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FESTEJOS POPULARES

El Pirineo roza el lleno para encarar un fin de semana en el que el Carnaval es el protagonista

Tras dos años de parón por la pandemia, localidades como Bielsa, Épila o Luco de Jiloca recuperan sus tradiciones más arraigadas que dan paso al comienzo de la Cuaresma

ARAGÓN NOTICIAS /
Los carnavales de Bielsa, Épila y Luco de Jiloca son algunos de los más tradicionales en Aragón.
icono foto Los carnavales de Bielsa, Épila y Luco de Jiloca son algunos de los más tradicionales en Aragón.

Los aragoneses cambian esta semana sus habituales atuendos para dejar paso a la imaginación. Son días de Carnaval, y en todos los rincones de la Comunidad acogen esta fiesta con una celebración personalizada. Ciudades, pueblos, asociaciones, colegios... Son muchos los esfuerzos que se depositan en esta edición, que salvo limitaciones de aforo y horarios en grandes eventos, es la que más se ajusta a la normalidad desde que comenzó la pandemia en el año 2020. Según las previsiones, esta normalidad se dejará notar en la ocupación hotelera, principalmente en el Pirineo oscense, zona en la que se concentran la mayor parte de las celebraciones carnavalescas más populares y donde esperan una ocupación que rondará el 85%. En la provincia de Teruel y su capital, el Carnaval no es tan relevante, pero confían en que este fin de semana se dé un empuje a la ocupación hotelera para cerrar el mes con una media del 50%. En Zaragoza y provincia, por su parte, hacen balance trimestral y apuntan a una estimación del 39,5% medio de ocupación.

"El fin de semana de Carnaval está muy bien a nivel de ocupación y todo el mundo está contento con ello", asegura la vicepresidenta de hoteles de la Asociación provincial de Hostelería de Huesca, Anabel Costas, que une el Carnaval y la Semana Blanca para pronosticar que será "uno de los mejores fines de semana de febrero". "Hay muchas familias que estamos viviendo de esta actividad y los beneficios son muchos para varios sectores: redunda en gasolineras, estancos, panaderías y en todas las tiendas de cada pueblecito que, con la llegada de visitantes, pueden vivir y permanecer en estos lugares", constata.

Las estimaciones de ocupación turística en Zaragoza y provincia, realizadas por Horeca Hoteles Zaragoza, podrían alcanzar un 39,5% para el primer trimestre de 2022, siendo la festividad de Carnaval uno de los fines de semana que concentra a mayor número de público dentro de este trimestre. “Somos optimistas”, declara el presidente de Horeca Hoteles Zaragoza, Antonio Presencio, en alusión a los datos y el aumento de ocupación con respecto a los años más duros de la pandemia.

Para la provincia de Teruel y su capital, el Carnaval "no es uno de los principales focos de atracción de público", destaca Isabel Esteban, gerente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo. "Siendo optimistas, y tras este fin de semana, esperamos cerrar el mes de febrero con una ocupación media de un 50%", apunta Esteban, que pronostica esta cifra en base a la modificación de la fecha en la celebración de las Bodas de Isabel, que tendrán lugar en el mes de marzo, y que ha restado visitantes en febrero a la ciudad. Pese a no ser una fecha tan destacada en Teruel, Isabel Esteban sí que anima a los turistas a disfrutar de alguno de los carnavales más singulares de la provincia, "como es el caso de la fiesta de Luco de Jiloca", argumenta.

Tres formas muy diferentes de vivir los carnavales en Aragón

El Carnaval de Bielsa (Huesca) es uno de las más representativos de Aragón y una de las fiestas más emblemáticas de este valle. Desde el jueves y hasta el domingo, curiosos personajes cargados de simbolismo inundan las calles y convierten la villa en un hervidero de música, color y diversión, pero sobre todo de raíz y tradición.

Un espectáculo que atrae cada año a cientos de personas y que hace que establecimientos como el Hostal Pañart, que Rafael regenta, cuelgue el cartel de completo. "De Aínsa para arriba está todo cogido", asegura el hostelero, que añade que "este fin de semana es uno de los que más trabajo genera en toda la zona". Los restaurantes del valle también están completos y en estos días de Carnaval, muchos de ellos aseguran, que pueden rotar hasta tres veces las mesas de sus comedores. 

Otro de los carnavales más singulares de la Comunidad es el que se celebra en Épila (Zaragoza), tanto por su tradición que acumula más de 200 años, como por ser uno de los que más días de festejos suman. En esta localidad zaragozana la fiesta comienza el día 24 de febrero, con un programa que se prolonga durante los días 25, 26, 27 y 28. Pero no contentos con cinco jornadas, los epilenses siguen la fiesta los días 1, 5 y 6 de marzo.

En el programa no faltan los desfiles, almuerzos e incluso este año incluyen un concurso de disfraces 'cutres y horteras' o 'días piratas'. No es de extrañar que haya variedad, con tanto día de fiesta. La concejal de Cultura, Sara Cortés, confiesa que el pueblo está "en plena ebullición" con la celebración de estos carnavales. "No sabíamos si finalmente los podríamos celebrar o no y, ahora que tenemos el 'sí', la gente anda como loca preparando disfraces y asaltando los trasteros", confiesa entre risas. En Épila estos días se quemará al Zaputero y todos los habitantes del pueblos se pondrán su taleguillo, un pañuelo blanco con agujeros en los ojos y la boca, que dice la tradición "impide que la gente te conozca por la calle". 

De tradiciones también se nutre el Carnaval de Luco de Jiloca (Teruel), una fiesta recuperada en el año 2003 por la Asociación Cultural Zarragones, después de que el franquismo y el éxodo de los habitantes a la gran ciudad provocasen su desaparición. David Aranda, miembro de la Comisión indica que los carnavales son muy importantes para el pueblo, ya que lo sitúa en el mapa: "Es un momento muy singular del año para todos los vecinos donde se revive esta tradición tan pintoresca".

Aquí los vermús y la música predominan en las jornadas diurnas, mientras que al atardecer toman las calles los personajes más autóctonos del municipio: los Zarragones que representan la alegría de la vida, los Diablos siempre tristes y siniestros, además de las Madamas, la versión femenina de esta curiosa festividad. Las noches de fiesta turolense concluyen con cenas y verbenas en las que no se mira el reloj y que vuelven a dar vida a unas calles y a unos vecinos orgullosos de su Carnaval.

Este año se celebra con más ilusión que nunca. "Después de estos momentos de incertidumbre se presenta un regreso con precaución pero con muchas ganas", reconoce Aranda y añade: "Ganas de volver a reencontrarse, volver a sentir el calor de los vecinos y de que vuelva esta fiesta tan característica que se recuperó hace unos años".