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RECICLAJE

Reciclar correctamente: ni el cristal va al contenedor verde ni los juguetes de plástico al amarillo

Las dudas en la separación de la basura generan equivocaciones que repercuten negativamente en el proceso de reciclaje

IBAN ANSA /
Contenedores de reciclaje en Zaragoza
icono foto Contenedores de reciclaje en Zaragoza

¿Sabía que el cristal no se tira al contenedor verde? ¿Y que un juguete de plástico no se debe depositar nunca en el contenedor amarillo? Acciones como estas que pueden llevar a equívocos, de hacerse mal, alteran el proceso de reciclaje. "Vidrio y cristal no son lo mismo", recuerda Luis Romeo, jefe servicio de limpieza en el Ayuntamiento de Zaragoza.

El contenedor verde es exclusivamente para el vidrio, los cristales deben dejarse en los puntos de reciclaje fijos o móviles de la ciudad. "Los materiales que los componen-argumenta Romeo-, no son iguales y por tanto su posterior tratamiento en las plantas de reciclaje difieren uno del otro". 

Más complejo es acotar los residuos desinados al contenedor amarillo. Son más los productos que admite y eso añade dificultad en el usuario. "Alrededor del 20% de lo que se deposita en este container no es adecuado, porque la gente asocia el amarillo al plástico, y no a los envases", defiende Mar Sáenz, especialista de Ecoembes en Aragón. Este error genera un serio problema en el tratamiento. Las plantas de reciclaje están automatizadas y no acertar con los materiales supone ralentizar el proceso y provocar que el funcionamiento de las mismas se resienta. El plástico debe terminar en un punto de reciclaje o en el contenedor de lo genérico.

Los restos de poda tienen difícil solución

En cuanto a los restos de poda, estos también generan confusión a la hora de deshacerse de ello. Se debe diferenciar la poda profesional de la particular. En la actualidad, se ultima una ordenanza para el tratamiento de estos restos para cantidades mayores a los 240 litros. Para ellos, será necesario contactar con un gestor autorizado en su recogida. "Ahora la gente echa el sobrante de la poda donde sea", explican desde el Ayuntamiento de Zaragoza. "Y eso es una barbaridad", añaden. La recogida del material debe ser selectiva porque de ella puede salir un compost de buena calidad que de otra forma no se generaría. "Echarlo al contenedor genérico crea problemas porque los materiales son difíciles de tratar", remarca Romeo.

Ropa usada y zapatillas rotas

El textil y las zapatillas usadas tienen contenedor propio. Es de color naranja y en él se deben depositar las prendas en desuso y el calzado roto. Existen convenios entre instituciones y ONGs sin ánimo de lucro para la gestión de estos materiales. 

Los problemas crecen con los materiales voluminosos. En Zaragoza, para reciclar un sillón o mueble grande en desuso se debe llamar al 010. Así se tramita una recogida de puerta a puerta. Sin embargo, muchos de estos enseres ofrecen una gestión difícil ya que la separación de sus materiales es inviable desde las plantas de reciclaje y obliga a su descomposición en partículas pequeñas de difícil salida.

Llegan los residuos orgánicos

En este 2023 será efectiva la nueva normativa. Las ciudades de más de 5.000 habitantes tienen la obligación de hacer recogida selectiva de lo orgánico, que ahora supone el 40 por ciento de toda la basura que se genera. Esto sumará en los hogares un cubo más en el que depositar la basura. "Al final es una costumbre", reflexiona Mar Sáenz. Hacer una separación eficiente de la basura y depositarla en los contenedores correctos se convertirá en un hábito, como es "ducharse o ir al baño". "Ahora mismo -destacan desde Ecoembes-, casi todo el mundo está concienciado con el reciclaje y eso se nota en el resultado final".