantean con "películas de tamaño medio o marginales desde el punto de vista presupuestario que lo van a tener cada vez más complicado". 

Para Luis Lles, las soluciones pasarían por fórmulas que combinen la didáctica con la ofertas y promoción. Por ello, desde las instituciones públicas tendrían que promover la asistencia al cine a través de bonos como ocurre en otros sectores; seguir apostando por iniciativas como la Fiesta del Cine, o Un Día de Cine, que ha promovido en el Instituto Pirámide de Huesca el visionado de películas en las aulas para enganchar al público más joven. 

Premiere de la película ‘El buen patrón’ en la 69ª edición del Festival de Cine de San Sebastián

Jorge Puértolas defiende que "los festivales de cine sí han conseguido mantener la esencia única que han perdido las salas" y pone de ejemplo el caso de la muestra de San Sebastián, con "gente que se pelea por conseguir las entradas", o el de Valladolid, en el que los abonos se agotaron en cuestión de horas. En el caso del festival de Huesca, recuerda que fue el primer festival que motivó la apertura de salas en Europa después del confinamiento y "la gente respondió bien". Y en este 2021, ha notado que la gente tenía más ganas de asistir, con películas como 'D'Artacan y los Tres Mosqueperros' que agotaron las entradas.

"Las salas deberían buscar ese distintivo de evento único. Estamos en un momento de cambio y nadie sabe a ciencia cierta hacia dónde va la industria cinematográfica a nivel global. Pero a pesar de ser un panorama, hay que afrontarlo con optimismo", añade. 

Zaragoza era una fiesta... del cine

Este 2021 se hacía oficial el cierre de la que era por entonces la sala de cine más antigua de Zaragoza, el Elíseos. En los últimas décadas, como una vela que se consume a fuego lento, lugares emblemáticos del cine aragonés han sucumbido al impacto de las tecnologías, dejando huérfanos a los amantes de un séptimo arte que vive momentos críticos debido al impacto de la pandemia. 

Tal y como detallaba el programa 'Objetivo' de Aragón TV, la primera película grabada en España fue precisamente en suelo aragonés, cuando se grabó la 'Salida de Misa de Doce de la Catedral del Pilar de Zaragoza' en 1897 por Eduardo Gimeno. Un año antes, en el Teatro Principal, tenía lugar la primera proyección de una película, siguiendo así la estela de otros países europeos que ya estaban encandilados por aquel invento de los hermanos Lumière.

Persona haciendo una fotografía a la fachada de los desaparecidos Cines Elíseos, en Zaragoza.

Desde la primera sala estable de proyección de películas, conocida como Palacio de la Ilusión, que abrió sus puertas en marzo de 1905, hasta la última, los cines Artesiete en Torre Outlet Zaragoza, han pasado 115 años. El apogeo de la gran pantalla en la capital aragonesa llegó en la segunda mitad del siglo XX, cuando hubo hasta 35 salas abiertas.

Muchos de ellos han ido desapareciendo progresivamente, coincidiendo con la consolidación de la cultura televisiva, la llegada del VHS, el DVD y ya, en estos últimos años, las plataformas de streaming. Así, el castillo de naipes se ha ido desmoronando poco a poco con cartas de diferente palo y mismo destino: el cierre. Es el caso del cine Coso, el Actualidades, el Rex, el Venecia, el Torrero, el Madrid, el Rialto, los Renoir, el Aragón, los Cinesa Augusta o el mencionado Elíseos, que bajaba la persiana temporalmente en 2014 por reformas, pero que ha certificado su defunción este 2021.

Para el encargado de Cinesa, Javier Hoyos, "el cine solo es cine en un cine", por lo que, a pesar de la llegada de la televisión, VHS y otras tecnologías, nunca se ha consumido tanta actividad audiovisual, y el cine sobrevivirá como actividad de ocio y cultural".

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