Uno de cada cinco estadounidenses tiene un familiar muerto por arma de fuego

Uno de cada cinco estadounidenses tiene un familiar muerto por arma de fuego. Y otro tanto se ha sentido amenazado por una en algún momento de su vida. Estados Unidos es el único país, entre las naciones ricas, con un problema de violencia armada de este calibre. Al mismo tiempo, para muchos otros, tener un arma es una muestra de libertad.

Llamar a la puerta equivocada y recibir un tiro en la cabeza, ir a la escuela y tener que esconderse o asistir a una fiesta de cumpleaños y ya no volver a casa son riesgos reales en EE.UU. Una vecina cuenta que es normal, que siempre hay tiros. Vive en el barrio donde un hombre mató a cinco vecinos porque, según dijo, hacían mucho ruido. Se trata de la normalización de lo que para muchos es un problema.

"Hay que cambiar la ley estatal y reducir las armas ilegales en nuestras calles. La violencia armada mata a demasiados", pedía el alcalde demócrata de Louisville tras la muerte de cinco personas en un banco. Pero para otros, como la Asociación Nacional del Rifle, es libertad.

"Las masacres escolares no son un problema de armas, sino de salud mental. Son lunáticos”, decía recientemente Donald Trump en la convención anual de esta organización que financia a muchos republicanos y se opone a cualquier limitación del derecho a tener armas. Incluida la prohibición de venta de fusiles de asalto a civiles, que es una de las principales causas de los tiroteos masivos. Una denominación para las masacres de más de cuatro muertos, sin contar al pistolero. Tan solo en 2023, ya ha habido una veintena con más de 100 fallecidos.