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TURISMO

Viaje al centro de Aragón: cuevas y grutas para disfrutar en familia

Las Grutas de Cristal de Molinos, las Cuevas de las Güixas de Villanúa o la Gruta de las Maravillas, en Ibdes, son algunas de las opciones para disfrutar del patrimonio subterráneo de la Comunidad

ARAGÓN NOTICIAS /
La Comunidad guarda un gran número de cuevas y grutas visitables y para todos los públicos. / Canva
icono foto La Comunidad guarda un gran número de cuevas y grutas visitables y para todos los públicos. / Canva

Aragón no es solo lo que se ve, también es lo que esconde bajo tierra. La Comunidad guarda un gran número de cuevas y grutas visitables y para todos los públicos con las que disfrutar de un plan perfecto de ocio en familia. Desde la Federación Aragonesa de Espeleología, Francisco Royo, encargado del Comité de Exploraciones en la Comunidad, enumera algunas de ellas.

Bajo el Maestrazgo turolense se ocultan las Grutas de Cristal de Molinos, unas de las formaciones subterráneas más espectaculares de la región, con un desnivel de 12 metros y un desarrollo de 245. Se trata de un auténtico museo natural a través del que realizar un viaje al interior de la tierra. 

Las Grutas de Cristal de Molinos. / Turismo de Aragón

Una compleja red de pequeñas salas unidas mediante galerías repletas de estalactitas y estalagmitas forman una sorprendente cavidad que alberga, además, una gran cantidad de fauna fósil y viva. En el interior de este espacio, considerado un punto de gran interés geológico, fue descubierto el enterramiento del homínido más antiguo de Aragón: el conocido como 'hombre de Molinos'.

Las cuevas pueden visitarse durante todo el año y el precio de la entrada general es de 9 euros. 

En la provincia de Huesca, las Cuevas de las Güixas de Villanúa, situadas en el corazón del valle del Aragón y surgidas durante las últimas glaciaciones del periodo Cuaternario -hace entre 25.000 y 30.000 años-, también se encuentran adaptadas para la visita de todos los públicos. "Fue la primera cavidad que se habilitó para el turismo en Aragón hace más o menos un siglo, aunque durante la Guerra Civil se empleó con fines militares y no fue hasta los años 90 cuando volvió a ponerse en marcha", explica Royo. 

Las Cuevas de las Güixas de Villanúa. / Turismo de Aragón

Esta cueva cuenta con un desnivel de 52 metros y un desarrollo de 1.120 metros. En su interior se aprecian diversas formaciones calcáreas, como estalactitas, estalagmitas, columnas o coladas, y también consta de una chimenea, una sima que comunica con el exterior y en la que habitan murciélagos.

El precio de la entrada general es de 9 euros, puede adquirirse por internet y las cuevas están abiertas a lo largo de todo el año. 

En Zaragoza, la localidad de Ibdes alberga la Gruta de las Maravillas, formada hace más de 50.000 años a partir de los sedimentos dejados por el río Mesa. Esta cavidad consta de dos galerías, de 15 y 46 metros de longitud, y para acceder a ella hay que descender 10 metros. 

La Gruta de las Maravillas, en Ibdes. / Turismo de Aragón

El precio de la entrada general es de 2 euros y es necesario reservar de forma anticipada. 

Además de estas opciones, el espeleólogo indica que, aunque implican una mayor dificultad de acceso y solo pueden conocerse mediante visitas guiadas, también se encuentran habilitadas para el turismo las cuevas del Oso y la de Coro Trasito, en la localidad oscense de Tella; la del Recuenco, en Ejulve (Teruel); la del Romeral, en Aldehuela de Liestos (Zaragoza); la de la Sudor, en Morata de Jalón (Zaragoza); y la coveta del´aigua, en Fuentespalda (Teruel).

Por otro lado, Royo recuerda que la popular cascada de la Cola de Caballo del Monasterio de Piedra, en Nuévalos, esconde la Gruta Iris, una cueva con un recorrido de unos 100 metros y que puede conocerse dentro de la visita al parque. 

Museo Minero de Escucha

A todas estas formaciones naturales se suma también una antigua mina de carbón habilitada para ser visitada por el turista: el Museo Minero de Escucha. Como cuenta su gerente, Juan Cañizares, este yacimiento comenzó a explotarse durante la segunda mitad del siglo XIX y se mantuvo en funcionamiento hasta finales de la década de 1960.

El Museo Minero de Escucha. / M. M. E. 

Desde su apertura al público en el año 2002, el Museo Minero de Escucha ofrece a los viajeros una experiencia única para conocer las labores que los trabajadores realizaban durante su jornada habitual. Para ello, los visitantes descienden por una galería con 36 grados de inclinación a lo largo de 200 metros, con una diferencia de cota de casi 100 metros. 

La duración de la visita al museo, guiada y con plazas limitadas, es de 75 minutos. El precio de la entrada general es de 13 euros y los horarios de apertura son de martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00, y los fines de semana y festivos de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00.