Almetas y totones pasados por agua en la Noche de las Ánimas de Radiquero

Es víspera de Todos los Santos para unos y noche de Halloween para otros. En cualquiera de los casos, día de preparativos, sobre todo para los de pueblos como Radiquero, en Huesca. Niños, y también los no tan niños, han estado durante toda la tarde del lunes preparando sus calabazas, velas y disfraces para transformarse en almetas y totones. Una jornada pasada por agua por la incesante lluvia y por la que han tenido que suspenderse una gran parte de los actos que había programados para esta edición.

La Noche de las Ánimas es una de las actividades que este año no se ha podido celebrar debido a las precipitaciones. Las almas de los muertos permanecerán errantes un año más sin poder entrar ni en el cielo ni en el infierno, aunque alguna ha tenido tiempo de asustar a los vecinos de Radiquero este lunes. Una tradición que se celebra no solamente en Radiquero, sino en todos los pueblos de la cuenca del río Vero. También en varios puntos del Alto Aragón y del norte de España, con peculiaridades que distinguen unas y otras versiones. 

Precisamente ellos, los más veteranos del lugar, han sido los encargados de hacer las veces de cuentacuentos para transmitir a los más jóvenes las leyendas propias de estas fechas. La tradición marca que cuando una persona moría había que abrir ventanas y tapar los espejos, para que su alma no quedará atrapada. "Dejan judías fuera y son las misas que hay que hacer al difunto", explican las vecinas de este pueblo oscense a los niños que se han acercado para disfrutar de la cita.

Recuerdan que, a pesar de la coincidencia con la festividad americana, lo que celebran no es Halloween. "Realmente, el vaciar calabazas y hacer calaveras es una tradición que ya existía. Vino originariamente del área Celta, luego aquí  se importó y mantuvo con su propia forma de hacerlo", apunta Laia Espinosa, vicepresidenta de la Asociación Cultural de Radiquero.